Cuba: Problemas de propiedad, empresas agropecuarias y moralejas
diciembre 30, 2014
Rogelio Manuel Díaz Moreno
HAVANA TIMES — La sociedad cubana ha vivido, de manera particularmente 
intensa, el conflicto de sistemas sociales. Para empezar, a partir de 
1961, el gobierno afirmó construir y representar el socialismo. 
Actualmente, ese mismo gobierno realiza un programa de reformas que, 
sostiene, es para actualizarse y lograr que el socialismo sea "próspero 
y sustentable".
Los observadores maliciosos pueden señalar que, como parte de la 
actualización, se han rescatado políticas y elementos que existían 
normalmente en el pasado. En cierto momento, estos elementos como el 
mercado, la inversión extranjera y la empresa privada se proscribieron, 
como nocivas para el nuevo sistema y el nuevo ser humano en formación. 
Aún más maliciosamente se puede señalar que parte de la intelligentsia 
oficialista ha asimilado el comentario del ex presidente, Fidel Castro 
Ruz, sobre la supuesta tontería de creer saber cómo construir el socialismo.
Otros observadores han criticado severamente el supuesto carácter 
socialista del sistema cubano. Estos señalan que no basta con que los 
medios de producción no pertenezcan legalmente a individuos particulares 
para reclamar un carácter socialista. Si estos medios son administrados 
por una casta reducida de personas, agrupadas alrededor de los aparatos 
del Estado; si esta casta se comporta de modo discrecional y no es 
cuestionable ni removible por los trabajadores; si el fruto del trabajo 
es igualmente administrado de manera opaca por las mismas élites; si 
como resultado de lo anterior se reproducen las desigualdades de a 
niveles de vida y peso socio político de los seres humanos, lo que se 
manifiesta es solo otra forma de capitalismo y explotación, argumentan.
El carácter estatal de las empresas, en estas condiciones, reproduce la 
enajenación en la clase proletaria igualito que en el capitalismo. No 
por gusto, políticos y filósofos oficialistas se han roto la cabeza 
todos estos años, y se lamentan de que los trabajadores, 
mayoritariamente, no llegan a sentir como suyos los medios de 
producción. Algunos resultados incómodos de esto son el desvío 
entusiasta de recursos por casi todo el que puede, y el desinterés de 
los demás trabajadores por impedírselo.
El gobierno ha montado, en estos decenios, innumerables campañas morales 
y políticas. Ha realizado cualquier cantidad de experimentos. Ha 
intentado trabajar mediante las estructuras administrativas, el Partido, 
los sindicatos… con el mismo estéril resultado. Como cabía prever, añado 
yo, dado un conocimiento elemental de los principios de la economía 
política y el marxismo.
El caso de la agricultura es paradigmático, en este sentido. 
Posteriormente a la Reforma Agraria de 1959, una gran cantidad de 
tierras se agrupó en las llamadas Granjas estatales. Estas pertenecían, 
por supuesto, al Estado, y eran administradas rígidamente por la 
burocracia del Ministerio de la Agricultura.
Según las idealistas concepciones de Fidel, estas empresas "de todo el 
pueblo" eran lo más socialista del mundo, allí se forjaba el Hombre 
Nuevo, se trabajaría desinteresadamente por el bien colectivo, etcétera. 
Los obreros y obreras de esos espacios tendrían la mayor productividad. 
Se harían responsables y sentirían un gran sentimiento de propiedad 
sobre los medios de producción de tierras, maquinarias, instalaciones y 
recursos empleados en la producción. Tales empresas prosperarían y 
ofrecerían al país grandes riquezas en alimentos y otros productos.
La realidad, impertinente como siempre, no le dio la razón. Las Granjas 
de Todo el Pueblo batieron cada record imaginable de improductividad, 
derroche y desvío de recursos. Con el declive de la subvención estatal, 
sus terrenos se cubrieron de marabú, incluso antes de que los 
trabajadores las abandonaran en masa.
En 1994 se crearon entonces las Unidades Básicas de Producción 
Cooperativa (UBPC), un mal intento de ofrecerles autonomía y algún 
sentido de propiedad a sus trabajadores. Se le pusieron tantas trabas 
burocráticas a las supuestas autonomías que, en la práctica, siguieron 
las mismas desastrosas tendencias. Baste mencionar que, siendo 
supuestamente núcleos cooperativos, el presidente del colectivo era 
impuesto por los niveles superiores. Los obreros en la base seguían sin 
la capacidad de determinar por sí mismos qué producir, cómo hacerlo, a 
quién venderle, de quién comprar…
En el 2012, se proclamaron una serie de medidas para fortalecer las 
UBPC. Estas se dirigían a rectificar los problemas de su concepción en 
1994, ofrecerles verdadera autonomía y lograr finalmente el sentido de 
propiedad de los trabajadores. Probablemente todavía sea pronto para 
evaluar a cabalidad los resultados, pero tenemos moralejas interesantes 
entre manos.
Una metáfora posible es considerar las empresas industriales cubanas muy 
parecidas a esas unidades agropecuarias, cubiertas de variedades más 
bien urbanas de marabú. La nacionalización de los años posteriores a 
1959 las convirtieron en ese oxímoron de cosas "de todo el pueblo", pero 
subordinadas rígidamente a la burocracia estatal.
Ninguna medida o experimento posterior ha sido ejecutada con la 
suficiente sabiduría y valentía como para reconocerle, a los colectivos 
de trabajadores, derechos de propiedad. En parte, estos últimos han 
oscilado varias veces entre el centro y la periferia de la cadena de 
mando, pero sin alterar la lógica vertical y autoritaria. Incluso, 
existe la disposición para cedérselos al capitalista extranjero y, quién 
sabe, si al nacional. Nunca a la clase obrera local, nunca a los únicos 
capaces de protagonizar el régimen social socialista.
El carácter de la propiedad de los medios de producción es el elemento 
determinante en el sistema social, como bien dijeron Marx, Carlos, y 
Grullo, Pero. Y la propiedad descansa en el ejercicio de los derechos de 
propiedad, no en abstractas declaraciones de superestructuras político 
administrativas. Ahora que nos abrimos a una etapa nueva, pletórica de 
incertidumbres, vale la pena cuestionarse cómo se manifiesta este tema.
Source: Cuba: Problemas de propiedad, empresas agropecuarias y moralejas 
- Havana Times en español - http://www.havanatimes.org/sp/?p=102058
 
 
No comments:
Post a Comment