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Sunday, October 16, 2011

Adiós, Laura

Obituario

Adiós, Laura
Orlando Luis Pardo Lazo
La Habana 16-10-2011 - 12:32 am.

'Era lógico que la política se desplazara al vientre vacío del barrio, a
una mujer cubana en su cocina cubana cacharreando la comida cubana que
llevaría en jabitas de nylon cubano a su marido cubano, preso acaso de
por vida.'

Laura Pollán. (ORLANDO LUIS PARDO LAZO)

En un país donde los políticos son peleles de un Hegémono histriónico
cuya fidelidad está en fase de extinción, era lógico que la política se
desplazara al vientre vacío del barrio, a sus ovarios moribundos de
tedio y horror, a una mujer cubana en su cocina cubana cacharreando la
comida cubana que llevaría en jabitas de nylon cubano a su marido
cubano, preso acaso de por vida en una cárcel cubana.

En un país donde la oposición y el periodismo independiente están ya no
solo infiltrados, sino que funcionan de facto como la filial más secreta
de la Seguridad del Estado, por donde se canaliza y controla la rabia
consuetudinaria o contrarrevolucionaria de este pueblo, era lógico que
el espíritu contestatario reencarnase al margen de cualquier disidencia
y su ristra de denuncias digitales.

En un país donde lo último que pasó en las calles, en enero de 1959
(hace ya medio siglo o medio milenio, paleohistoria infranacional), fue
la estera eterna de un tanque atestado de barbudos con sus carismáticas
armas, era lógico que la ilusión del mañana se anunciase ahora a pie, ya
sin cañón de futuro ni cargas cómplices para matar bribones (bastó con
unos pocos zapaticos blancos, casi descalzas, como en la peor poesía
patria).

En un país que sigue siendo de puertas adentro un coto claustrofóbico
contra la palabra, con ministerios inercialmente acéfalos y policías
acéfalamente inerciales, donde la sospecha es sinónimo de sobrevivencia
y la mentira es la única razón remanente de Estado, era lógico que
resonara la mudez de un gladiolo empinado en alto, espadita flamígera y
efímera, pétalos baratos por cuenta propia, flores decapitadas de
domingo en domingo como un sacrificio de amor (ese sentimiento tan arcaico).

En un país donde el protagonismo es penado (solo la masa amorfa es
legítima), en un país emparedado entre un presente precario y la noción
de que solo la guerra a muerte es fraterna, donde el exilio es tenido y
tratado como una enfermedad (dolencia a la que hipócrita y no
hipocráticamente todos aspiran), en un país personalista incluso a
posteriori del culto a la Máxima Personalidad (Alma Pater), en un país
cauterizado de civilitud y donde el mal se materializó con rango
constitucional, es lógico que las mejores almas se mueran o las hagan
morir (bajo la lupa indolente de la mofa mayoritaria).

Adiós, Laura, Dama de Blanco.

En Cuba quien ponga en voz alta la tentación de que al final sí existe
la tierra prometida, ha de asumir el precio impronunciable de no poder
habitarla. Cuba como cadalso. Quien se arriesgue aquí a asumir la verdad
de su biografía, estará cavando su propio evangelio en paz. Cuba como
complot. La realidad oficial es Una y la demagogia no puede permitirse
el lujo de pluralizar su discurso decrépito. Cuba como cosmos
inconmovible. Triste tragedia interminable.

En las gargantas envilecidas de nuestros compatriotas, en el aire
viciado como un spray socialista subyugante de cara al idilio de la
izquierda internacional, en las fotos feas de los verdugos de tramoya y
en los anónimos asesinos por un sueldo también de tramoya, en la
solidaridad secreta y en la tímida simpatía, en las marchas amateurs
(abiertas como brechas en una ciudad desquiciada totalitariamente por un
poder tan despótico como popular), en la desmemoria de nuestra
mezquindad íntima (así en la Isla como en su diáspora), en la vergüenza
inverosímil de nuestros descendientes, aquí y allá quedará el eco de los
insultos con que no les dio tiempo a lapidarte.

Como nación en trance de desaparición, te debemos la imposibilidad de
pedirte perdón en vida. Cuba como condena perpetua. Nosotros, los
sobremurientes.

Adiós, Laura, Damísima de Blanco.

http://www.ddcuba.com/cuba/7534-adios-laura

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