Elecciones, Represión
Los "cerrojos" del sistema electoral cubano
Las "elecciones" cubanas no son secretas ni libres
Marlene Azor Hernández, México DF | 28/05/2013 11:27 am
El 3 de febrero de 2013 se realizaron las elecciones generales para
diputados a la Asamblea Nacional del Poder Popular, el Parlamento
cubano. Un análisis de las irregularidades en la información oficial,
nos hace dudar de las cifras finales publicadas. Vuelvo a este tema, por
ser una de las reformas imprescindibles, de la cual el gobierno cubano
se desentiende.
El centro del problema se encuentra en la cifra de los electores
inscritos. Esta cifra que debe estar actualizada antes del día de la
votación sufrió un corrimiento importante al finalizar y dar los
resultados. Según la página digital del Granma nacional del lunes 4 de
febrero[1], la cifra de inscritos una hora antes de cerrar la votación
el domingo 3 de febrero, era de 8.868.597 electores actualizada hasta
ese momento. A partir de esta cifra, y restando los que acudieron a las
urnas: 7.877.906, un total de 990.691, no acudieron a las urnas. Si a
ello le sumamos los votos en blanco y los anulados un total de 1.450.075
no fueron a votar o dejaron en blanco su boleta y/o la anularon.[2] Es
decir, casi un millón y medio de cubanos dijeron NO, de la manera que el
sistema electoral lo permite en las condiciones de Cuba.
Sorpresivamente, los resultados finales redujeron el número de inscritos
en 200.140 votantes[3] y sin ninguna explicación. ¿Ocurrió una defunción
masiva de 200.140 personas en 24 horas o la Comisión Nacional Electoral
no tenía la inscripción actualizada de electores? Evidentemente la
Comisión Electoral no tuvo la lista de electores inscritos actualizada
ni antes, ni durante la votación y esto lleva a una severa falta de
credibilidad de los datos finales porque todos descansan en esta cifra
base de los electores existentes. La cifra del 90,88 % publicada
oficialmente, lo que habla es de la asistencia a la votación. En
realidad el voto positivo fue de 85,58 % luego de reajustar la cifra de
los inscritos que disminuyó los 200.140 votantes. Si tomamos la cifra
actualizada de inscritos hasta las cinco de la tarde del domingo de
votación, entonces los votos positivos fueron del 83,64 % de los que
votaron.
La Comisión Nacional Electoral y los medios de información pública
hicieron desaparecer 200.140 votantes inscritos. Esta falta de
transparencia informativa nos hace pensar a más de uno que el "ajuste"
posterior a las votaciones, de los inscritos, les resta credibilidad a
los resultados oficiales finales de la elección.
La "elección" de los candidatos que se someten a la votación popular son
designados por las Comisiones electorales Nacional, Provincial,
Municipal y hasta las Comisiones de Circunscripción —estas reúnen a
varios CDR— La Comisión Nacional es designada por el Consejo de Estado,
las Provinciales son designadas por la Nacional, las Municipales por las
Provinciales y las de Circunscripción por las Municipales. Esta cadena
de Comisiones electorales, no son elegidas por los ciudadanos, sino
designadas desde el nivel superior, hasta llegar a las bases[4] Primer
problema grave del sistema electoral cubano, porque quien propone no es
"el pueblo" sino una serie de personas escogidas por las máximas
instancias de dirección estatal y partidarias del país y no se sabe el
criterio para escoger a estas personas[5]. Luego entonces, las
Comisiones que son las que proponen a los candidatos para ser votados,
no han pasado por el escrutinio ciudadano, son designadas.
Otro problema grave es que no se saben los criterios para proponer a los
candidatos por parte de estas Comisiones porque no se hacen públicos
estos criterios. Las comisiones todas desde el nivel Nacional hasta las
de Circunscripción, definen a los candidatos por criterios
discrecionales. La población recibe las designaciones y vota a favor o
en contra de ellas, pero esto también tiene un problema. Los candidatos
propuestos por las Comisiones, pueden no vivir en la comunidad que los
"aprueba" ni rendir cuentas a esa comunidad, por lo tanto son candidatos
desconocidos por los electores, o conocidos como figuras nacionales pero
no tienen ninguna relación directa con los electores que "los votan".
