Cuando oigo hablar de revolución energética
Por Oscar Sánchez Madan
Bitácora Cubana, 23 de abril de 2006 - Matanzas –
Cada vez que oigo hablar de revolución energética en Cuba, me acuerdo
del gobernante Fidel Castro. Del hombre que desde hace medio siglo
conduce nuestra nación por un camino de incertidumbres. Fue él, quien
desde su posición de jefe del ejército rebelde, brazo armado que derrocó
en 1959 a la dictadura de Fulgencio Batista, se apoderó en la década del
60 de todos los recursos del estado cubano. Recuerdo cuando en 1973
culpó a los Centros Estatales de Producción de ser los primeros
responsables del despilfarro de electricidad en la isla. En aquel año
dijo: “Una gran parte de los despilfarros de electricidad corren a cargo
de las administraciones y de las despreocupaciones en la cuestión del
ahorro de la energía eléctrica”.
Sus gigantescos planes electroenergéticos me han recordado siempre a
Pinocho, a Alí Babá y a los 40 ladrones, a Caperucita Roja, y al Camarón
Encantado. ¡Cuánta fantasía dilapidada! ¡Cuánto sacrificio en vano!
Pocos hablan ya de las miles de toneladas de combustible que recibió de
la desaparecida Unión Soviética; nadie quiere pensar en la fenecida
central electronuclear de Juraguá, Cienfuegos: aquel coloso que murió
antes de nacer por la falta de previsión del gran hermano, que me
perdone George Orwell, quién pudiera perdonar al gran líder si después
de tantos fracasos, como aquel de intentar crear un hombre nuevo, que se
encargara de construir el comunismo, hoy anhela revolucionar en pocos
años lo que su dudosa revolución destruyó en cinco décadas de mala
administración e ineficiencia económica.
No recordarlo sería como ignorar los pasados y presentes cortes del
servicio eléctrico, la inestabilidad del voltaje, el calor sofocante por
la inutilidad de los ventiladores, la oscuridad y los mosquitos de
siempre. ¡Cómo olvidar las protestas de la gente!, ¡los gritos de “ABAJO
Fidel”!, las bromas picantes, ¡cómo pasar por alto la gran estafa que ha
sacrificado la venta a la población, por el Estado, de equipos
electrodomésticos defectuosos a precios exorbitantes!.
Nadie debe olvidar al jefe supremo porque sería como olvidar el
incremento abusivo de las tarifas eléctricas, los contadores de
electricidad disparados, los bolsillos vacíos. Cómo no recordarlos
precisamente ahora que recibe abundante petróleo de Venezuela, luego de
15 años de miserable periodo especial.
Cuando oigo hablar de revolución energética, me acuerdo, como no, de los
trabajadores sociales, de sus inesperados asaltos a las ineficientes
gasolineras estatales, del inusitado reemplazo de cientos de
funcionarios y empleados supuestamente corruptos, que no les fueron
fieles al inigualable líder.
Cada vez que oigo hablar de revolución energética, me acuerdo de los
conceptos cambio y transición, yo por encima de todo amo a mi patria, a
mis hermanos, a mis amigos, a mi madre, y a José Martí
http://www.bitacoracubana.com/desdecuba/portada2.php?id=1886
No comments:
Post a Comment