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Monday, October 17, 2011

LA RESPONSABILIDAD CON LA LIBERTAD DE CUBA

LA RESPONSABILIDAD CON LA LIBERTAD DE CUBA
17-10-2011.
Arturo G. Dorado
Delegado de la Unión Liberal Cubana. Londres

(www.miscelaneasdecuba.net).- Estamos reunidos aquí para debatir sobre
la responsabilidad para proteger. La primera palabra del tema que nos
ocupa ya revela la esencia de la cuestión, responsabilidad. Es decir, la
dimensión ética de la acción humana, de la acción política.
Responsabilidad significa elección, una toma de posiciones ante el hecho
ineludible de que el mal, el sufrimiento aparecen siempre frente al
destino de cada hombre o mujer, de cada partido, institución o colectivo
humano.

Los liberales nos basamos en una creencia, la creencia en la libertad. Y
esta creencia no puede probarse de una vez y por todas como algo
definitivo, sino que en última instancia se sostiene en una fe, en eso
que no tenemos mejor palabra para nombrar que el espíritu humano.

Pero pese a que no hay una confirmación última de que la libertad es un
destino necesario de la humanidad, los hechos han demostrado con creces
que es infinitamente mejor vivir en sociedades libres que en sociedades
autoritarias y cerradas. Y en esa confirmación, en esa fe, la
responsabilidad de los liberales del mundo con la democracia y la
libertad encuentra su fundamento y su fuerza.

Asumimos entonces que la libertad es una elección primaria e
irreductible a otras consideraciones, que los valores de la libertad no
están constreñidos a un determinado grupo, a una cultura o una religión,
sino que son intrínsecos a la esencia humana, que son aplicables para
todos y que los seres humanos tienen la capacidad de elegir entre el
bien y el mal, es decir, creemos en la responsabilidad humana.

Cada generación se enfrenta con esa responsabilidad, con la ineludible
encrucijada de escoger entre el bien y el mal, de que aun cuando sus
intereses o comodidad personal le tienten a la inacción, el grito del
sufrimiento humano, el clamor por la libertad de los hombres les emplaza
a tomar posiciones.

Otros partidos, otros grupos o asociaciones podrán permanecer en
silencio, y aun colaborar con quienes conculcan la libertad, con quienes
matan, reprimen y limitan la expresión de su propios pueblos; los
liberales no podemos hacerlo, no podemos traicionarnos a nosotros
mismos, eludir la responsabilidad con aquellos, dondequiera que sea, que
estén luchando, y en ocasiones muriendo por la libertad; no podemos
olvidar que la libertad continúa siendo una de las más grandes y
sagradas aspiraciones de la aventura humana.

En estos momentos en Cuba se ha desatado una ola de represión sin
precedente en los últimos años. Según el más reciente informe de la
Comisión Cubana pro Derechos Humanos, en el pasado mes de septiembre
hubo cerca de 600 arrestos por motivos políticos, la cifra más alta en
treinta años.

En estos momentos mujeres indefensas, sin más armas que su valor,
vestidas de blanco, y con flores en las manos, están siendo golpeadas
salvajemente, arrestadas, acosadas, intimidadas, vejadas; ciudadanos
pacíficos están siendo encarcelados y atacados por el único delito de
atreverse a expresar su descontento ante el desastre que se vive en
Cuba; y en estos momentos también, como en tantos otros de nuestra
reciente historia, la respuesta internacional ha sido el silencio.

En estos momentos pues la responsabilidad para proteger, para defender
la libertad, la responsabilidad de los que creemos que la libertad y la
democracia son mejores modos de vidas que el despotismo y la dictadura,
está siendo puesta a prueba en Cuba. Se está probando si los liberales
del mundo somos capaces de alzar la voz por quienes dando la máxima
medida de su devoción se niegan a sostener el absurdo y la desgracia de
la nación cubana, o si la cobardía, los intereses, la mentira son los
que predominan.

Y cuando hablamos de Cuba no estamos hablando de una pequeña isla
enfrentada a las presiones de los Estados Unidos de América como intenta
hacer creer la propaganda oficial; no, estamos hablando de un gobierno
que por más de cincuenta año le ha negado masivamente a sus ciudadanos
los derechos básicos, les ha negado la libertad.

Estamos hablando de un sistema que convirtió a una de las naciones más
prósperas de América en una de las más pobres, desesperanzadas y
miserables del continente. Un sistema que ha encarcelado, matado,
reprimido, dañado de forma terrible a sus propios ciudadanos.

Estamos hablando de un gobierno que promovió , apoyó y financió el
terrorismo internacional, que directamente es responsable de la
subversión que en América latina costó decenas de miles de muertos en
los años sesenta, setenta y ochenta del pasado siglo; un gobierno que se
ha vinculado con cuanta dictadura y barbaridad política ha ensombrecido
y continúa ensombreciendo el panorama internacional; hablamos de un
gobierno que puso al mundo al borde de la peor catástrofe de su historia
después de la Segunda Guerra mundial, la crisis de los misiles de 1962;
un gobierno que ha defendido a ultranza a un dictador como Mohamar el
Gadafi y que recientemente ha expresado sin ambages su apoyo
incondicional a las atrocidades que están ocurriendo en Siria. Estamos
hablando en fin de un totalitarismo, del mal que significa el
totalitarismo comunista.

