Más Rosas y menos espinas
MARIO FÉLIX LLEONART, Taguayabón, Villa Clara | Noviembre 27, 2014
Hoy Rosa Valeriano, la ejemplar maestra de primer grado de nuestra hija
Rachel en la escuela primaria Pelayo Cuervo Navarro, en Taguayabón,
Villa Clara, no se ha presentado a impartir clases en justa y evidente
señal de protesta ante el incumplimiento de la remuneración salarial que
ha reclamado.
Nuestra Rachel y sus dieciocho compañeritos se han quedado en este día
sin quien les enseñe la siguiente letra del alfabeto, pero la maestra
nos ha dado a todos, incluyendo a nuestros niños, una lección mucho más
importante. Rosa me recuerda al personaje de Carmela de la reveladora
película Conducta de Ernesto Daranas. Mi esposa y yo, junto a otros
padres de niños de seis años, nos sentimos dichosos de contar con una
maestra como ella a pesar del estado crítico de la educación en Cuba.
Fue ella también quien enseñó a leer y escribir a Rocío, nuestra
primogénita, ahora con catorce años; y en apenas estos tres primeros
meses del presente curso Rachelita está a punto de lograrlo gracias a la
excelente pedagogía de Rosa. Continúe o no trabajando en Educación
estaremos en deuda con ella para siempre.
Rosa lleva décadas de experiencia. Ama su profesión. Es un hecho que
tiene vocación por el magisterio. La necesidad de educadores la empujó a
prolongar su jornada a pesar de sus problemas de salud, reconocidos por
una comisión médica. Y es precisamente ahí donde radica su
inconformidad. Desde julio pasado, antes de iniciar el curso, Rosa había
solicitado cobrar cuatro horas adicionales a las que les paga el
Ministerio de Educación y que dedica con excelencia a la preparación y
planificación de clases. Supuestamente debería estar recibiendo el pago
desde el inicio del curso, pero ya pasó noviembre y Rosa no ha sido
resarcida como se debía.
Es más que cuestión de dinero, al fin y al cabo ningún salario alcanza
para los cubanos, mucho menos el de los mal pagados trabajadores de
Educación. Es cuestión de honor ‒y ha sido su protesta de hoy, que
podría prolongarse para siempre si no se rectifica‒ una lección para
todos de hacer valer el Artículo 23 de la Declaración Universal de los
Derechos Humanos: el de los trabajadores; y en consonancia con la
petición que acaba de realizar el canciller español José Manuel
Garcia-Margallo en su recién concluida visita oficial a Cuba respecto a
que se ratifiquen los Pactos de la Organización Internacional del
Trabajo (OIT) en cuanto a la libre sindicalización, que es el apoyo que
ahora mismo hubiese necesitado Rosa y que en la práctica brilla por su
ausencia.
Resulta perfectamente lógico que la educadora se sienta engañada y usada
por quienes, lejos de reconocer su esfuerzo, llevan ya varios meses
dándole vueltas a su derecho a lo que en definitiva constituye en Cuba
un miserable salario que por ley le correspondería. Aguardábamos con
esperanza que por fin cuando llegasen los pagos de noviembre no se le
volviese a faltar el respeto a nuestra maestra pues era una situación
harto conocida en la escuela, encima que en el presente Rosa carece del
imprescindible auxiliar pedagógico que requiere un grado tan importante
como lo es el primero.
¿Qué vamos a hacer los padres con cada vez menos maestros para nuestros
hijos, y menos con la calidad de nuestra maestra? ¿Qué van a hacer
nuestros niños, ya de por sí expuestos a un sistema educativo politizado
y manipulador, si cada vez son menos las rosas y más las espinas?
Source: Más Rosas y menos espinas -
<http://www.14ymedio.com/opinion/Rosas-espinas_0_1678032184.html>
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