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Thursday, April 04, 2013

Cuba sí, yankis también

Cuba sí, yankis también
Jueves, Abril 4, 2013 | Por Tania Díaz Castro

LA HABANA, Cuba, abril, www.cubanet.org -Uno de los intelectuales
latinoamericanos que más ha incomodado al régimen castrista fue el gran
poeta chileno Nicanor Parra, cuando propuso cambiar la frase de Fidel
Castro ¨Cuba sí, yankis no", por ¨Cuba sí, yankis también¨.

A Parra, uno de los mayores poetas hispanoamericanos del siglo XX, y del
XXI, le llaman ¨El Anarquista de la Poesía¨. Ya en 1954 era famoso con
su libro Poemas y anti poemas, saturado de personajes anti heroicos, de
humor negro, sarcasmo e ironía en contraposición con la poesía
tradicional. "Un caso literario interesante y paradójico, una pequeña
cápsula explosiva que sorprende", así lo definió el intelectual Jorge
Edwards en sus inicios, aunque Parra llegaría a ser mucho más que eso.

En 1959, simpatizó con los primeros hippies de Nueva York, ciudad que lo
había deslumbrado años antes. Luego quiso ver con sus propios ojos el
socialismo real, así que viajó a la República Popular China, y
posteriormente a Cuba, donde se convirtió en un invitado oficial del
gobierno revolucionario.

Como buen francotirador de ventanas indiscretas, descubrió que los
poetas cubanos se habían enquistado en la poesía edulcorada más
tradicional, por lo que necesitaban ayuda. Se brindó para ofrecer un
seminario donde explicó la necesidad de modernizar la literatura, para
que pudiera hablarse más de lo humano, de la hondura del hombre actual
de su tiempo.

En 1965, ofreció su seminario sobre anti poesía en el amplio y frío
despacho de Nicolás Guillén, presidente de la Unión Nacional de
Escritores y Artistas de Cuba. Éramos una veintena de asistentes,
sentados alrededor de Parra, ansiosos por escuchar en qué se basaba su
teoría de la anti poesía. No nos ayudó en mucho a cambiar nuestros
viejos cánones poéticos, pero al menos nos mostró su estirpe de artista
neto y de hombre iconoclasta, que no se dejaba domar ni aun por lo que
más le gustaba: la poesía.

Pero eran tiempos muy difíciles, como diría el poeta Heberto Padilla.
Fácilmente se caía en desgracia bajo el socialismo. Así le ocurrió a
Nicanor Parra cuando se supo en La Habana que quería cambiar la famosa
frase acuñada por el dueño de la Isla caribeña, cuando, durante una
visita turística a la Casa Blanca, el chileno le aceptó un té a la
esposa del presidente Nixon y unas galleticas de almendra al propio jefe
de Estado.

Fidel Castro se sintió ofendido y Parra dejó de ser uno de sus invitados
oficiales mejor tratados. En realidad, no fue Parra el perdedor en esa
historia, sino Castro y el socialismo, al perderlo a él. De cualquier
modo, si fue socialista alguna vez, como buen dialéctico, descubrió lo
malo y lo peor de estos regímenes dogmáticos y extremistas.

En 1969, la Casa de las Américas editó por primera y última vez una
selección de su poesía, con prólogo de Guillermo Rodríguez Rivera,
quien pronosticó que la obra de Parra podía convertirse en una nueva
retórica. Fue así. La anti poesía no sólo influyó en los jóvenes del
continente, sino incluso en Pablo Neruda, con su Extravagario, quien no
dejó de admirarlo y de destacar ¨el follaje singular ¨ de su colega.

Para entonces ya Parra había ingresado en el club de los excluidos del
castrismo. Tantos fueron los miembros de este club que resulta imposible
mencionarlos a todos.

Nunca más el autor de Versos de salón visitó Cuba. En 2009, dos años
antes de recibir el Premio Cervantes, no aceptó una invitación del
Ministerio de Cultura de Cuba para participar de la Feria del Libro de
ese año.

Dicen que en su Chile querido, convertido en un niño viejo, duerme en
una silla junto a Violín, su perro guardián, y que sonríe a solas cuando
recuerda sus pecados de juventud.

http://www.cubanet.org/articulos/cuba-si-yankis-tambien/

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