Otro problema es que "la votación" en la Circunscripción de los
delegados municipales, que son sólo el 50 % de las direcciones
municipales, —hay otro 50 % de las Asambleas Municipales[6] que no han
sido sometidas a escrutinio popular—, esta "votación" no es secreta,
sino que se realiza a mano alzada, existiendo la presión del grupo y de
las autoridades que dirigen las asambleas para que no se propongan
candidatos opositores. Este mecanismo de control social supone que debe
proponer a un candidato y explicar por qué lo propone. Si la exigencia
gubernamental y partidaria es que los candidatos sean militantes del
partido o en su defecto sean "leales" a la dirección política del país,
se les cierra la posibilidad a los ciudadanos que no sean ni militantes
del partido ni hayan demostrado esta "fidelidad"[7]. La votación a mano
alzada, y la exigencia del 50 % de los votos positivos más uno como
condición mínima para salir electos en el nivel de base, lejos de ser un
mecanismo democrático, exige de los ciudadanos una simulación de
acuerdo, intimida a los electores y limita la propuesta de otros
candidatos porque aprobarlos a mano alzada significa retar a las
autoridades de las Comisiones, representantes del Estado-Partido, por el
mecanismo de formación de las comisiones que hemos reseñado. Es por
esto, que decimos que las elecciones no son secretas, no en el nivel de
base, pero tampoco son votadas de manera secreta las candidaturas a
todos los niveles como veremos más adelante.
Tampoco son libres: no se pueden proponer otros candidatos a las
elecciones municipales, provinciales y nacionales que las que vienen ya
en las boletas. Para pedir la inclusión de otro candidato, es necesario
que el ciudadano impugne a alguien de la lista aprobada a mano alzada,
explique por qué no considera válido ese candidato, —al cual tampoco
conoce más allá de sus datos de "fiabilidad" y su foto— y entonces,
proponga uno nuevo. Este mecanismo también coarta la posibilidad de
proponer candidatos alternativos en el nivel Municipal, Provincial y
Nacional. Por lo tanto, en las elecciones cubanas no se eligen a los
candidatos, se aprueban o rechazan "los designados" y a nivel de base la
votación a mano alzada no permite discrepancias, o exige que más de la
mitad de cada asamblea se enfrente a la autoridades estatales y
partidarias que dirigen y determinan el proceso.
En la ley electoral vigente a partir de 1992, se dice explícitamente que
el Partido en las elecciones no dirige ni designa candidatos. Esta
especificación no aparecía en la ley electoral anterior. Efectivamente
todas las Comisiones Electorales antes de 1992, eran presididas y
dirigidas por el Partido. Ahora siguen incidiendo en las designaciones
de candidatos si analizamos el número de los militantes del Partido en
las Asambleas Municipales, Provinciales y en el Parlamento cubano. La
abrumadora mayoría de los "elegidos", son militantes del partido, y
responden a una doble subordinación partidaria y estatal de los niveles
superiores de ambas instituciones.
Otro problema grave es que los candidatos propuestos son desconocidos
para la población. Sólo se conoce una foto y algunos datos de la
trayectoria del candidato según lo que considera las Comisiones que los
electores deben conocer. Una selección de personas y de datos que la
ciudadanía no definió. Estos candidatos no se reúnen con sus votantes
antes de las elecciones para comunicar sus visiones de la realidad
nacional ni a qué se comprometen con sus electores. Esto que se supone
sea la campaña electoral, está prohibido por la dirección política y
estatal del país. Es un rezago "burgués" reunirse, comprometerse con los
votantes con un programa de cambios y obligatoriamente rendirles cuenta.
Por eso las rendiciones de cuenta periódicas que se realizan son actos
formales y sin ningún poder de incidencia para revocar a los "elegidos"
municipales, provinciales ni nacionales.
