Cuba, permiso para cantar
RAÚL RIVERO Madrid Actualizado: 02/09/2014 13:48 horas
Miércoles: Que se peleen los músicos
La dictadura cubana, que durante mas de medio siglo ha controlado con
rigor militar las salidas al exterior de los artistas, administra, con
la misma vocación de cabo de guardia, la autorización de los regresos y
diseña el modelo de las visitas que pueden realizar a su país natal
quienes decidieron vivir lejos del comunismo.
Los expertos en tánganas sociales, los maestros de la fragmentación y el
desapego le han pasado a la vanidad, a la nostalgia y a otros
complicados asuntos humanos la polémica sobre sí un artista que se vio
obligado a abandonar su país por la intolerancia, la persecución y la
violencia del régimen, debe ir a trabajar en un escenario para su
publico natural.
Ése es el tema que enfrenta en estos días al compositor y cantante
Pancho Céspedes, que vive hace mas de 20 años en Cancún, México, y al
legendario saxofonista Paquito D'Rivera, que se quedó en España en 1981
y reside exiliado en Estados Unidos.
Céspedes fue invitado a La Habana por el guitarrista Leo Brouwer para
que actúe a finales de este mes en un concierto de música de cámara y el
autor de 'La vida loca' declaró enseguida que se siente muy halagado y
que volverá a cantar en Cuba tras 24 años de ausencia.
El cantante y compositor, que ha recibido con anterioridad permisos para
visitar su país en viajes privados, opina que ahora se producen cambios
positivos que le "dan opción a la gente para resolver sus problemas".
La noticia de la próxima actuación del popular artista en territorio
cubano produjo una reacción inmediata de su compatriota D'Rivera. El
famoso jazzista escribió una nota que empezó con timbre de humor porque
dijo que convidar a Céspedes a un concierto de música de cámara "suena
tan absurdo como llevar a Brouwer a una feria de cumbias a Manizales".
El clarinetista cambió el tono. Afirmó que el episodio de la invitación
está disfrazado de "un apoliticismo falso e hipócrita; Leo, Pancho -y
todos- saben que cada artista nacional o foráneo de mas o menos
prestigio que se presente en la arruinada isla [sabe que] su imagen será
siempre usada para dar credibilidad al decrepito régimen castrista".
D'Rivera escribió que Brouwer padece de un agudo narcisismo profesoral y
tiene un afán eterno por congraciarse con los jerarcas del régimen.
En el comentario del saxofonista se reconoce el derecho del cantante a
opinar sobre la realidad cubana y los supuestos beneficios de las
pequeñas aperturas que ha hecho el Gobierno. "Parece que para Céspedes",
explica D'Rivera, "vender tu propio ascomovil, rentar a extranjeros un
cuartucho de tu propia casa, poner una fonda que sirva lo que el Estado
te permita o abrir un timbiriche para rellenar fosforeras irrellenables
o matar piojos a domicilio es un símbolo inequívoco de progreso
económico. Gracias, Raúl, debió haber añadido".
A pesar de que hace más de 20 años que salió de Cuba, recuerda D'Rivera,
Céspedes es un producto de aquella "bazofia ideológica" y, por eso, no
puede comprender que cada teatro, hotel o restaurante que visite ha sido
una propiedad robada a sus legítimos dueños y sus familias sin ningún
tipo de retribución.
Los funcionarios de la dictadura, que asistirán con aires de inocencia
al concierto de Céspedes, son testigos silenciosos y felices del
encontronazo entre artistas. Ellos sólo tienen que decidir a quiénes
dejan cantar en Cuba y en qué momento. Y mantener actualizadas las
listas negras de los que no pueden decir dentro de su país ni una palabra.
Lunes: Perdido en las dos selvas
Tenía un hermano poeta y otro torero, pero Victoria Santa Cruz no quería
ser famosa; a ella le interesaba que en su país y en el mundo se
conociera la importancia de la cultura que sus ancestros llevaron de
África para mezclarse con la de los pueblos originarios y con la
española. Por eso trabajó hasta esta semana, cuando falleció en Lima con
91 años.
Fue compositora, diseñadora, cantante, folklorista y profesora, fundó
grupos de danzas afroperuanas y corrió medio mundo con los espectáculos
que organizaba para dar una visión integral de la cultura de su querido
Perú.
Su hermano poeta, Nicomedes Santa Cruz, fue su aliado y su cómplice en
esos empeños; y del torero, Rafael, conocido como La Maravilla del Toreo
Negro, recibió sólo la fama y el cariño. Inició su carrera artística en
1959 en el grupo folclórico Cumanana y sus canciones más populares en
Perú y en otras zonas de América latina son 'Ven a mi encuentro', 'A que
mueven la cola', 'Con el ritmo del tambor', 'Las lavanderas', 'Landó',
'Callejón de un solo caño', 'Promesas', 'Mononga la tamalera' y 'Me
gritaron negra'.
Lúcida, expresiva, profunda con sentido del humor y una visión abierta
del criollismo y la cultura popular, Victoria Santa Cruz solía decir que
comenzó "trabajando como una negra por la cultura negra" y terminó en la
lucha a favor de la familia humana.
Hallaba el origen de su pasión por la música y la cultura negra en el
ámbito normal de su casa familiar, con 10 hermanos y las inclinaciones
por las artes que sentían sus padres. Según Victoria Santa Cruz, "en la
mesa del comedor, después del almuerzo o la cena, los domingos y los
días de fiesta, acostumbrábamos a tamborilar sobre la mesa porque eso es
una suerte de necesidad. Hacíamos combinaciones rítmicas sin saber que
existía un continente africano".
Pero África existía y, con esa familia, estaba presente y viva en el Perú.
Source: Cuba, permiso para cantar | cultura | EL MUNDO -
http://www.elmundo.es/cultura/2014/09/02/5405ae7a22601df4528b4579.html
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