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Wednesday, October 19, 2011

La censura silenciosa

La censura silenciosa
Miércoles, Octubre 19, 2011 | Por Leonardo Calvo Cardenas

LA HABANA, Cuba, 19 de octubre, www.cubanet.org -A fuerza de ser sincero
debo decir que no me sorprendí al conocer el testimonio de una
trabajadora de la radio de la capital, quien razonablemente prefirió
conservar el anonimato, que relató cómo, de buenas a primeras, "de
arriba" y sin más explicaciones llegó la orden de no volver a trasmitir
la música del cantautor Pablo Milanés a través de las emisoras
nacionales, municipales o locales.

Lo llamativo del asunto es que muchos de los que deben ejecutar la
orden, como es el caso de la joven testimoniante, desconocen totalmente
las razones o causas que avalan tan radical determinación. El caso es
que en esta hora de la interdependencia global y el tiempo real, Cuba
vive muchas veces de espalda a su propia realidad.

Una parte considerable del pueblo cubano desconoce que en días pasados,
a su paso por los Estados Unidos, el renombrado músico cubano volvió a
hacer fuertes y meridianas críticas al sistema vigente y las practicas
del poder en el país, Pablito llegó incluso a pronunciarse abiertamente
contra la violencia desatada sobre pacíficos opositores, en especial las
Damas de Blanco, victimas del recurrente diseño de terrorismo de estado.

El famoso cantautor no evadió temas o medios para expresar abiertamente
sus criterios y posiciones, lo cual desató la reacción de algunos
personajes y voceros castristas que desde ambas orillas atacaron los
pronunciamientos del genial músico. Particularmente álgida fue la
polémica establecida con ese dechado de frustraciones y resentimientos
que responde al nombre de Edmundo García, un comunicador que pertenece a
esa pequeña fauna de inadaptados que viven de defender, sin un asomo de
crítica, a un sistema en el que les fue imposible vivir y utilizan
mezquinamente los espacios y mecanismos de la democracia para justificar
y respaldar un poder que hace mucho tiempo envió a las mazmorras de la
intolerancia a esa libertad de que ellos disfrutan.

Esa es precisamente la diferencia esencial entre la transparente
honestidad de Pablo Milanés y la acomodaticia amoralidad de estos malos
cubanos que convalidan y respaldan los traumas y penurias que se
abstienen de compartir. Por suerte el castrismo desde el exilio es solo
el refugio de una docena de fracasados que son tan dignos de lástima
como de desprecio.

Por su parte Pablito, que siempre regresa a Cuba, no se esconde para
admitir los valores que todavía reconoce al sistema o para afirmar que
aunque en algo no concuerde con las Damas de Blanco rechaza abiertamente
el degradante atropello de sus manifestaciones pacíficas.

El gobierno cubano, que se abstuvo de hacer públicas al interior del
país las declaraciones del cantautor y sus contradictores, ahora
responde con su viejo recurso de la censura para castigar a un artista
que ha llevado la imagen de la cultura y la revolución a los más
encumbrados escenarios del planeta.

Hoy que con frecuencia escuchamos que Cuba y su gobierno apuntan al
cambio y la apertura, hoy que se habla de la intolerancia cultural de
las décadas de los sesenta y setenta como algo del pasado, esta reacción
contra un artista de la dimensión y el renombre de Pablo Milanés
constituye la inequívoca demostración de la incapacidad de las
autoridades cubanas para marchar al ritmo de los tiempos y convivir con
la diversidad y el pluralismo natural que caracterizan cualquier
sociedad moderna.

Con esta censura silenciosa aplicada al renombrado músico los
gobernantes cubanos dejan claro que no están preparados para el debate y
si para ensayar nuevas formas de terrorismo de estado, puesto que todos
los artistas de la isla, cada vez más inquietos e incómodos, al ver
arder las altas bardas de su vecino Milanés, pueden poner las suyas en
remojo y seguir escondiendo criterios y sentimientos.

elical2004@yahoo.es

http://www.cubanet.org/articulos/la-censura-silenciosa/

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