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Tuesday, June 07, 2016

Los muertos no hablan

Los muertos no hablan

En Cuba ha crecido la profanación de cadáveres
La profanación de sepulturas es un delito contra la salud
Es penoso que en un país sucedan hechos de esta naturaleza
ORESTES RODRÍGUEZ

Sí, es un dicho popular en Cuba que "los muertos no hablan", porque de
hacerlo, la historia de los pueblos estaría sembrada de insólitos
acontecimientos. Se ha informado que en la isla ha crecido la
profanación de cadáveres, como indica el reciente reportaje de este
diario [Ver El drama de los cementerios en Cuba, el Nuevo Herald, 31 de
mayo].

La profanación de cadáveres en la isla llama la atención. La profanación
de sepulturas es un delito contra la salud, y es la violación más
antigua entre las conductas que atentan contra la salud pública y una
ofensa a la religión. Sin embargo, el rasgo más visible de esta ilícita
actividad es el ánimo de lucro y también, ocasionalmente, un impulso
sexual morboso, que los romanos denominaban "desfogamiento de la venus
nefanda", pues la pareja que no podía compartir sus sueños de convivir,
mediante el matrimonio, por la muerte de uno de ambos, el otro o la otra
acudía hasta su tumba para rendirle ese póstumo homenaje, acudiendo a
diversos gestos.

La tradicional legislación penal cubana precastrista brindaba tutela
jurídica para evitar tales conductas, esto es, la profanación de
cadáveres, contemplada en la tipicidad de violación de sepulcros o
sepulturas, con cualquier objeto, o sin objeto. La legislación penal
castrista, con ligera modificación, mantiene como punibles las
inhumaciones o exhumaciones ilegales.

El aumento de esta actividad que ya se extiende por toda la isla, cobra
impulso a medida que la fuerza laboral de los cementerios cubanos es
golpeada por las más elementales necesidades materiales, tal como señala
el reportaje mencionado de este diario, destacando que "si hay que
sacrificar a las muertos para dar de comer a los vivos, lo haremos",
agregando uno de los sepultureros del cementerio de Colón, en La Habana:
"El que trabaja en una tienda resuelve (roba), o el que trabaja en un
almacén, pero los que trabajamos en los cementerios también tenemos que
comer".

Los que abandonamos la isla y dejamos los panteones donde reposan los
restos de nuestra familia, quedamos expuestos a cualquier acto
vandálico, en el que esté presente la profanación que hemos comentado y
hasta la comercialización de esos panteones. Se sabe que los cementerios
han sido fuente para inspirar a novelistas en su quehacer literario y
publicar textos relacionados con esta zona de la vida humana, con
episodios macabros, sin pasar por alto al cine con filmes de horror,
como los de Drácula. Empero, los cementerios justamente han sido
denominados como el camposanto donde se supone que el ser humano
encuentra la paz definitiva y que sus restos perdurarán, sin que sean
víctimas de profanación alguna. Como dijo el poeta: Son los muertos los
que en dulce calma/en paz disfrutan de la tumba fría…"

Es penoso que en un país sucedan hechos de esta naturaleza, en que el
ánimo de lucro se despierte por imperativo de las circunstancias
reinantes, lo que atiza las precarias condiciones de vida en la isla
para el cubano de a pie. Mientras Cuba esté bajo el imperio del régimen
castrista, persistirán tales estímulos para el desarrollo de esas
conductas profanadoras.

Las explicaciones que brindaron los sepultureros habaneros para
justificar sus conductas son harto elocuentes, al fundarse en las
privaciones que sufren, de lo que se colige que ni aun los muertos gozan
de paz en sus predios de descanso.

Abogado cubano. Reside en Miami.

Source: Los muertos no hablan | El Nuevo Herald -
http://www.elnuevoherald.com/opinion-es/opin-col-blogs/opinion-sobre-cuba/article82041137.html

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