La interminable odisea del pueblo cubano
Hugo Chávez le regalaba a su mentor cubano el petróleo venezolano
Su sucesor Nicolás Maduro ha seguido con la misma política
Granjeros, gobernadores y congresistas americanos quieren levantar el
embargo a Cuba
DANIEL F. CALDERÍN
Al desmembrarse en el año 1989 el imperio soviético en la Europa
Oriental, los cubanos exiliados nos regocijamos inmensamente pensando
que la teoría del dominó habría de cumplirse y que pronto la tiranía
seudo-comunista de Cuba se desplomaría por su propio peso.
En el folklore popular se hizo famoso el son Ya viene llegando de Willy
Chirino y en universidades y centros intelectuales norteamericanos así
como en el resto del mundo aparecieron los expertos "cubanólogos",
especialistas aparentemente conocedores de las interioridades más
recónditas del régimen, quienes predecían un colapso inminente del
tinglado seudo-marxista cubano, el cual se había mantenido por décadas
apuntalado solamente por el rublo-billonario subsidio de la Unión Soviética.
Pido disculpas a los lectores por el constante abuso que hago de la
palabra "seudo" al referirme a todo tipo de ideología que ha pretendido
tener la tiranía castrista durante todas las etapas de este
desdichadamente largo período de nuestra historia. La Academia de la
Lengua Castellana define la palabra "seudo" como falso y todo lo que ha
pretendido ser el tirano y su pandilla está basado en la falsedad, en la
disimulación y en la mentira. Es precisamente ese mimetismo, ese
camuflaje ideológico lo que ha permitido a esa canallesca banda criminal
mantenerse en el poder durante más de cinco interminables décadas. Pero
después de la caída del infame Muro de Berlín, hemos visto día a día la
frustración perenne de nuestro sueño de ver a nuestra patria libre del
yugo opresor. De los lugares menos esperados surgieron países,
instituciones y personajes dispuestos a sustituir a la Rusia soviética
en el papel de proveedores y sostenedores de la tambaleante satrapía.
Del aporte de la América Latina a este convite infame, no podemos hablar
sin sentir un profundo dolor, porque por mucho tiempo compartimos el
sueño martiano de considerarla Nuestra América. Las acciones, los
pronunciamientos, la ayuda diplomática y económica de la mayoría de los
gobiernos de la América Latina a favor del régimen asesino de La Habana,
producen indignación y repugnancia en el espíritu de todo cubano digno.
Venezuela bajo la bota del fallecido Hugo Chávez le regalaba a su mentor
cubano el petróleo venezolano, su sucesor Nicolás Maduro ha seguido con
la misma política. Para colmo de todas las infamias, a esa comparsa
grotesca, se ha unido un grupo numeroso de granjeros, gobernadores y
congresistas americanos, que se aprestan sin el menor escrúpulo a
participar del festín.
Hay un hecho que pasa inadvertido para muchos, inclusive para gran parte
de nosotros mismos. Todos sabemos el grado de miseria en que estos 57
años de ineptitud, corrupción y maldad han hundido al pueblo cubano,
pero pocos conocen que en este largo período el tirano y sus secuaces
han acumulado una inmensa fortuna. La revista Forbes calculó la fortuna
de Fidel Castro no en millones sino en billones de dólares.
Personalmente creemos que los cálculos de la revista están muy por
debajo de la realidad, pues el señor Castro en uno de los potentados más
ricos del mundo, producto del usufructo de una nación cautiva plena de
riquezas naturales la que administraba como su hacienda privada, y de
los negocios turbios en que se encuentra envuelto en contubernio con
muchos de los líderes, entidades financieras y comerciales de los países
citados en el párrafo anterior. A todo esto podemos agregar las remesas
familiares y el negocio de los viajes a Cuba, pero sobre todo, el
producto de sus conexiones con las narcoguerrillas colombianas y el
correspondiente lavado de dinero procedentes de éstas y de las mafias
europeas.
Es un secreto a voces que el tirano utiliza esos cuantiosos recursos
financieros en sus maquiavélicas aventuras políticas. La más probable es
el financiamiento de las campañas electorales de presidentes
latinoamericanos de tendencias izquierdistas. El amor filial, la
idolatría casi infantil del fallecido presidente venezolano Hugo Chávez
hacia Fidel Castro, quizás estén basadas en la cuantiosa deuda
financiera de su campaña electoral. El regalo de vastas cantidades de
petróleo sin compensación monetaria, a cambio de dudosos servicios
personales de seudo-profesionales cubanos, apuntan claramente a la
anterior inferencia. Tampoco es improbable que importantes sumas de
dinero se estén empleando en forma encubierta e ilegal para financiar el
descomunal esfuerzo de lobby del régimen en tierras norteamericanas.
Pido disculpas por el tono indignado y las frases duras que como una
selva en llamas arden en este artículo, pero no puedo evitar cuando
hablo de la tragedia de mi patria y el sufrimiento de mi pueblo que ruja
en mi pecho una furia incontenible para fustigar con mi verbo, que
muchas veces quisiera cambiar como Martí por una "guerra justa y
necesaria" para luchar contra aquellos que mantienen a Cuba en la más
sangrienta, injusta y vil tiranía que ha conocido el continente.
Parafraseando al Apóstol: "Del tirano dí todo, dí más, y clava con furia
de mano esclava sobre su oprobio al tirano". Nuestro señor Jesucristo,
cuyo mensaje de amor y perdón a la humanidad fue infinito, no vaciló en
tomar el látigo para expulsar a los mercaderes del templo. Para todo
cubano digno, la patria debe ser un templo, ese templo ha sido
mancillado y ensangrentado mil veces por las sucias botas del tirano.
Castigarlo y expulsarlo a él y a su cuadrilla miserable es un deber de
todos.
Miembro del Colegio Nacional de Periodistas en el Exilio y de la Unión
de Colaboradores de Prensa.
Source: La interminable odisea del pueblo cubano | El Nuevo Herald -
http://www.elnuevoherald.com/opinion-es/opin-col-blogs/opinion-sobre-cuba/article80440422.html
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