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Sunday, February 01, 2009

La herencia colectiva

Olga Connor
Publicado el domingo 01 de febrero del 2009
OLGA CONNOR
La herencia colectiva

Los cubanos del exilio estamos muriendo y nuestras lápidas aparecen en
los cementerios de este país. Algunos de manera anónima, otros, figuras
públicas: políticos, como Jorge Mas Canosa; economistas y hombres
cívicos, como Luis J. Botifoll; figuras de las artes, como Lydia Cabrera
y Heberto Padilla; músicos, como Celia Cruz, y ahora, nuestra pianista
Olguita Díaz. ¿Perteneceremos al lugar dónde yacen nuestros muertos?

Sobre los héroes idos se gestaban historias orales en la antigüedad:
leyendas épicas de guerreros, romances de amadores, obras religiosas de
los asuntos de fe. Eran cuentos alimentados por la imaginación tanto
como por los hechos reales. En esas memorias, luego escritas, quedaron
las vidas que dieron aliento a los pueblos. Después llegó la historia
científica, no imaginativa, basada en documentos, no ficciones.

Este exilio cubano que no tiene patria fija, posee un repositorio de
nuestros documentos y memorias en Miami. Se llama la Cuban Heritage
Collection (Colección de la Herencia Cubana) de la Biblioteca Otto
Richter de la Universidad de Miami. Dirigida por Esperanza de Varona y
con la asistencia de varias colaboradoras, entre las que se encuentra
una fiel asistente a nuestros proyectos de investigación, la bibliógrafa
Lesbia Orta de Varona, la Colección muestra este semestre una exposición
indicativa de lo que se puede archivar para documentar la historia. La
labor de estas bibliotecarias nos reconforta. No en cenizas, sino a la
luz, se perpetuarán nuestras memorias. Han sido muchas veces dolorosas,
y otras, generadoras de orgullo y alegría, tanto en lo creativo como en
el sacrificio.

En esta oportunidad, la exposición es de tesoros del pasado colonial:
Treasures from the Colonial Period in Cuba. Patrocinada por Total Bank,
en la apertura se invitó a los Amigos de la Colección de la Herencia
Cubana, que colaboran en su mantenimiento y otras actividades. De Varona
invita a todos los interesados a verla en sus salones. Pero es el grupo
de historiadores el que recibe beneficios incomparables, como la
investigación reciente del profesor de la Universidad de Puerto Rico
Gabriel Figueroa, sobre documentos de José Miró Cardona, para el libro
de su padre Miguel Figueroa. Esa obra y otros artículos y trabajos de
tantos estudiosos, basados en los archivos de la Colección, son posibles
por las donaciones que hacen los familiares de los que fallecen, o los
propios coleccionistas, que se los donan en vida.

Esta exposición muestra en realidad tesoros, como el libro que donó
María A. García Carrera-Jústiz: Los ingenios, colección de vistas de los
principales ingenios de azúcar de la isla de Cuba; El texto redactado
por Justo G. Cantero, las láminas dibujadas del natural y litografiadas
por Eduardo Laplante (impreso en la litografía de L. Marquier, La
Habana, 1857). Es un libro raro codiciado por los coleccionistas. Lo
ideó y produjo un terrateniente rico, el doctor Justo Germán Cantero.
Otros incitan al historiador: la disputa del obispo Bartolomé de las
Casas con Juan Ginés de Sepúlveda, por defender a los indios, después de
presenciar la horrible masacre de indios el 15 de agosto de 1550. Esta
es la primera edición hecha por Domingo de Soto en Sevilla, en 1552, y
es de la Colección de Ramiro Casañas. Para los bibliófilos, la
publicación inicial de La edad de oro, en 1889, volumen I, número 3, de
José Martí. Y para los políticos, la copia de un documento firmado por
José Martí el 26 de marzo de 1892, que suscribe los consejos para fundar
el Partido Revolucionario Cubano, donado por Grace y Florentino Pina.•

olconnor@bellsouth.net

http://www.elnuevoherald.com/olga-connor/story/370631.html

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