2007-08-01.
Silvio Benítez, Coordinador para las Provincias Occidentales del Partido
Liberal Nacional Cubano
Escuchar historias tapiadas, amargas como la hiel, son las de muchos
cubanos. Esas son historias de muchas de las víctimas del castrismo, que
le ha arrebatado de un cuajo a un sin fin de familias cubanas sus seres
más queridos, jóvenes indefensos llenos de ilusiones radiantes y
fantasías, depositando su alma en el frenesí renovador del hombre nuevo,
pero inconscientes y traicionados por la vil doctrina comunista.
Un régimen paranoico, con sus absurdas leyes, violador de lo más
universales derechos humanos, creando prácticas abominables para aterrar
e imponer a sus anchas su utopía marxista-leninista, ante aquellos
novatos adolescentes, perpetuando en sus almas pinceladas desgarradoras,
degradando su poca autoestima, llevándolos incluso a intentar contra sus
moribundas vidas, provocando mutilaciones, envenenamientos, crisis
nerviosas agudas, hasta llegar al suicidio.
Varios de aquellos jóvenes terminaron sus vidas traumatizados por los
trabajos forzosos degradantes e injustos, a la medida de no reconocer su
propia identidad. Todo un calvario agonizante e insólito, languideciendo
sus condenas en celdas tapiadas e insalubres, recibiendo el ultraje
mediático de funcionarios del régimen inescrupuloso e inhumanos, negando
tozudamente el paradero o existencia a los familiares dolientes, al
extremo mísero de no respetar el dolor ajeno y recibir como respuesta
final el féretro dentro de una gaveta fría.
Estos jóvenes, víctimas de una tiranía desmedida, satánica y perversa,
ha mantenido por espacio de media centuria el luto y pena en las
familias cubanas, marchitando el corazón de sus progenitores los que
hasta la fecha deambulan por las calles cubanas, esperando el regreso a
casa de aquellos seres que jamás volvieron.
Estos fragantes, horrendos e injustos crímenes todavía perduran bien
latentes a la espera de adjuntarse nuevos cadáveres, si no toman el
camino de sumergirse en la obediencia sumisa, ante el yugo y bota del
verdugo (en jefe) y toda la piña de parásitos aduladores. Si no que lo
cuenten todos aquellos que por gracia divina de Dios salieron airosos y
con un poco de salud de la jaula leninista de nombre Ganusa.
http://www.miscelaneasdecuba.net/web/article.asp?artID=10998
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