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Wednesday, July 08, 2015

Cualquier cosa menos policía

Cualquier cosa menos policía
Un buen número de policías quieren renunciar a sus puestos. Las promesas
que les hicieron no han sido cumplidas
miércoles, julio 8, 2015 | José Hugo Fernández

LA HABANA, Cuba. – Radio Bemba, una de las únicas fuentes de información
confiable dentro de Cuba, da cuenta de la movida que tiene lugar por
estos días, en La Habana, entre un buen número de jóvenes policías
procedentes de la región oriental, los que al parecer quieren renunciar
a sus puestos, porque las autoridades no cumplen con las promesas que
les hicieron durante el proceso de reclutamiento.

A juzgar por los testimonios (lógicamente anónimos) de algunos de estos
agentes, luego de varios años de espera, continúan sin ver las casas
propias que tendrían en la capital, según les prometieron, o los
sistemáticos aumentos salariales y las facilidades de compra, como
estímulos, de equipos electrodomésticos, entre otras prebendas que,
cuando son asignadas a las unidades policiales, quedan todas en manos de
la plana mayor. Mientras, a ellos les toca solamente la peor parte, que
es lidiar con la gente en la calle, cada día más descontenta y más dada
a delinquir, por los imperativos de la subsistencia.

Es corriente que al ir a presentar sus renuncias (que hasta ahora les
han sido sistemáticamente denegadas), estos policías se encuentren con
muchos otros que manifiestan la misma decepción y los mismos deseos.
También parecen resultar comunes sus respuestas ante la pregunta: ¿Si
renuncias, regresarás a tu pueblo? No, dicen todos. Entonces vuelven a
preguntarles: ¿Y qué vas a hacer en La Habana sin casa y sin albergue?
Cualquier cosa menos policía, resumen.

De hecho, se conoce que aun antes de renunciar, una buena parte de ellos
ya se encuentra realizando otros trabajos en forma paralela, durante el
tiempo libre, pues la carencia de la vida, más su inestable situación de
provincianos sin recursos tratando de sacar la cabeza en la capital, no
les dejan otro camino que buscar alternativas económicas, sobre todo en
el mercado cuentapropista. No todos han tenido la "suerte" de ser
ubicados como agentes del tráfico o para operar en sitios turísticos,
donde pueden recibir dinero extra por concepto de soborno. De modo que
hoy no resulta raro encontrarse aquí con camareros o vendedores
ambulantes o taxistas por la izquierda cuyo empleo formal es en la policía.

Se recordará que desde hace unos pocos años la llamada Policía Nacional
Revolucionaria (PNR) ha venido engrosando muy notablemente sus filas con
jóvenes traídos de las provincias del interior de la Isla, muy en
particular de las orientales. La demanda de empleo como policías era
cada vez más baja entre los capitalinos. Llegó un momento en que nadie
quería ser policía en La Habana. Pero, a la vez, se imponía la
necesidad, para el régimen, de aumentar continuamente las fuerzas
represivas. Sobrevino entonces el círculo vicioso: mientras más
esclerosada e injusta se tornaba la dictadura, mayor era el rechazo
popular a sus cuerpos represivos, y más continuados y desmedidos
resultaban los actos coercitivos de la policía, así que mayor era el
desprestigio de ésta ante la población, que se negaba a ser utilizada
como punta de lanza, a pesar de que le prometían solvencia económica por
encima de la de cualquier profesional.

Es justo en medio de esta coyuntura cuando entró en juego la renovación
y engrosamiento de las filas de la PNR con grandes contingentes de
jóvenes, muy pobres (así que mayoritariamente negros y mestizos),
traídos desde el interior de la Isla.

Siglos atrás, el poder colonial de España había acudido a una
alternativa muy parecida, con la creación del Batallón de Pardos y
Morenos. También la dictadura de Fulgencio Batista lo hizo, pero para
engrosar su ejército en tiempos críticos, reclutando entre menesterosos
campesinos a los tristemente recordados "Casquitos".

Sin embargo, los del Batallón de Pardos y Morenos, aprovechando la
oportunidad que les brindaba el propio poder para estar juntos e
intercambiar criterios bajo circunstancias legales, lograron organizarse
y conspirar contra la corona española. Los "Casquitos" se distinguieron
por su abulia como soldados y su falta de disposición combativa. Mucho
tuvieron que ver, como se conoce, con el gran ridículo que hicieron las
tropas de Batista ante el Ejército Rebelde. En tanto, los flamantes
centuriones de la actual policía habanera manifiestan en masa su apuro
por abandonar el barco cuando obviamente hace aguas. También se sabe que
una numerosa porción entre ellos se preocupa por dejar en claro la
disparidad de su actitud con respecto a los miembros de la policía política.

El poder hegemónico se comporta siempre como uno y el mismo a través de
la historia, no obstante alguna sustancial diferencia. Pero igualmente
las víctimas responden ante la manipulación del poderoso con reacciones
afines o muy parecidas, a pesar del largo transcurrir del tiempo y la
disimilitud de épocas o sistemas.

Source: Cualquier cosa menos policía | Cubanet -
http://www.cubanet.org/destacados/cualquier-cosa-menos-policia/

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