Los saltos acrobáticos del régimen cubano
Juan O. Tamayo
jtamayo@elnuevoherald.com
Para algunos son una señal clara de que el régimen cubano ha dado un 
viraje significativo en sus políticas, al menos en materia económica. 
Para otros no son sino cambios cosméticos de una dictadura que se 
mantiene aferrada al poder.
A Joe García, ex director ejecutivo de la Fundación Nacional Cubano 
Americana, le gusta bromear sobre la charla que podría tener hoy con el 
fallecido Jorge Mas Canosa, fundador de la poderosa organización de 
exiliados anticastristas.
García dice que le diría a Mas Canosa que los gobernantes de Cuba han 
abandonado su sueño de una utopía igualitaria, y que incluso Fidel 
Castro había confesado que su modelo de comunismo subtropical "no funciona".
Añadiría que Raúl Castro ha permitido a los cubanos iniciar más negocios 
pequeños, reconocido su derecho a vender casas y vehículos, e incluso ha 
abrazado inversiones extranjeras en esos íconos del capitalismo: los 
campos de golf.
"Jorge diría de inmediato: 'Se acabó. ¡Hemos ganado!' ", dijo sonriente 
García, un demócrata del sur de Florida que sigue el paso de los eventos 
en Cuba y ha aspirado en dos ocasiones, sin éxito, a la Cámara de 
Representantes de Estados Unidos.
Los críticos de Castro discreparían fuertemente y presentarían los 
cambios como nada más que un poco de lápiz labial en el cadáver 
putrefacto de una economía de estilo soviético. El propio Raúl Castro 
califica tímidamente los cambios no como "reformas", sino como 
"actualizaciones", y se ha comprometido a mantener la planificación 
centralizada como la columna vertebral de la economía de la isla.
Sin embargo, los cambios reflejan claramente un ambicioso esfuerzo por 
hacer frente a las fallas estructurales del sistema comunista de Cuba, 
abandonar su cultura de paternalismo y atacar a su burocracia 
parasitaria, sin arriesgar el poder del gobierno para reprimir la 
disidencia.
En pocas palabras, el objetivo de Castro es recortar un abultado sector 
estatal que controla aproximadamente 80 por ciento de la economía, y 
permitir más espacio para las pequeñas empresas que pueden producir más 
eficientemente, pagar impuestos al gobierno y, a menudo pueden contar 
con el apoyo financiero de familiares o amigos en el extranjero.
No ha sido fácil. La resistencia de los ideólogos y burócratas 
atrincherados parece haber socavado algunos de los cambios, y los 
recortes en las libretas de racionamiento que proporcionan los alimentos 
básicos a precios altamente subsidiados, han golpeado a los más 
necesitados en Cuba.
Una iglesia católica en La Habana informó de un fuerte aumento en el 
número de personas en sus almuerzos gratuitos en los últimos meses. Y se 
ha reportado que el gobierno detuvo los pagos por discapacidad y otras 
ayudas a unas 3,000 personas en la provincia de Villa Clara este año.
Pero muchas reformas ya están en marcha, y el ritmo de las reformas 
aumentó después de que un congreso del Partido Comunista de Cuba, en 
abril, dio un amplio respaldo a más de 300 propuestas de Castro para el 
cambio.
Los cuentapropistas
Quizá la reforma más importante para el cubano medio fue la decisión de 
permitir una expansión de la actividad económica privada, en un país que 
nacionalizó todos los negocios en 1968, hasta los carritos que vendían 
fritas.
Hoy en día, 357,000 personas tienen licencia para realizar "trabajos por 
cuenta propia", en categorías estrictamente controladas como las de 
payasos para fiestas y vendedores ambulantes, y la mayoría tiene 
ingresos por encima del salario oficial promedio de $20 al mes.
Por primera vez este año, a los empresarios privados se les permitió 
contratar a empleados —algo considerado antiguamente como "explotación 
del hombre por el hombre" — alquilar algunas tiendas de propiedad 
estatal, e incluso promover sus servicios en el directorio telefónico de 
la isla, que anteriormente los rechazaba por ser demasiado "consumistas".
Muchas empresas estatales, como cerrajerías, talleres de carpintería, 
talleres de reparación de aparatos eléctricos como ollas para cocinar 
arroz, se convertirán en empresas privadas, según un anuncio oficial del 
mes pasado.
Asimismo, el gobierno pospuso algunos impuestos y tasas y redujo otros, 
cuando se hizo evidente que ahogarían a las nuevas empresas. Tambien 
prometió préstamos bancarios a las empresas y contratar a algunas de 
ellas para trabajar en áreas como la construcción.
Pero la carrera inicial para obtener licencias de trabajo por cuenta 
propia parece estar disminuyendo, y las cifras oficiales indican que 
casi 20 por ciento de los que recientemente recibieron licencias en La 
Habana las devolvieron después, al parecer porque no podían obtener 
ninguna ganancia.
