El pasaporte más caro del mundo
Tania Díaz Castro
LA HABANA, junio (www.cubanet.org) - En casi medio siglo el
desplazamiento de cubanos escapando del comunismo hacia cualquier otro
país no ha cesado. La intolerancia política que siempre ha caracterizado
al régimen castrista y la mala calidad de vida que ha sufrido el cubano
de a pie son sus principales causas.
En 1965 tuvo lugar una emigración en masa desde el puerto de Camarioca,
en la provincia de Matanzas. Fue el primer gran éxodo de cubanos hacia
la capital de Florida, cuando aún no existía la Ley de Ajuste cubano. En
menos de 45 días salieron del país 66 mil personas, hasta que las
propias autoridades de la Isla cerraron el puente cuando vieron
aglomerarse en el litoral a cientos de familias pobres que habían tenido
noticias de la llegada de un barco capaz de transportar dos mil personas
en cada viaje.
Por sólo agregar unas cifras más, recordemos el dramático acontecimiento
de la embajada de Perú, en abril de 1980. En sólo tres días entraron en
esa sede diplomática más de once mil personas entre adultos y niños, y
días después salieron 125 mil por el puerto de Mariel rumbo a Miami.
En 1994 se volvió a estremecer el litoral norte del país. Desde
numerosos puntos de sus costas partieron en pocos días treinta mil
personas hacia Estados Unidos. Fue un verdadero plebiscito. El gobierno
permitió por primera vez que en plena calle los cubanos confeccionaran
embarcaciones rudimentarias, una gran parte incapaz de llegar a las
costas de Estados Unidos.
De acuerdo a datos recogidos por historiadores en el exilio, se estima
que entre el 20 y el 40 por ciento de los que han salido de la Isla en
ese tipo de embarcación primitiva perecieron en la travesía, con un
saldo aproximado de 80 mil cubanos muertos en alta mar, ahogados o
comidos por tiburones. Con nombres y apellidos han sido registrados mil
956 gracias a los propios familiares de las víctimas.
Desgraciadamente, el problema migratorio cubano no se ventila a fondo en
el seno de las Naciones Unidas. No se cuestiona de una vez y por todas
por qué una gran parte de nuestro pueblo tiene como opción huir del país
ante la falta de derechos que se necesitan para vivir y alcanzar mejores
condiciones de vida.
En cualquier rincón del orbe existen amplias comunidades de cubanos a
partir de 1959, cuando Fidel Castro tomó el poder. Más de dos millones.
Solamente en Miami viven alrededor de setecientos mil.
Todos no han podido visitar su país natal. Por ejemplo, los ex presos
políticos y los no aprobados por distintas y muchas razones de acuerdo a
criterios del régimen. En cambio, aquellos que tienen la oportunidad de
visitar Cuba mediante un permiso previo de las autoridades y forzados a
hacerlo en calidad de turistas, se ven obligados a pagar 425 dólares al
régimen por un pasaporte, el más caro del mundo, y 550 por un pasaje de
avión, aunque la trayectoria del viaje sólo sea de minutos.
Unos pocos ejemplos ilustran el tema: En Argentina un pasaporte cuesta
75 dólares; en España, 70 euros; en Venezuela, 70 dólares, seis veces
menos que el pasaporte cubano -aunque ojo con Chávez en el poder-; en
Canadá, 95 dólares canadienses y en Estados Unidos 75 dólares.
El alto costo en divisas que impone el gobierno para la tramitación de
documentos de los 20 mil refugiados que recibe cada año la Sección de
Intereses de los Estados Unidos en La Habana, de los visitantes
temporales, y de los que obtienen visa humanitaria, es tema -también
doloroso- para otra crónica.
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