Las universidades del presente
Tengo la ambición de ver cómo las universidades cubanas abandonan las
prácticas escolásticas, rígidas y obsoletas que hoy mantienen
ELIÉCER ÁVILA, La Habana | Abril 30, 2015
Hace pocos días pronuncié una charla en la Universidad de Stanford,
ubicada en la zona de Silicon Valley, en la ciudad de San Francisco del
estado de California. Es, formalmente, la cuarta institución de este
tipo que visito en Estados Unidos.
Confieso que soy un fanático del ambiente universitario. He disfrutado
mucho mis experiencias como profesor en el pasado y sería muy feliz de
poder ejercer como tal en el futuro.
Tengo la ambición de ver cómo las universidades cubanas se ponen al día
con los métodos actuales de enseñanza que tanto han evolucionado y que
difieren mucho de las prácticas escolásticas, rígidas y obsoletas que
permanecen en nuestros centros.
La simple observación del campus de las escuelas modernas nos revela una
forma distinta de pensamiento. Los ambientes están creados para el
disfrute de la libertad, la innovación y el ejercicio de la
responsabilidad sin imposiciones arbitrarias ni esquemas de conducta.
Los espacios verdes invitan a tumbarse en el césped, leer, socializar,
descansar o practicar algún deporte. Son también significativas la
flexibilidad de horarios y de programas encaminados al vencimiento de
contenidos o el apoyo a las iniciativas de investigación y desarrollo
que rompen los paradigmas. La interconexión es total y absoluta a través
de un Internet de alta velocidad en todas las instalaciones y mediante
wifi. Se ve también la elegancia y alta preparación de sus profesores, a
menudo empresarios exitosos, líderes sociales, altos cargos de los
gobiernos, científicos o frikis extraños que defienden las más alocadas
teorías de la vida, la moral y los sistemas políticos. Todo esto
conforma un ambiente muy especial que convierte la vida universitaria en
una bellísima experiencia.
Estas cualidades no son exclusivas de centros privados y caros,
inaccesibles para la mayoría. Mi experiencia, después de recorrer
universidades públicas y privadas tanto en Estados Unidos como en Europa
y Latinoamérica, es que, lujo más o lujo menos, casi todas actualmente
comparten los mismos valores, principios y métodos para el desarrollo de
los estudiantes en un mundo cada vez más competitivo.
"El tiempo pasó y no nos dimos cuenta, espero no sea demasiado tarde
para entender que vivimos en otra época"
El expresidente de Uruguay Pepe Mujica dijo en una ocasión: "Algunos
siguen aferrados a formar a los jóvenes para vivir en el pasado, no para
el presente y mucho menos para el futuro. El tiempo pasó y no nos dimos
cuenta, espero no sea demasiado tarde para entender que vivimos en otra
época".
Eso precisamente es lo que creo que le ha pasado a los que piensan que
los jóvenes universitarios, los médicos o los niños son un ejército, y
que las escuelas y universidades son cuarteles ideológicos para formar
soldados al molde y pedido del gran jefe.
Los alumnos y profesores con los que conversé estaban deseosos de viajar
a Cuba a conocer de primera mano la realidad del país. Algunos, en
cambio, ya lo habían hecho y contaban cómo, tras varios intentos para
desarrollar proyectos y colaboraciones, cada vez encontraban nuevas
trabas burocráticas que lo hacían complicaban.
Otros me contaron que habían tenido reuniones con estudiantes cubanos y,
aunque se expresaban muy bien, se hacía evidente que sus palabras se
repetían como si las hubieran aprendido de memoria. Cuando salían de los
espacios oficiales, sin embargo, contaban cosas distintas, protestaban
por la comida y las becas, y trataban de obtener de ellos desde una
invitación a cualquier otra cosa.
Puedo imaginar lo confundidos que salen de Cuba muchos de estos jóvenes
visitantes. Si la realidad cubana ya es difícil de entender para su
propia población, cómo será para muchachos de 20 años ajenos a la
malicia, la picardía, el doble discurso o la simulación que son parte de
la cultura de la Isla.
El intercambio entre Cuba y el resto del mundo debe ser cada vez mayor y
extenderse a todos los sectores de la sociedad. Tarde o temprano los de
adentro y los de afuera terminarán aclarando todas sus dudas. Es
imprescindible un punto de confluencia para entender unos los códigos de
otros y encontrar el rumbo hacia el progreso que una vez perdimos.
Source: Las universidades del presente -
http://www.14ymedio.com/opinion/universidades-presente_0_1770422954.html
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