¿Quién destruyó Antilla?
Antes que Ike sacudiera las casas viejas, ya 23 centrales no molían, ni 
viajaba un solo barco o hidroavión hacia Miami o La Habana.
Alberto Méndez Castelló, Holguín | 10/10/2008
Uno fue tras la huella de la Patrona de Cuba, y por eso sonrió cuando 
escuchó: "El huracán Ike se llevó buena parte de lo que quedaba de 
Antilla". Y uno se dijo: "Sí, una parte, porque la mejor tajada ya se 
había perdido".
Uno estaba en Antilla para ver y oír porque, según la leyenda, dos 
indígenas y un negro de las minas del Cobre fueron los que encontraron 
en la Bahía de Nipe la imagen de la Patrona de Cuba, la Virgen de la 
Caridad.
CUBAENCUENTRO.com había solicitado un reporte sobre lo que la gente 
pediría a su Patrona el 8 de septiembre, y uno tomó el camino de Antilla 
antes que Ike, pero ya cuando 23 centrales habían dejado de exportar 
mieles y azúcar por aquí. No señor, en la Bahía de Nipe uno no vio ni un 
solo barco, ni un hidroavión de los que cubrían la ruta Antilla-Miami y 
Antilla-La Habana.
"No señor", dijo un vecino. "Ahí estaba el Consulado de EE UU", y otro 
añadió: "Ahí estuvo el Consulado de Inglaterra en Antilla".
Uno recorrió Antilla antes de Ike. Había bocas resecas de viejos 
antillanos contando cosas, pero ni uno solo de esos 35 automóviles de 
alquiler, ni los tres hoteles, ni tampoco esas cafeterías y cantinas de 
las que hablaba el viejo Héctor Pérez. Tampoco el aeropuerto donde 
amarizaban los hidroaviones, según María Cristina Leyva. Tampoco uno 
escuchó los pitazos anunciando los seis itinerarios ferroviarios y los 
siete marítimos. Ni siquiera uno vio llegar o partir el ómnibus 
"expreso" desde/hasta La Habana.
Uno no vio ninguna prosperidad. Todo estaba totalmente oxidado en 
Antilla. Hubo que dormir en la estación, de la que sólo parte —cuando 
parte— un viejo ómnibus a las cinco de la madrugada. Y para conseguir un 
boleto, los antillanos deben hacer colas desde la noche anterior. Por 
eso uno estaba allí en la estación, para estar despierto cuando 
empezaran a llegar antillanos, camino del Cobre, a pedir a la Patrona 
emergida de su bahía que cesaran sus desdichas.
Pero uno no precisó de vino, ni de té negro o ron para desvelarse. A uno 
lo mantuvo despierto un ristra de lamentos. El Ike lo comenzó Daisy 
Vizcaya González, una joven, casi una niña. La echaron de la escuela de 
bandas de Guardalavaca porque un caco cargó con su clarinete. La policía 
no lo encontró y el padre de Daisy debe reembolsar entonces algo más de 
100 pesos convertibles. Algo muy duro.
La ringlera lúgubre la cerró José Herrera Hernández (o como le dicen 
aquí, José, el de los derechos humanos). Gente de salivazo y garrote, a 
quienes no conviene lo que José Herrera relata, le dieron una pateadura 
dejándolo sin aire. José mostró a uno la dentadura superior floja, a 
punto de caerse, como una de estas viejas casas de Antilla vapuleadas 
por el huracán.
Y entonces uno se pregunta: ¿Quién destruyó Antilla? ¿Los vientos del 
huracán o gente como la que le aflojó los dientes a José Herrera y sacó 
los hidroaviones de la Bahía de Nipe?
http://www.cubaencuentro.com/es/cuba/articulos/quien-destruyo-antilla-121994
 
 
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