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Thursday, September 20, 2007

Monumento al paciente desconocido

Sociedad
Monumento al paciente desconocido

Un testimonio en primera persona sobre el deterioro de los servicios de
salud.

Luis R. García, La Habana

jueves 20 de septiembre de 2007 6:00:00


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* Respuesta gráfica a Michael Moore
http://www.cubaencuentro.com/es/layout/set/simple/encuentro-en-la-red/cuba/fotogaleria/respuesta-grafica-a-michael-moore

Para las personas que leen los periódicos oficiales, la salud pública en
Cuba es una maravilla, un ejemplo a seguir. El cineasta Michael Moore lo
afirma en su documental, y mucha gente, muy bien intencionada, lo cree.

Pero la realidad es otra, totalmente distinta. La salud pública no es
gratuita, como repiten una y otra vez. Los salarios de miseria que el
gobierno ha pagado durante ya medio siglo, vienen con los descuentos
para el retiro, la seguridad social y los médicos. En las décadas de los
años sesenta y setenta, así venía desglosado en los sobres con los que
se pagaba. Eso dejó de hacerse, y la gente no lo recuerda, ni sabe
cuánto paga por esos servicios "gratuitos".

Durante muchos años, hay que reconocerlo, los hospitales y policlínicos
del país funcionaron bien, había medicinas y el trato era amable y
profesional. Muy temprano se iniciaron las famosas "misiones
internacionalistas", en la década del setenta, que se intensificaron con
la presencia cubana en Angola, Etiopía y otros países de África a partir
de 1975.

En 1990, con el desplome del "campo socialista", y en 1991, con la
desintegración de la Unión Soviética, todo comenzó a cambiar. Han pasado
diecisiete años, que es mucho tiempo, y el deterioro aumenta cada día,
de forma alarmante. Para colmo, hace unos años, al Comandante se le
ocurrió reparar a la vez todos los hospitales de la capital, porque
tenía que cumplir con los pantagruélicos compromisos contraídos con su
amigo, el presidente Hugo Chávez. "Salud por petróleo", parece que era
la consigna. Y comenzó el disparate.

De 'paseo' por los centros

Los hospitales ya estaban en pésimo estado, sucios y destartalados. Pero
esta situación, que los ciudadanos soportaban, no podía continuar,
porque los extranjeros que vendrían a curarse no la tolerarían. Debido a
la ineficiencia constructiva, las reparaciones han demorado muchísimo.
Si se añade el robo desenfrenado e incontrolable de absolutamente todos
los recursos y materiales (cemento, azulejos, inodoros, lavamanos,
sillas de ruedas, equipos para tomar la presión, bombillos, etcétera),
el resultado es un crítico retraso para entregar el "nuevo" hospital.

En el Hospital Cardiovascular, en La Habana, las operaciones de corazón
han estado suspendidas durante meses. Cuando pregunté a un amigo doctor
qué le pasaba con los enfermos que debían operarse, me respondió: "han
muerto muchos".

En el Hospital Ortopédico Fructuoso Rodríguez también se pospusieron las
intervenciones quirúrgicas en varias ocasiones, porque el salón de
operaciones no había sido terminado, o estaba contaminado, o no había
agua. Resultado: Ancianos con la cadera fracturada que han esperado
durante semanas en largas "colas". Si alguien sufrió la desgracia de
tener a un ser querido en ese estado, sabrá la pesadilla que significa
para el enfermo, que sufre los dolores de la fractura, y para sus
familiares. Sin contar que la operación de cadera debe hacerse antes de
las 48 horas tras la fractura, si se desea que los resultados sean óptimos.

Aunque no reconocida oficialmente, el año pasado hubo una epidemia de
dengue (hemorrágico), como resultado del descuido y la negligencia,
porque no se realizaron a tiempo las tareas de prevención y fumigación.
De ahí que, ante el crítico escenario, las autoridades comenzaron a
fumigar mañana, tarde y noche: el humo cubría la ciudad, parecía la
mismísima Edad Media, los hospitales estaban repletos y los enfermos
deambulaban en camillas por los pasillos.

La Quinta Covadonga fue uno de los tantos centros donde se amontonó a
los contagiados. El pueblo le cambió el nombre por "Covadengue". Se
calcula que hubo más de cien muertos. Algún día se sabrá la cifra real.

