Demasiadas expectativas en un extraño deshielo
diciembre 26, 2014 2:36 pm·
Cuba actualidad, Arroyo Naranjo, La Habana, (PD) Los mandamases me 
tildaron de desviado ideológico y pro-yanqui desde que era un 
adolescente melenudo y hambreado. No tanto porque fuera demasiado 
rebelde y preguntón como por mi enfermiza adicción a la música americana 
que oía clandestinamente en la WQAM y otras emisoras de radio de la 
Florida. Aquella música del enemigo robaba demasiado espacio en mi mente 
a las consignas que me repugnaba repetir.
Para colmo, amante como era de la literatura norteamericana –Hemingway y 
Faulkner eran mis dioses tutelares- a la hora de elegir carrera entre lo 
poco que había para escoger, me dio por estudiar el idioma del enemigo. 
Hasta que me recordaron que la universidad era "solo para los 
revolucionarios".
No sirvió de atenuante que nunca me diera por irme de Cuba y que nunca 
me haya dejado deslumbrar por el consumismo capitalista. Como si me 
persiguiera una maldición, cada paso de mi vida los mandamases y sus 
jefecillos y chivatos lo asociaron invariablemente con los norteamericanos.
En los años 90, confirmé su veredicto en mi contra cuando mis 
disidencias, que ya eran francas oposiciones, me llevaron a unirme al 
periodismo independiente. Preferí enfrentar a la policía política y 
exponerme a la cárcel que auguraba la Ley 88 antes que seguir callado y 
aguantando. Tenía que desahogarme y estar en paz conmigo. Si no, hubiese 
reventado de rabia y de tristeza.
Debí suponer que automáticamente me calificarían de mercenario al 
servicio del gobierno norteamericano.
Ahora que están a punto de restablecerse las relaciones diplomáticas 
entre los gobiernos de Cuba y Estados Unidos, me asombran las exageradas 
expectativas de los castristas más acérrimos con los vecinos del Norte.
Nunca sospeché que el aprecio de los yanquis les importara tanto.
Es como si creyeran que sin tener que hacer la más mínima de las 
concesiones, olvidados de las leyes de la economía, la historia y la 
lógica humana más elemental, solo por el reconocimiento norteamericano, 
y si acaso un futuro levantamiento del embargo-bloqueo, todas sus más 
caras fantasías y delirios se harán realidady lograrán salir del 
atolladero en que se metieron por su tozudez, ineficiencia y soberbia.
Ya deben tener preparadas las banderitas de las barras y las estrellas 
que agitarán jubilosos, en el aeropuerto y a lo largo de la Avenida de 
Rancho Boyeros, para recibir al Secretario de Estado John Kerry.
Parece que de tan contentos y emocionados, los devotos del castrismo 
olvidaron que Che Guevara les advirtió -indicando con la puntica del 
dedo siempre presto a apretar el gatillo- que "en el imperialismo yanqui 
no se puede confiar ni un tantito así".
Sería interesante que el Comandante escribiese algo y logra que 
entendamos qué opina al respecto, si esta es por fin la conclusión de 
aquella guerra particular suya contra los Estados Unidos que juró en la 
Sierra Maestra, inspirado, entre otros agravios, por una bomba made in 
USA que no llegó a explotar.
Luego de la alocución del 17 de diciembre del general Raúl Castro, 
varios vecinos e incluso parientes me han preguntado qué va a ser ahora 
de los opositores. Convencidos como están por la propaganda oficial de 
que somos marionetas del Tío Sam, creen que nos desvaneceremos a un 
chasquido de sus dedos.
Lerdos que los han vuelto, no sé si habré logrado convencerlos con mis 
explicaciones.
A todos les he explicado, luego de darles mis valoraciones de este 
extraño deshielo en el que parece haber gato encerrado, que en mi caso, 
del gobierno norteamericano solo recibo –y agradezco inmensamente-la 
hora y media de conexión a Internet que me conceden una vez a la semana 
en la SINA, porque obviamente no dispongo de suficiente dinero para 
colocar mis trabajos en la red de redes en los bastante caros y nada 
seguros centros de navegación de ETECSA.
Espero que los periodistas independientes no perdamos el acceso a 
Internet cuando la SINA se convierta en embajada. Pero si así fuese, ya 
inventaremos…
Si mis preocupados allegados no me creyeron, no importa. Ya lo creerán 
cuando comprueben que hagan lo que hagan o no hagan los Estados Unidos, 
los opositores al régimen, que nos hemos ganado el derecho a soñar el 
futuro de la patria en democracia, seguimos aquí. Como siempre.
Para Cuba actualidad: luicino2012@gmail.com
Source: Demasiadas expectativas en un extraño deshielo | Primavera 
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