HOLGUÍN, Cuba, 24 de septiembre (Giorge Delgado Pérez / www.cubanet.org)
- Luego del paso del huracán Ike por Gibara "el cuartico está igualito",
como dice la letra de un viejo bolero. De la ayuda prometida por el
gobierno a los damnificados sólo se han visto unas cuantas planchas de
fibrocemento.
Por otra parte, se venden productos al mismo precio que antes del
desastre, y el salario alcanza apenas para comer. El 30 por ciento de
la ciudad permanece sin electricidad. Y aunque la propaganda oficial
habla de camiones cargados de materiales de construcción, comida, leche
y otros alimentos, la población se pregunta a dónde van a parar, porque
a Gibara no ha llegado nada. Fidel Castro sólo preguntó si el huracán
no había afectado al Parque Eólico, que se construyó hace algunos meses,
pero no se preocupó por el daño que causó a miles de casas, donde la
gente lo perdió todo.
"Los cubanos tenemos que sobrevivir con ciclón o sin él, y con el
huracán que azota al país hace cincuenta años" –expresó un ciudadano.
El gobierno, a pesar de las penurias de la población, se niega a recibir
ayuda de su vecino más cercano, aunque para la mayoría de los cubanos,
la ayuda, en estas circunstancias, siempre es buena, no importa de dónde
venga. Y Gibara la necesita con urgencia.
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