Buscando culpables

En 1990, cuando comenzó oficialmente el Período Especial, se desató una
epidemia de neuropatía que afectó a más de 50.000 personas —según cifras
del gobierno—, muchas de las cuales sufrieron daños permanentes. Las
autoridades sanitarias buscaron con desesperación, pero sin resultados,
a un extranjero que tuviera la enfermedad, para así acusar al
"imperialismo yanqui" de introducirla en el país. Tampoco se enfermaron
los "generales y doctores" que ocupan altos cargos.

Nunca se informó la causa de la afección, pero la gente comentaba que
era una soya tóxica, de pésima calidad, que se distribuía a diestra y
siniestra a la población, más la ingestión desmedida de agua con azúcar,
pues los "cubanos de a pie" no tenían prácticamente nada que comer (la
gente lanzaba sus perros y gatos a la calle porque no tenían con que
alimentarlos, y con la esperanza de que pudieran sobrevivir de alguna
forma. Se cazaron gatos, y se comieron como si fueran conejos).

En Cuba no existe el servicio de ambulancias. Si una persona necesita
trasladarse con urgencia a un hospital, tiene que salir a la calle y
recurrir a la caridad y bondad de algún transeúnte. Las ambulancias
tardan horas en llegar, si es que lo hacen.

No hay suficientes balones de oxígeno, situación que se ha convertido en
una verdadera tragedia para quienes lo necesitan. Es el caso de un
vecino en fase terminal a causa de cáncer pulmonar, que estaba sin balón
de oxígeno, ya que ningún hospital se lo facilitó. La esposa se paró
ante la puerta del Ministerio de Salud Pública y pidió hablar con el
ministro. Ante la negativa, gritó: "¡soy militante del partido, pero si
en este país no se le puede garantizar un balón de oxígeno a un hombre
que está agonizando, entonces no se pueden regalar hospitales a Bolivia
y esta Revolución es un fracaso!". El marido falleció pocos días después.

En la mayoría de los policlínicos y hospitales reparados recientemente
ya se han robado todo lo "robable": los baños están clausurados porque
han desaparecido lavamanos e inodoros; o están rotos, tupidos y
malolientes; los servicios sanitarios de todas las salas del hospital
Calixto García no funcionan, el mal olor es insoportable, los cestos de
basura se desbordan.

En los laboratorios no se usan jeringuillas desechables, tan baratas en
todo el mundo, con el peligro que esto significa, en términos de
contagio. Es imposible comprar una silla de ruedas, un bastón, ni hablar
de algo tan sofisticado como un colchón antiescaras para pacientes
encamados.

Las medicinas que escasean se venden a altísimos precios a la salida de
las farmacias y en los mismos hospitales; muchos médicos y enfermeras
cobran sus servicios "por debajo de la mesa" y aceptan cualquier tipo de
pago, ya sea en moneda o especies; hay incluso operaciones que tienen
sus "tarifas no oficiales"; en su inmensa mayoría, el personal que va a
las misiones internacionalistas lo hace porque es la única forma de
recibir un dinero que sirva para algo (que es una migaja); y el soborno
a los funcionarios encargados de confeccionar las listas para participar
en la misión es práctica habitual desde hace años.

Tanta muerte absurda

La enumeración de lo que falta y de los casos de corrupción en el sector
de la salud pública sería interminable. Y esos datos no son públicos. En
la televisión se presenta una imagen idílica y triunfalista de los
hospitales y centros médicos de la Isla, pero la realidad es totalmente
diferente.

La situación es grave y la actitud del gobierno es inmoral: lo único que
interesa es proyectar una imagen de solidaridad y filantropía para
validar su sistema. Los funcionarios son muy buenos en este tipo de
propaganda de cara al exterior.

Algún día se podrán contabilizar las defunciones ocurridas como
consecuencia de los antojos, la soberbia y los errores garrafales de un
dictador con delirio de grandeza que siente desprecio por los derechos
de los demás. Entonces, tendremos que pensar en construir ese monumento
al paciente desconocido, en homenaje a todos los que sufrieron y a tanta
muerte absurda.

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http://www.cubaencuentro.com/es/encuentro-en-la-red/cuba/articulos/monumento-al-paciente-desconocido

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