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Tuesday, December 02, 2008

Peligro de muerte

Peligro de muerte

Jorge Olivera Castillo, Sindical Press

LA HABANA, Cuba, diciembre (www.cubanet.org) - Voy a correr el riesgo de
que me tilden de mentiroso. Habrá, fundamentalmente personas de otras
latitudes que tras la breve lectura lancen al aire un suspiro con la
intención de exteriorizar los recelos, y a la vez disipar la irritación
ante los retazos de una historia real, pero muy proclive a confundirse
con la ficción.

Garantizo que no son invenciones gratuitas, ni maniobras para amplificar
el descrédito. Es una pincelada de la decadencia. El drama de una
familia a expensas de la mediocridad, la corrupción y las ruedas
dentadas de la negligencia.


Si trágicos son los hechos, peor es conocer el lugar de los sucesos: el
hospital Miguel Enríquez.

La paciente, que bordea los 70 años, aquejada de serios problemas
gástricos y cardíacos, debe esperar indefinidamente por un
ecocardiograma. Un examen para comprobar el estado del corazón y que, en
estos momentos, según le manifestaron a los familiares, existe una lista
de espera bastante concurrida. Pues en muy pocos centros ofrecen este
tipo de servicios, y para colmo, en la mayor parte de los lugares donde
se practica, el equipo está roto.

No obstante, algunos empleados del hospital, con la mejor intención, le
ofrecieron el camino más corto para encontrar una solución que ilustra
los signos de un panorama crítico y regido por la insensibilidad.

Primeramente, los necesitados deben procurar el servicio por sus propios
medios, peregrinando por la red hospitalaria capitalina. La acción, sin
el discreto soborno o la suerte de que un pariente labore en el hospital
de marras, está condenada al fracaso. El procedimiento es una regla no
escrita, pero muy en boga en estos tiempos en que la anarquía se impone
por encima de retóricas y triunfalismos.

Por si fuera poco, la transportación también cae dentro de las
obligaciones de la parentela, aunque el enfermo permanezca en la
plantilla de los ingresados del hospital. Los tripulantes de la
ambulancia siempre tienen la agenda sobrecargada y cobran los servicios
extras a 100 pesos en moneda nacional. De lo contrario no hay arreglos
posibles. Todo está sujeto al lucro y a un modo de suplir sus pésimos
niveles de vida por medio de la ilegalidad. El relajo llega a niveles
inadmisibles.

No es extraño que este tipo de vehículos se utilice para el traslado de
mercancías birladas de algunos de los almacenes del Estado. Con las
sirenas y las luces de emergencia en acción se convierten en refugios
seguros para el botín de los ladrones. Esas transacciones encabezan las
prioridades. Lo demás se hace con desgano y con el fin de conservar un
puesto de trabajo que proporciona el filón para sobrevivir a la miseria.

El calvario de la paciente tiene otras aristas. Hace unos días, después
de extraerle una muestra sanguínea y el doctor comprobar que faltaba la
prueba de la glicemia (índice de azúcar en la sangre) en los resultados,
las enfermeras expresaron con la candidez de un infante que no sabían
hacer este tipo de exámenes.

Hasta cierto punto, la incompetencia de las chicas puede explicarse a
partir de una probable asignación laboral no acorde con los
conocimientos adquiridos y que responde a una política de llenar plazas
vacías sin el rigor correspondiente. Cientos de estudiantes de
enfermería carecen de la vocación necesaria y ejercen la profesión con
un grado de insensatez con reales peligros para la vida de los enfermos.

Estos episodios no son la excepción, dictan una tendencia que abarca a
toda la sociedad. Mucha gente muere no tanto por las características de
sus padecimientos como por la falta de una atención médica de calidad.
Los hospitales en Cuba no escapan de un fenómeno nacional. El sistema
colapsa poco a poco. Esta paciente aún espera por el ecocardiograma sin
muchas esperanzas en medio de la falta de higiene, el pésimo alumbrado
de la sala y los alimentos mal elaborados. Ella no tiene un pariente en
las altas esferas del poder para ingresar en los hospitales CIMEQ o Cira
García, donde la escasez es pura ficción. Debe seguir a la espera, con
la esperanza marchitándose y la impotencia quemándole las áreas sanas de
su corazón.
oliverajorge75@yahoo.com

http://www.cubanet.org/CNews/y08/dic08/02_C_2.html

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