Las asambleas de rendición de cuentas en las circunscripciones se
limitan a escuchar la imposibilidad del delegado de resolver ninguna de
las cuestiones planteadas por la población, porque los municipios no
tienen ni recursos propios, ni autonomía para decidir sobre las
producciones ni sobre los servicios enclavados en la comunidad.
Otra limitación para el electorado cubano, es la actuación de los CDR el
día de la votación. Los que dirigen a nivel de cuadra, van casa por casa
para "invitar" a los electores a votar. Este gardeo sobre la población,
es una presión extralegal que tampoco debería existir. Si el voto es un
derecho ciudadano, no se debe presionar al electorado a ejercerlo.
Tampoco este mecanismo de presión aparece en la Ley electoral.
La ley electoral cubana prescribe algunos ordenamientos generales del
proceso electoral pero no descubre ninguna de las limitaciones reseñadas
en este trabajo. Las elecciones en Cuba son periódicas, pero al nivel
masivo ciudadano, que es la base de todo el sistema y al que debería
responder en primer lugar el proceso eleccionario, no son secretas para
determinar a su representante municipal y tampoco son libres: los
candidatos son designados.
Según la ley Electoral, las candidaturas propuestas por las Comisiones
electorales a cada nivel se votan a mano alzada. En esta parte del
proceso tampoco el voto es secreto. Sólo es secreto para votar
individualmente por los candidatos que ya han sido designados por las
Comisiones a todos los niveles. En la Asamblea Municipal, para elegir al
presidente y vicepresidente de la asamblea, el voto es a mano alzada. En
otras palabras: la mitad del proceso eleccionario que son las
candidaturas, —y su parte más importante que es la definición de quiénes
van a dirigir en todos los niveles—, no se deciden por el voto secreto.
Para lograr elecciones no sólo periódicas sino también secretas y
libres, es necesario transformar la Ley electoral, eliminar los
candidatos designados que no pueden ser el contenido de trabajo de las
Comisiones electorales sino de la ciudadanía, y realizar todas las
votaciones de manera secreta y no a mano alzada. Los candidatos deben
ser propuestos por la población y cada candidato en el nivel de
circunscripción, de municipio, provincial y nacional, debe comprometerse
con la población que lo elige discutiendo su programa de acción, y
sometiéndose a sus electores para el escrutinio de su mandato. Las
rendiciones de cuenta a puertas cerradas y sin participación de la
ciudadanía a nivel Municipal, Provincial y Nacional, impiden el control
ciudadano sobre sus representantes y convierten las rendiciones de
cuentas periódicas en actos formales, "secretos" por que son a puertas
cerradas y vacíos de contenido democrático.
[1] Ver la edición digital del Granma Nacional en
http://www.granma.cubaweb.cu/2013/02/04/nacional/artic13.html
[2] Ver los resultados finales en Juventud Rebelde en
http://www.juventudrebelde.cu/cuba/2013-02-08/resultados-finales-de-las-elecciones/
[3] La cifra final de inscritos fue de 8.668.457. Así se redujo en
200.140 los electores sin dar explicación al respecto.
[4] Ver la designación de las Comisiones Electorales en la página
oficial del Parlamento cubano,
http://www.parlamentocubano.cu/index.php?option=com_content&view=article&id=97:el-sistema-electoral-
[5] Que se diga que pertenecen a las organizaciones de masas, no aclara
nada del asunto porque estas no tienen ninguna autonomía. Son
organizaciones para estatales dirigidas por el Partido en cada nivel
territorial.
[6] El 50 % de las Asambleas Provinciales y el Parlamento, no son
compuestas por candidatos elegidos.
[7] Estos dos criterios fundamentales se deducen de lo que se publica de
cada candidato pero no aparecen en la Ley Electoral. Se puede revisar la
Ley electoral en http://pdba.georgetown.edu/Electoral/Cuba/cuba.html y
constatar que estos criterios funcionan al margen de la ley.
http://www.cubaencuentro.com/opinion/articulos/los-cerrojos-del-sistema-electoral-cubano-284408
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