Cancerígena o no, los cubanos quieren carne roja
ORLANDO PALMA, La Habana | Octubre 29, 2015
"A mí ya no hay quien me quita esta maldita costumbre, ya probé con
vegetales, hortalizas y legumbres", entona el trovador Ray Fernández en
una de sus canciones. El personaje principal de la tonada se hace llamar
Matarife, quien cumplió diez años en la cárcel por hurto y sacrificio
ilegal de ganado mayor.
A pesar de prohibiciones legales en la Isla y de las recientes
declaraciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS) sobre el
carácter cancerígeno de la carne roja y procesada, los cubanos no
parecen dispuestos a renunciar a su sueño de un bistec, una hamburguesa
o un buen picadillo sobre el plato.
Esta semana, la prensa oficial se hizo eco de las conclusiones de un
informe realizado por la Agencia Internacional de Investigación sobre el
Cáncer. Avalada por más de 800 estudios, llevados a cabo por 22 expertos
en 10 países, la entidad clasificó el consumo de carne roja como
"probable carcinógeno para humanos". Con la carne procesada el dictamen
fue más estricto, al considerarla como "carcinógena para humanos" y
colocarla en el grupo 1 de riesgo junto al tabaco, el amianto, el
arsénico y el alcohol.
Al cierre de 2014, la Isla contaba con un poco más de cuatro millones de
cabezas de ganado vacuno. La fuerte sequía de los últimos meses ha
provocado la muerte masiva de cientos de miles de ejemplares a lo largo
de todo el país, de manera que la cifra puede quedar reducida al
concluir este año. El número aún dista de los seis millones de animales
que existían en 1959, lo cual significaba una res per cápita en aquel
momento.
El deterioro progresivo de la ganadería cubana vino aparejado con una
sobrevaloración de la carne de res entre los comensales. "Aquí la gente
sueña en rojo", bromea Migdalia Fuentes, doctora jubilada y quien se
especializó en oncología. "La tradición de comer carne es muy difícil de
desarraigar, porque durante décadas ha sido la comida ideal, la comida
soñada", puntualiza.
La especialista coincide con el informe de la OMS y añade: "Muchos casos
de cáncer de colón que traté durante mi vida laboral estaban
relacionados con el consumo sin control de este tipo de carne". Agrega
que "si la gente supiera el daño que hace, no la buscaría tanto".
En 2014 el cáncer, la diabetes, las enfermedades cerebrovasculares y las
respiratorias crónicas representaron el 67,7% del total de fallecidos en
Cuba. Para la OMS, cada porción de 50 gramos de carne procesada
consumida a diario aumenta el riesgo de cáncer colorrectal en un 18%,
según los resultados publicados en The Lancet Oncology.
Sin embargo, la información ha sido recibida con reticencia y burlas
entre los cubanos. "De algo hay que morirse", concluye la mayoría de los
encuestados por este diario. Otros cuestionan la difusión de la noticia
en los medios nacionales. "Eso es para convencernos de que la carne es
mala y que dejemos de quejarnos porque no hay", aseguraba Ismael, padre
de dos niños y quien este martes compraba una bandeja de picadillo
procesado en el céntrico mercado de Carlos III, en La Habana.
Los restaurantes privados y estatales todavía no han notado una
disminución en los pedidos de carne después del anuncio de la OMS. "Aquí
el que tiene dinero sigue prefiriendo un buen corte de res, los que
cuentan con menos recursos tienen que conformarse con el cerdo o el
pollo", asegura un empleado del restaurante ubicado en la Sociedad
Cultural Rosalía de Castro en La Habana Vieja.
"La carne de res está mezclada en el imaginario popular con una buena
salud", explica la oncóloga Fuentes. "Cuando yo era pequeña y me sentía
mal, mi abuela me hacía una sopa de carne o me daba un buen filete. Eso
sigue estando en el subconsciente colectivo y es muy difícil convencer a
la gente de lo contrario".
La historia de Bertico se parece mucho a la del matarife que inspiró la
canción de Ray Fernández. Cumplió doce años en prisión por dirigir una
cuadrilla que se dedicaba a matar vacas en la llanura villaclareña. Sus
clientes eran fundamentalmente gente ubicada en La Habana que se
arriesgaba a ser penalizada hasta con un año de privación de libertad
por el delito de receptación. "Aquí las vacas son sagradas, como en la
India", bromea este guajiro endurecido por el sacrificio ilegal y la cárcel.
"Hay quien se la come entera y no va preso", ironiza también en su
tonada Ray Fernández, en referencia a quienes tienen un mejor suministro
de carne de res como un privilegio por su cercanía al poder. Para la
gente sin una cartera de ministro ni grados de teniente coronel hacia
arriba, la única opción legal es adquirirla en el mercado en divisas. Un
kilogramo de cañada de res puede rondar en esos lugares los 20 pesos
convertibles, lo que equivale a un salario promedio mensual.
Los condenados por el delito de sacrificio ilegal rara vez obtienen
rebajas de condena y nunca están liberados por razones humanitarias.
Entre los más de 3.500 presos que fueron indultados por la visita del
papa Francisco a la Isla en septiembre pasado no se incluyeron a los
culpables de asesinato, homicidio, violación, pederastia con violencia o
corrupción de menores, pero tampoco a los que fueron condenados por
hurto y sacrificio ilegal de ganado mayor.
Como "bichos raros" son vistos los pocos vegetarianos que mantienen una
dieta libre de carnes en el país. "La gente se molesta cuando me invita
a comer y se entera de que no como ni res, ni pollo y tampoco pescado",
cuenta Maura, de 36 años y quien lleva en el vegetarianismo al menos una
década. Para esta cienfueguera radicada en La Habana, "comprar vegetales
es a veces tan caro y más difícil que adquirir la carne". Sin embargo
dice sentirse a gusto con su decisión: "me levanto cada día muy saludable".
La mayoría de los cubanos se sienten muy atraídos por la fibra roja,
quizás por representar lo prohibido o por una tradición culinaria que
ensalza la carne. La Organización Mundial de la Salud tendrá que
trabajar muy duro para convencerlos de lo contrario.
Source: Cancerígena o no, los cubanos quieren carne roja -
http://www.14ymedio.com/sociedad/Cancerigena-cubanos-quieren-carne-roja_0_1879612036.html
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