Los cubanos se quejan de que las actividades permitidas son muy 
limitadas, que no hay vendedores mayoristas legales de las materias 
primas que necesitan —madera para los carpinteros, por ejemplo— y que 
algunos impuestos y tasas siguen siendo injustos. Los que alquilan 
habitaciones a turistas pagan lo mismo, independientemente de su 
utilización.
El acceso a los bancos
Los cambios en el monopolio bancario del gobierno, que nunca ha ofrecido 
tarjetas de crédito, y mucho menos una tostadora, también significan que 
los cubanos pueden ahora obtener préstamos para construir o renovar 
casas y pagar por los materiales, así como por la mano de obra.
Los agricultores privados pueden abrir cuentas bancarias, antes no 
disponibles, para manejar su dinero, y los préstamos pueden elevarse por 
encima de los antiguos límites y subir aún más si el prestatario tiene 
un aval o garantía.
Algunos de los nuevos empresarios están dispuestos a solicitar esos 
préstamos, pero menos dispuestos a poner su dinero en los bancos 
estatales, en medio de temores de que el gobierno podría confiscar sus 
dineros en caso de una crisis financiera.
El dilema de la agricultura
Castro también intensificó su ataque al segundo problema más 
desconcertante de Cuba: los múltiples fracasos en la agricultura que 
obligaron a la isla a importar $1,500 millones en alimentos el año 
pasado —estimados en 60 a 80 por ciento de su consumo total.
En noviembre, 3.4 millones de acres de tierras ociosas ya habían sido 
arrendadas a 170,000 agricultores privados. A los agricultores también 
se les permitió vender directamente a los consumidores y los centros 
turísticos, que pagan mejores precios y por lo tanto ayudan a aumentar 
la producción.
Otro cambio que se espera muy pronto aumentará los límites de los 
contratos de arrendamiento desde 33 hasta 165 acres y de 10 a 25 años, y 
permitirá a los familiares y en algunos casos a trabajadores, heredar 
las concesiones, de acuerdo con los informes en los medios noticiosos.
Ese cambio también permitirá por primera vez a los agricultores 
construir casas en las tierras arrendadas, y promete que el gobierno 
reembolsará a los agricultores por todas las mejoras en caso de que 
pierden sus contratos de arrendamiento, agregaron los informes.
Sin embargo, casi dos millones de acres siguen sin cultivar, y los 
agricultores deben realizar la mayor parte de sus negocios a través de 
Acopio, la agencia estatal notoriamente ineficiente a cargo de comprar 
sus productos y ponerlos en el mercado —pero que con regularidad no paga 
a los productores a tiempo y permite que se pudran los productos en el 
camino hacia el mercado.
Funcionarios del Partido Comunista en algunas provincias, según se 
alega, se están apoderando de los mejores acres en arriendo y obteniendo 
todos los suministros que necesitan, como semillas y fertilizantes, 
mientras que otros agricultores privados obtienen sólo una parte de lo 
que necesitan.
Las ventas de casas y vehículos
También ha generado mucho interés la mitigación de Castro sobre las 
restricciones a las ventas de casas y vehículos, saludadas a veces como 
un reconocimiento sin precedentes de los derechos de propiedad privada, 
y desestimadas a veces como una simple legalización de lo que había 
estado ocurriendo en forma ilegal durante años.
El permiso para comprar y vender casas convirtió inmediatamente las 
propiedades en dinero en efectivo potencial, y borró los difíciles 
requisitos para las previamente autorizadas "permutas" — intercambios de 
viviendas de aproximadamente el mismo tamaño o valor.
Más de 4,000 mensajes de "se vende" de habian publicado a finales de 
diciembre, y el gobierno levantó la mayoría de las restricciones sobre 
la venta de materiales de construcción a particulares, redujo los 
precios e hizo un trato con la versión brasileña de Home Depot para 
importar suministros.
El gobierno informó la semana pasada que desde que el cambio entró en 
vigor se habían registrado 360 ventas de casas y cerca de 1,600 
"donaciones" —muy posiblemente esfuerzos para legalizar ventas previas 
que no cumplían todos los requisitos gubernamentales.
Cuba enfrenta una escasez crítica de viviendas, oficialmente de 600,000 
unidades en un país de 11.2 millones de personas. Muchas propiedades 
fueron subdivididas en muchas ocasiones durante las décadas para dar 
cabida a más familias, y ahora podria resultar muy confuso seguir la 
pista a los derechos de propiedad.
El gobierno también ha anunciado que registró 3,310 ventas de vehículos 
y 994 "donaciones" tan sólo durante el primer mes de las nuevas 
regulaciones que permiten la venta de todos los autos y camiones usados.
Anteriormente, sólo los vehículos anteriores a 1959 podían ser comprados 
y vendidos sin restricciones. Hoy en día, todos los vehículos usados 
pueden ser vendidos. Sin embargo, los nuevos vehículos se venden sólo a 
los cubanos que son aprobados por el gobierno y que ganaron su dinero 
trabajando para el beneficio del país, como los médicos que trabajan en 
Venezuela.
