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Monday, November 21, 2005

Guerra a la venalidad cotidiana

CORRUPCIÓN-CUBA:
Guerra a la venalidad cotidiana
Por Dalia Acosta

LA HABANA, 18 nov (IPS) - Una campaña gubernamental contra la corrupción en Cuba intenta frenar el desvío de recursos, los robos en empresas estatales y el abuso de poder, y podría cerrar aún más los pequeños espacios abiertos a la iniciativa privada.

"En esta batalla contra el vicio no habrá tregua con nadie, y las cosas se llamarán por su nombre", advirtió el presidente cubano Fidel Castro la noche del jueves durante un acto trasmitido en vivo por la televisión nacional.

Castro aseguró que los "paladares", restaurantes privados aparecidos en la década de los años 90 del pasado siglo y considerados entonces una concesión necesaria en tiempos de crisis, podrían desaparecer.

En la "mira" están también los llamados "almendrones", taxis colectivos privados que satisfacen una parte importante de la demanda de transporte público en la capital de Cuba, que en los últimos meses aumentaron sus tarifas.

"Hay muchos taxis sin licencia, los precios están altísimos y todo el mundo sabe que los dueños suelen comprar el petróleo o la gasolina en el mercado negro, pero hacen mucha falta", opinó Raiza Pérez, ingeniera de 47 años.

Como a muchos habitantes de Cuba, a Pérez no le "queda más remedio" que viajar en "almendrón" varias veces a la semana o comprar algunos productos de primera necesidad en el mercado negro, sabiendo de antemano que son robados.

Especialistas consultados estiman que el déficit de productos y servicios y los altos precios, tanto en pesos cubanos como en divisa, se convierten de hecho en un estímulo al robo y a los negocios ilícitos.

El discurso de Castro sucedió a reportes de prensa de esta semana, según los cuales la Agencia Central de Inteligencia (CIA) de Estados Unidos estima que el mandatario de 79 años sufre de mal de Parkinson y su salud podría deteriorarse severamente.

El presidente se refirió a la cantidad de veces que sus enemigos hicieron circular rumores sobre su estado de salud y aseguró que si en algún momento llegara a sentirse incapacitado mental o físicamente, dejaría el poder.

A poco más de un año de una caída accidental que le provocó serias lesiones en un brazo y una pierna, el presidente cubano habló de pie durante más de seis horas y aseguró que se encuentra "mejor que nunca" y con "más voluntad que nunca".

De acuerdo con Castro, la revolución cubana nunca podría ser destruida desde afuera, pero sí por la propia población de la isla, si se permiten determinados vicios. "O vencemos el problema o morimos", alertó el presidente.

Un contingente de 28.000 trabajadores sociales que tomó como por asalto las gasolineras hace alrededor de un mes podría invadir las farmacias, las tiendas de ventas en divisas y los hoteles en busca de diversas irregularidades.

Sólo con la intervención en el sistema de distribución de combustible y en los puntos de venta se detectaron robos millonarios. Las pérdidas del Estado podrían ser de casi la mitad de los ingresos en este rubro.

"Pronto se descubrió que lo que se robaba era tanto como lo que se contaba. Se robaba casi la mitad y en algunas ocasiones más de la mitad", aseguró Castro.

El mandatario se refirió a quienes ganan 40 ó 50 veces más que un médico por la venta ilegal de gasolina, de productos sustraídos de los puertos, de negocios en las tiendas recaudadoras de divisas o en las instalaciones hoteleras.

En esta cadena se involucran no sólo los empleados de servicios sino jerarcas y funcionarios de dirección que toleran o se benefician directamente de los negocios ilegales.

La ofensiva contra los llamados "nuevos ricos" se veía venir desde el pasado año, cuando en medio de una severa crisis energética, el mandatario se refirió al excesivo gasto de electricidad de determinados sectores de la población.

En su "batalla anticorrupción" el gobierno ha intentado controlar las acciones ilegales de funcionarios estatales y eliminar el robo de contenedores enteros de mercancías en los puertos que se desvían al mercado negro.

Un operativo policial fue iniciado la semana pasada en los mercados agropecuarios de la capital, inaugurados en 1993 y en los que rige la ley de la oferta y la demanda.

El alcalde de la ciudad, Juan Contino, aseguró al semanario provincial Tribuna de La Habana que se habían decomisado 78 toneladas de alimentos y detectado 36 camiones cuyos dueños no habían cumplido sus cuotas de entrega al Estado.

Según las leyes cubanas, los pequeños agricultores y las cooperativas agropecuarias pueden llevar sus productos a los mercados libres, una vez cumplidas las ventas comprometidas al Estado.

La ofensiva dio pie de inmediato a un desabastecimiento en los mercados agropecuarios de la capital, que no se compensa con la escasa oferta de los establecimientos estatales a precios controlados.

De acuerdo con Castro, las medidas dirigidas a eliminar las desigualdades y frenar el enriquecimiento de ciertos sectores intenta crear una "sociedad enteramente nueva" de conocimiento y cultura, opuesta a "una sociedad de consumo".

(FIN/2005)
 

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