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Monday, January 02, 2006

Entre la espada y la pared

SOCIEDAD
Entre la espada y la pared

Alejandro Tur Valladares, Jagua Press

CIENFUEGOS, Cuba - Enero (www.cubanet.org) - Por mucho que busqué una mejor expresión para describir la situación política que confronta el gobierno cubano, no la encontré.

Decir que alguien está entre la espada y la pared es sinónimo de que se le acabó el camino, pues se encontraba transitando por un callejón sin salida, y que cualquier actitud que se asuma ante un problema planteado resultará ineficaz; que ya no le quedan opciones para eludir el dilema que le afecta.

Esta es la posición en la que se encuentra la dirigencia cubana ante el premio otorgado por el Parlamento Europeo a las ya famosas Damas de Blanco.

Nuestras emblemáticas mujeres son un producto natural, surgido de las propias contradicciones y deficiencias del régimen. El grupo de las Damas de Blanco surgió tras lo que considero el mayor error de cálculo de Fidel Castro, cuando en marzo de 2003 desató una oleada represiva sin precedentes, que llevó a 75 opositores pacíficos y periodistas independientes a las cárceles, bajo cargos tan banales que organizaciones como Amnistía Internacional y Reporteros sin Fronteras los han reconocido como prisioneros de conciencia.

Desde entonces y hasta la fecha, semana tras semana, las Damas de Blanco asisten a la iglesia de Santa Rita para orar por los suyos. Una vez concluida la misa, las mujeres inician su peregrinar por Quinta Avenida para pedir la liberación de sus seres queridos.

Durante décadas, varias generaciones de disidentes y opositores cubanos buscaron infructuosamente fórmulas eficaces que contribuyesen a desenmascarar a las autoridades de la Isla. No fue hasta ahora, con el surgimiento de las Damas de Blanco, que el movimiento cívico dio en la diana.

Al no asumir posiciones ideológicas o partidistas en la búsqueda de sus propósitos libertarios, las mujeres atrajeron las simpatías y el reconocimiento de sectores importantes del espectro político internacional, incluida la izquierda democrática.

El apoyo de que han gozado las Damas de Blanco ha puesto fuera de juego la tesis fidelista de que todo el que se le enfrenta lo hace subvencionado por los Estados Unidos. Para ser más precisos, la Seguridad del Estado no ha encontrado los modos de esgrimir su arma favorita: el asesinato moral. Aparentemente, estas señoras son inmunes a la metodología tradicional de la represión, utilizada por quienes han hecho del ejercicio de quebrar voluntades y desvirtuar realidades, una especialidad académica.

Dividirlas no ha sido posible. Están unidas por el lazo indisoluble de la solidaridad que surge entre quienes padecen por igual el sentimiento de indefensión, común a quienes reclaman algún derecho donde impera la autocracia. Hay demasiado dolor en sus corazones, demasiada experiencia y conocimiento del monstruo para que se dejen chantajear o comprar.

Tan arruinada está la dirigencia comunista que acaba de cometer otra pifia al no permitirles salir del país a recibir el premio Sajarov. Con la negativa, la atención sobre estas mujeres ha adquirido otra magnitud. En primer lugar, ha demostrado otra vez la naturaleza despótica del gobierno cubano. Y en segundo lugar, promete presentar nuevos capítulos de camaradería por parte de los europarlamentarios, ante la posibilidad de que éstos viajen a la Isla a entregar el galardón a las Damas de Blanco.

Parece que quienes gobiernan en Cuba, cada vez que intentan deshacer el hechizo de amor invocado por estas mujeres, se hunden más en el descrédito. Y me convenzo de que para hacer comprender la situación exacta en que se encuentra la administración castrista ante las Damas de Blanco, la expresión más exacta es: entre la espada y la pared.

http://cubanet.org/CNews/y06/jan06/02a7.htm

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