Jueves, 28 de Abril de 2011 10:53
Escrito por Odelín Alfonso Torna
Arroyo Naranjo, La Habana, 28 de abril de 2011, (PD) La salud pública
suele certificarse como un baluarte, un logro de la revolución que
debemosalco conservar y subsidiar, aunque por los cuatro costados se
caiga a pedazos por la ineficiencia y el descontrol.
Por ello, de la atención médica el gobierno suele resaltar lo
conveniente, lo que despierte la ira sobre ese enemigo que dicen nos
embarga hasta el último dólar en medicamentos y equipos de última
generación.
Los programas de estudios avalados por el gobierno en materia de
drogadicción, alcoholismo u otras adicciones se presentan como normas o
estimados que sólo bordean la realidad social.
En cuanto a los índices de alcoholismo en Cuba, es visible que su cresta
toma un ascenso irreversible cada año, con mayor incidencia en los
jóvenes, lo que genera también conflictos sociales, muertes y otros
padecimientos fatales. Pero en el sistema de salud cubano, la atención
para este padecimiento decrece y por consiguiente, se busca concentrar
la mayor cantidad de pacientes alcohólicos en centros destinados para
enfermos psiquiátricos y drogadictos.
Al hurgar en el portal cubano INFOMED, encontré un sondeo realizado por
el Programa de Prevención y Control del Alcoholismo en Cuba. Según el
estudio, sólo el 45,2% de la población mayor de 15 años consume bebidas
alcohólicas, con un índice de prevalencia entre el 7 y el 10 %, cifra
que lo sitúa entre los países de más bajo índice en Latinoamérica. De
esta prevalencia, o mejor dicho, de estos pacientes considerados
alcohólicos, sólo el 2% consigue hospitalizarse.
¿Es posible que el 55% restante de la población sean abstemios?
A pesar de que el 90,4% de la población cubana se inicia en la ingestión
de alcohol antes de los 25 años de edad, según el estudio, la mayor
incidencia de alcoholismo se sitúa entre los 25 y 42 años de edad.
Obviamente, las cifras antes expuestas no se corresponden con las
tendencias actuales de consumo -periódico o esporádico- de alcohol.
Los problemas relacionados con el tratamiento del alcoholismo en Cuba
son bien complejos y difíciles. En la sociedad cubana prevalecen las
carencias y conflictos de todo tipo, lo que consigue elevar el consumo
de alcohol, las drogas y los barbitúricos bajo prescripción médica.
El Ministerio de Salud Pública (MINSAP) registra que el 40% de los
ingresos en servicios de urgencias se relacionan con el consumo excesivo
de alcohol.
Si echamos una mirada sobre el número de alcohólicos que albergan las
instituciones médicas habilitadas para ellos, no es difícil resumir que
el grueso de los alcohólicos anda a la deriva. Sólo una pequeña parte
participa en las terapias de grupo en Alcohólicos Anónimos (AA),
organización con más de 18 años de fundada al margen del Estado cubano.
La capital del país, con 2,5 millones de habitantes, sólo cuenta con
pequeñas salas de rehabilitación en hospitales como el Clínico
Quirúrgico 10 de Octubre (antigua Clínica Dependiente), el hospital
militar "Dr. Luís Días Soto", los sanatorios para enfermos mentales
Mazorra, San Juan de Dios y la Quinta Canaria, por sólo citar los
servicios más estables. A esto se le puede añadir, la escasez de
medicamentos y el éxodo de personal médico calificado hacia Venezuela,
Bolivia y Ecuador.
En cuanto al tema del suicidio en Cuba, la ingestión periódica de
alcohol juega su rol. Las cifras indican que hasta un 80% de los
alcohólicos presenta sintomatología depresiva, con una tasa de suicidio
9,22 veces más alta que la de los no alcohólicos.
El Programa de Prevención y Control de Alcoholismo y su estudio titulado
"Alcoholismo y sociedad, tendencias actuales", forma parte de los
escombros institucionalizados de la salud pública cubana. El llamado al
esfuerzo educativo y de prevención es sorbo de olvido que cubre la
verdadera actualización de este flagelo.
http://www.primaveradigital.org/primavera/sociedad/sociedad/1246-alcoholismo-sorbo-de-olvido
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