Donde todo es ilegal
Tania Díaz Castro
LA HABANA, Cuba - Diciembre (www.cubanet.org) - La idea de esta crónica
me la dio sin querer el escritor norteamericano Gore Vidal, cuando de
visita en La Habana en días pasados expresó a la prensa cubana que "todo
es ilegal e inconstitucional en el Gobierno de Estados Unidos."
Este crítico de la sociedad estadounidense, a la que califica de
hipócrita, después de haber fustigado duramente también a la clase
política de su país a través de su obra, se presentó como candidato al
Congreso y no tuvo éxito.
Hoy, quien sabe si cansado y despechado, viene a Cuba, un país carente
de libertades y se reúne con una reducida parte de los intelectuales
cubanos para hacerles saber que ha podido valorar cómo este país "se
esfuerza por crear un nuevo sentido humanitario", refiriéndose a las
misiones médicas que se envían al extranjero.
Todo parece indicar que este novelista, ya octogenario y procedente de
un país democrático, no está al tanto de la falta de libertades que
sufre la población cubana.
No voy a referirme a las crueles prohibiciones que sufre el movimiento
opositor de los Derechos Humanos. Tampoco a los cientos de presos
políticos y de conciencia y periodistas independientes que permanecen en
celdas de máxima seguridad, a pesar de que todos realizaron una
actividad pacífica, sino a los asuntos más sencillos de la vida
cotidiana del hombre cubano.
Sería bueno que el señor Vidal supiera que los cubanos propietarios de
motocicletas, ese simple vehículo de dos ruedas, no pueden adicionarle
el correspondiente sidecar, el asiento de una rueda que se acopla a la
parte lateral de la motocicleta. El Estado lo prohíbe. No importa si el
propietario del vehículo tiene familia, hijos pequeños.
Sería bueno que el señor Vidal supiera que aunque un cubano de la Isla
reciba los dólares necesarios por su familia en el extranjero para
adquirir un auto, el Estado lo prohíbe. Tampoco lo vende el Estado en
moneda nacional a los cubanos y sí en dólares a los extranjeros
residentes en el país.
Sería bueno que supiera que los marineros cubanos que firman contratos
con barcos extranjeros no reciben la suma que aparece en el contrato,
sino una pequeña parte. Por ejemplo, de tres mil dólares, sólo reciben
300. El Estado se apropia del resto.
Sería bueno que supiera que un cubano, a pesar de haber pagado al Estado
su vivienda, no puede vender dicho inmueble, ni tampoco alquilarlo. El
estado lo prohíbe. Sólo puede venderlo al mismo Estado y a una cifra
irrisoria.
Sólo he expuesto algunos pocos ejemplos. En realidad son muchos. Tantos
que se necesitaría un amplio espacio para reflejar todo lo que le
prohíbe el Estado cubano a la población.
Cuba sufre una gran falta de libertades y aún así tenemos que soportar
que personas distinguidas de otras latitudes del planeta vengan a
decirnos que aquí todo marcha bien, que el país es un ejemplo de
esfuerzo humanitario, ignorando que son muchos los que han terminado por
aplaudir con los codos a ese Estado totalitario de LOS NO SE PUEDE, y
donde, como todo es ilegal, nuestras prisiones, abarrotadas, mantiene
una población de más de cien mil personas.
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