El daño que el totalitarismo ha hecho a la humanidad está más allá de la
descripción; el totalitarismo, el comunismo, envilece, reseca, agosta la
vida de las sociedades que tienen la desgracia de padecerlo; es como
dijo una amiga socióloga que vive en Cuba, un ataque radical al alma. Y
aquí está la perversión, la lesión más terrible a las sociedades que
viven bajo el comunismo, porque el mal del totalitarismo trasciende en
mucho la mera violencia física. Es la lenta destrucción de los hombres,
la conversión de la inmensa mayoría de quienes lo padecen en meros
sujetos sin capacidad de asumir el rol de ciudadanos; ese mal que logra
ocultarse, que es tan difícil de comprender para los que siempre han
vivido en libertad, y que lentamente obra su destrucción y degradación
por generaciones enteras.

Muchos de los aquí presentes han vivido bajo una dictadura comunista.
Podrán recordar la sensación de irrealidad, de pesadilla de la vida bajo
el comunismo, y podrán recordar también la desesperante sensación de
soledad, el miedo como una constante de la vida. Podrán recordar la
ansiedad con que se esperan las noticias de afuera, la decepción y
desmoralización que produce el silencio que a menudo rodea las
atrocidades que comete el sistema, la doble moral, la hipocresía y la
rendición de la mayoría cuando ya le han matado la capacidad de
resistir. Y particularmente podrán recordar la extrema importancia que
tiene el apoyo del exterior, el único que muchas veces impide la
desesperación, la represión sutil o brutal, la rendición y en ocasiones
la muerte.

Pero la fe que sostiene la aspiración de la libertad subsiste en medio
de la noche del totalitarismo. Aunque la mayoría acepte su destino,
aunque la degradación moral y espiritual sea la norma en las sociedades
comunistas, esa fe en la libertad logra que pese a todo se mantenga la
esperanza.

No obstante dicha fe necesita del sustento exterior para poder
sobrevivir, crecer y triunfar. Quienes están intentando hacer que la
libertad vuelva a ser una realidad en Cuba necesitan del apoyo de las
democracias del mundo, saber que el mundo libre les tiende la mano, que
los desmanes de la represión no encuentran un silencio cómplice y que
los demócratas del mundo, y entre ellos especialmente los liberales,
asumen su responsabilidad con la defensa sin concesiones de la libertad.

Desde esa responsabilidad ineludible, esa responsabilidad esencial a la
mera existencia de los liberales, quiero entonces pedir el apoyo para mi
país.

Como delegado de la Unión Liberal Cubana, en nombre de nuestro
presidente, Carlos Alberto Montaner, vicepresidente de la organización
que nos reúne ahora, y como ciudadano cubano, les pido que se emita una
resolución de condena a la represión contra los que de forma pacífica
están defendiendo la libertad en Cuba.

Les pido además a los representantes de los partidos liberales aquí
presentes que hagan llegar a sus gobiernos su preocupación por la
situación que se vive en Cuba, y que soliciten a sus respectivos
parlamentos que emitan mociones de condena a la represión contra quienes
en Cuba están tratando de que la libertad sea una realidad y no sólo una
aspiración, quienes se oponen al totalitarismo comunista.
Y especialmente quiero pedirles a los liberales británicos su apoyo. El
Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda del Norte, la cuna de las ideas
liberales, no puede, no debe asistir pasivamente a las violaciones de
los derechos humanos, al absurdo y destrucción en todos los órdenes de
la sociedad que de la vida en Cuba. Ahora aquí, bajo la sombra de
tantas grandes personalidades que hicieron posible que la idea de la
libertad se extendiera por el mundo, le pido al partido Liberal
Demócrata británico que no deje solos a los cubanos.
L
es pido que como miembros de la coalición en el actual gobierno de su
majestad Isabel II, le hagan llegar al Primer Ministro y al resto del
gabinete en el poder su preocupación por la violencia que están
sufriendo los demócratas cubanos. Que le soliciten al Secretario del
Exterior que instruya a la embajadora del Reino Unido en la Habana para
que le brinde todo el auxilio posible a los luchadores por la libertad
en Cuba .

Les pido también que presenten en la Cámara de los Comunes una moción
para que se someta a votación una resolución de condena contra la
represión que se está viviendo en Cuba, y para que quede claro ante el
gobierno cubano y ante la opinión pública internacional que el Reino
Unido no tolera ni permanece en silencio ante la falta de libertad, la
dictadura que por más de 50 años hemos sufrido los cubanos.

Es absolutamente necesario y adecuado que se haga esto ahora. No se debe
esperar a que la represión cobre más víctimas, no se debe permitir que
más hombres y mujeres sigan siendo encarcelados, perseguidos y
ultrajados, que a una nación se le prive de la posibilidad de
incorporarse a la comunidad de democracias del mundo por el capricho y
la obstinación de quienes no tienen otro objetivo que sostenerse en el
poder a cualquier costo.

Aquí está la esencia de la responsabilidad con la libertad, con la
creencia que constituye la razón de ser de los partidos liberales.
El apoyo a los demócratas cubanos no una cuestión que deba seguirse
dilatando, quienes luchan por la libertad en Cuba, quienes sufren la
desgracia de vivir bajo el comunismo, necesitan con urgencia del auxilio
de los liberales del mundo, y necesitan de ese auxilio no dentro de un
año, no dentro de un mes, sino ahora, en este momento, en esta hora.

Necesitan que de una vez por todas el mundo libre asuma la
responsabilidad con la libertad en Cuba.
Nota: El documento fue presentado el la reciente reunión del Comité
Ejecutivo de la Internacional Liberal celebrado en Londres el 24 y 25 de
octubre.

http://www.miscelaneasdecuba.net/web/article.asp?artID=33960

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