Reducir los controles
Menos claro es el impacto de la campaña de Castro para reducir los 
controles directos que el gobierno ejerce sobre la economía, y dar a los 
gerentes de las empresas estatales una mayor autonomía para administrar 
sus negocios de manera más eficiente.
El Ministerio del Azúcar, por ejemplo, que dirigió la que una vez fue la 
principal industria de Cuba mientras ésta caía en el desastre durante la 
última década —la zafra del 2006 fue la peor desde 1905— se convirtió en 
una empresa del Estado. Lo mismo ocurrirá con el servicio de correos de 
la isla.
Pero las nuevas "empresas", al parecer, seguirán dependiendo del mismo 
sistema de planificación centralizada del gobierno que ha demostrado su 
ineficacia en el pasado —en el caso de la zafra azucarera, siendo 
incapaz de asegurar la entrega oportuna de insumos como el combustible y 
las piezas de repuesto.
Los funcionarios del gobierno han planteado la posibilidad de permitir 
la inversión extranjera en el sector del azúcar, y ya han aprobado el 
financiamiento externo para media docena de centros turísticos con 
campos de golf que se construirán en terrenos del Estado, arrendados por 
99 años.
Los viajes al extranjero
Castro también ha dicho que está trabajando en la reforma sin duda 
deseada por los cubanos con mayor urgencia: el derecho a viajar al 
extranjero sin un permiso de salida, que es caro y debe ser aprobado por 
los agentes de Seguridad del Estado.
Los cubanos también quieren aliviar las restricciones sobre el regreso 
de familiares que viven en el extranjero, y la abolición de la "salida 
definitiva", categoría que castiga a aquellos que abandonan la isla para 
establecerse permanentemente en otro país.
Castro dijo a los legisladores cubanos el 23 de diciembre que él 
entendía las peticiones de reformas en la política migratoria, pero que 
los cambios tienen que venir poco a poco, debido a la continua 
hostilidad del gobierno de Estados Unidos. A cualquier cubano que pise 
territorio de Estados Unidos se le permite permanecer y recibir 
residencia en Estados Unidos.
El precio de las reformas
Las reformas de Raúl Castro han tenido un precio.
A medida que eliminaba los subsidios del gobierno, tuvo que recortar el 
gasto en algunos de los sectores que la revolución considera como sus 
"logros" más representativos — la salud, la educación y el bienestar 
social — aunque esos sectores han sido muy dañados desde el fin de los 
enormes subsidios de la Unión Soviética en 1991.
Algunas clínicas de barrios se están cerrando en favor de instalaciones 
más regionales, las universidades están reduciendo la matrícula en 
algunas áreas de estudio, y varios artículos alimenticios que antes se 
vendían por medio de las libretas de racionamiento, ahora sólo pueden 
adquirirse a precios mucho más altos.
Es más, algunas de las reformas anunciadas por Castro, ahora en su sexto 
año en el poder después de suceder a su convaleciente hermano Fidel, se 
pospusieron o fueron abandonadas en medio de informes sobre una fuerte 
oposición desde dentro de la jerarquía gobernante.
Un plan para despedir a 500,000 empleados del estado —el 10 por ciento 
de la nómina pública— entre octubre del 2010 y el 1ro. de abril del 
2011, fue pospuesto sin un nuevo plazo. Y un esquema para vincular los 
salarios a la productividad individual del trabajador, anunciado con 
bombos y platillos en el 2008, no ha sido mencionado durante casi dos años.
Mientras tanto, el esquema básico del sistema político de Cuba no ha 
cambiado: un gobierno de partido único, estrictos controles sobre los 
medios de comunicación, y diversos niveles de represión para aquellos 
que se oponen al gobierno.
Cirugía cosmética
Para los críticos de Castro, todos los cambios equivalen sólo a una 
cirugía cosmetica sin valor y una confesión del fracaso de 53 años de lo 
que los Castro llaman "construyendo el socialismo". Después de todo, 
dicen, la empresa privada existía y las casas podían ser compradas y 
vendidas bajo la dictadura de Fulgencio Batista, antes de la revolución 
de los Castro en 1959.
Para sus partidarios, las reformas son parte de una campaña lenta pero 
segura para eliminar una serie de limitaciones económicas que no tienen 
sentido, avanzar hacia una categoría más productiva de socialismo, y 
mantener el Partido Comunista de Cuba en el poder.
Las únicas certezas son que Cuba se encuentra en medio de cambios 
complejos —que pueden o no dar lugar a un tipo más productivo de 
socialismo— y que Castro no tiene intención alguna de relajar su sistema 
político autoritario y coercitivo.
http://www.elnuevoherald.com/2011/12/31/v-fullstory/1094332/los-saltos-acrobaticos-del-regimen.html
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