MANUEL DÍAZ MARTÍNEZ POETA Y PERIODISTA
«Cuba es una tiranía totalitaria, aunque Sabina defienda a Castro con un
fusil»
El escritor nacionalizado español, que acude el 3 de mayo a las Jornadas
de Poesía, habla de su nuevo libro y de sus experiencias vividas antes
de exiliarse a Canarias en 1992
ÁLVARO SÁNCHEZ R./LOGROÑO
«Cuba es una tiranía totalitaria, aunque Sabina defienda a Castro con un
fusil»
Hay un algo de belleza primordial en la obra poética y periodística de
Manuel Díaz Martínez. Su sintaxis despejada, su verbo claro aún cuando
insulta; su manera y su tempo al razonar lógico y calmoso -hasta cuando
está de los nervios- a través de lo abigarrado del alma y las relaciones
humanas con el verso, la prosa (como en sus extraordinarias memorias,
'Sólo un leve rasguño en la solapa', publicadas en 2002 por la editorial
riojana AMG), o en sus múltiples artículos. Todo ello tira de la manta
de una inteligencia contumaz. Y acaso ésta es la culpable de que en su
obra, finalmente, se desparrame la belleza, el humor, la ternura... Con
una maestría elemental y, al mismo tiempo, deslumbrante. Este escritor
'hermanado' con Logroño ha dejado este año otra muestra de su talento en
'Paso a nivel', donde vuelve a registrar su sello en poemas
imperecederos: 'Mal tiempo' 'Aprendiendo a vivir', 'La noria de la
memoria' Aunque el poemario es algo «triste y canoso», y pese a las
inclemencias políticas y la erosiones del vivir, el mineral humano de
MDM todavía brilla purísimo. El 3 de mayo presenta en Logroño, junto al
gran Raúl Rivero, y otro cubano ilustre: Rafael Alcides. Palabras mayores...
-Usted ha escrito 'Podrá no haber poetas/ En cuyo caso tampoco habrá
poesía'... Pero, ¿podría haber poesía sin belleza, tiempo, sufrimiento,
injusticia... y todo ese 'no se sabe qué' del que ustedes, los poetas,
dejan constancia?
-No,porque la poesía es todo eso, y más; todo eso y más sentido, pensado
y expresado por un poeta.
-El poeta no miente -o sea, no fabula- para engañar, sino para hacerse
entender. Las mentiras quieren iluminar verdades.
-Tiene la culpa la sociedad actual -consumista, neurótica, voraz... y
todo eso que se dice- de volvernos malas personas?, ¿o es al revés? ¿El
mundo hace malo al hombre, o el hombre hace malo al mundo?
-Su pregunta no me extraña porque nos hemos puesto hipercríticos con
Occidente, tanto, que nos hemos llenado de complejos insensatos que
están a punto de hacernos pedir perdón por existir. Las sociedades
desarrolladas de Occidente no son perfectas, pero sí las más libres y
dinámicas.
«Enemigo torpón»
-Y en Cuba, ¿de quién es la culpa de la carestía, de la dictadura de
Castro o del embargo de EE UU?
-Dulce María Loynaz lo dijo de un modo impecable: el problema de Cuba es
interno. Castro tiene en EE UU a un enemigo torpón y su más entusiasta
proveedor de coartadas. Por cierto, últimamente vende a Cuba muchas cosas.
-¿Y por qué se fue usted de Cuba?
-Prácticamente obligado... Un grupo de intelectuales cubanos firmamos en
1991, en La Habana, una manifiesto demandando reformas. Nos acusaron de
agentes imperialistas y nos castigaron. A mí me expulsaron de las
organizaciones de escritores y periodistas y me quitaron el trabajo. Mi
situación era insostenible y decidí emigrar. Al final, en 1992, tras
meses de denegarnos salir a mi mujer y a mí, nos dieron 48 horas para
ello. Sólo pudimos sacar ropa y unos libros. Nada de dinero.
-Al menos a usted no se atrevieron a hacerle un 'acto de repudio'. ¿En
qué consisten esos 'actos'?
-Son agresiones públicas verbales y físicas a disidentes -y sus
familias- cometidas por grupos de civiles dirigidos por la policía y el
Gobierno, que pueden durar horas. El acto de repudio es una forma de
terrorismos de baja intensidad, de origen fascista, que la dictadura
castrista presenta como una «acción incontrolada del pueblo indignado».
Las Brigadas de Respuesta Rápida, aparentemente proletarias, van armadas
de tubos metálicos y bates de béisbol, y su misión es reventar a
ciudadanos contrarios al régimen.
-Cuéntenos más cosas acerca de la dictadura revolucionaria.
-En un país que sólo permite un partido -y criticar a él o a su líder se
castiga con cárcel-, sólo hay prensa oficial, se debe pedir permiso para
salir y regresar, puedes ser encarcelado sin cargos ni juicio todo el
tiempo que el Estado quiera, se aplica la pena de muerte a voluntad del
líder. En fin, donde hay un Gran Hermano cuya palabra es ley, eso es
Cuba: una tiranía totalitaria. Y esto es así, aunque Joaquín Sabina se
compre un fusil para defender a Castro.
-Lo dice dolido. Aún existe condescendencia de algunos intelectuales
hacia Castro, ¿no es así?
-En la intelectualidad española, Castro cuenta con un nutrido grupo de
partidarios. Me duele ver allí a creadores que admiro, como Sabina. Los
hay que van a Cuba, con todos los gastos pagados por el régimen, a
quejarse de la falta de libertad de expresión en España, lo cual no deja
de ser pintoresco. Fuera de España pasa otro tanto. Ahí están Saramago,
Soyinka, Grass, Harold Pinter, por citar a 'superstars'. Pinter defiende
a Castro y a Milosevic, lo que no impidió que la Academia le diera el
Nobel, el mismo que negaran a Borges por los elogios que le dedicó a
Pinochet. Los académicos se hacen los suecos cuando el dictador
defendido es de izquierda.
«Máquina de matar»
-Conoció personalmente al Che. Su opinión sobre él no es buena.
-Un hombre que dijo que el revolucionario debe ser «una fría máquina de
matar», que recomendó el terrorismo para movilizar a los campesinos
bolivianos que no querían saber nada de él ni de su guerrilla, que se
hartó de fusilar hombres en la Fortaleza de La Cabaña... no puede ser
santo de mi devoción. Si es un mito del siglo es porque muchos sólo
conocen la boina con la estrella.
-Oiga, enhorabuena por su concesión de nacionalidad española.
-Gracias. Creo que nunca regresaré a Cuba. Aquí soy libre y estoy con
mis hijas. Por muchas razones, para un cubano España es el país menos
extranjero que existe.
http://www.elcorreodigital.com/vizcaya/pg060423/prensa/noticias/Rioja/200604/23/VIZ-RIO-126.html
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