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Thursday, April 27, 2006

Nuevo estres a la cubana

SOCIEDAD
Nuevo estrés a la cubana
Hugo Araña

MATANZAS, Cuba - Abril (www.cubanet.org) - Mi vecina (y quien no es mi
vecina) está "a la viva". Y cuando digo "a la viva" es porque desde hace
un tiempo un nuevo estrés cayó sobre ella, como un relámpago.

La mayoría de las madres cubanas transitan contra su voluntad por una
nueva angustia. Todo se inicia al levantarse. Aún sin asearse corren
directamente y a una velocidad envidiable para cualquier atleta de
pista, con el propósito de mirar el contador eléctrico. Mi vecina (y
quién no es mi vecina) se ha graduado de supervisora del gasto de la
electricidad en su hogar. Y aún con los ojos legañosos controla lo que
se gastó de corriente el día anterior. Y no es rara la mañana que todos
los vecinos, incluido el comentarista, escuchen su grito de asombro por
lo consumido. Mi vecina puede competir con cualquier soprano cuando
lanza a los cuatro vientos su nota más aguda: un ¡Ñoooooooooo! de pecho.

Alarmada, planifica de nuevo y exhaustivamente lo se podrá gastar
durante ese día, a qué horas. Para ella (como para muchos) este tipo de
ahorro actúa sobre su vida, y le trae un nuevo dolor de cabeza de los
muchos que padece como ama de casa.

Racionaliza hasta el extremo de planificar qué se va a encender o no en
su hogar. Vigila cuando alguien en la casa deja una luz encendida, el
fogón eléctrico, o la olla. Motivo suficiente para organizarle un mini
acto de repudio, y no por asuntos políticos, al "derrochador". Mi vecina
(y quien no es mi vecina) es posible que sea condecorada por el
Comandante en Jefe en el mismísimo palacio presidencial.

La vigilancia se acentúa sobremanera cuando llega la hora de meterse en
la cocina a inventar la comida con lo poco que tiene disponible, aunque
ahora dispone de olla arrocera eléctrica que sirve para hacer de todo, y
de la hornilla, último modelo made in China. Y le falta por adquirir el
calentador eléctrico.

Mi vecina no puede quejarse. Transita por el desarrollo. Sin embargo,
los kilovatios aumentan. La cuenta sobrepasa lo estipulado, por mucho
que racionalice. Y se aterra mi vecina cada mañana. "¡Hay que ahorrar
más!" -se desespera. Por lo tanto, dispuso que su familia pasara un
curso intensivo propio para murciélagos, y así podrá moverse por la casa
en medio de la oscuridad, con el propósito de no herir más el precario
presupuesto familiar.

¡Ah!, y de calentar agua para el baño, nada. El agua fría es buena para
los músculos.

La implacable tarifa eléctrica anunciada por el Comandante acecha sin
contemplación y hay que atenerse a los altos precios de la energía.

Una mañana, cuando tocaron y abrió a la puerta se topó con el cobrador
de la luz y allí se quedó frita, cuando vio la cantidad que tenía que
pagar. Por poco mi vecina muere de un infarto al constatar que su plan
de ahorro había fracasado. Y sin poder más, exclamó fuera de sí, sin
importarle que todos la oyeran:

"¡Para qué tantas ollas eléctricas si nos han subido la tarifa! Cada vez
que a este hombre se le ocurre una idea, lo que hace es jodernos más
todavía".

Si mi vecina (y las que no lo son) continúa así, el día menos pensado
irá a descansar al Panteón de los Héroes.

http://www.cubanet.org/CNews/y06/apr06/26a8.htm

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