03-03-2011.
Instituto de la Memoria Histórica contra el Totalitarismo
(www.miscelaneasdecuba.net).- El propósito y la habilidad para destruir
la dignidad humana no fue creación de los Castro, de Hitler, Stalin o
Lenin. Debe venir del infinito humano, de otras bestias similares que
les precedieron en el tiempo.
La degradación del ser humano la practican todos los déspotas, sólo que
la habilidad para conducir al individuo a las ignominias más aberrantes,
es exclusiva de regímenes que tienen capacidad y disposición para
ejercer una crueldad extrema.
Carlos Serpa Maceira ha sido entrampado en la destripadora integral del
castrismo. La máquina represiva cubana, con más de cincuenta años de
experiencia, lo ha transformado en rata, independientemente de cuales
sean sus verdaderas lealtades, porque Serpa ha mentido y traicionado a
unos y otros. Sus dos caras hacen imposible que ni su propia familia
confíe en él.
Le resta la soledad. La risa y los elogios inseguros de quienes le
aplaudan y le feliciten por la misión cumplida. Otros "quebrados" como
él, Sergio Fernández "Junior" y Oscar Madruga, por sólo mencionar dos de
los más recientes farsantes, pueden contarle lo que se siente y padece
cuando se esta mucho tiempo en el fango.
Una vez más la dictadura cubana intenta generar desconfianza y dudas
entre la oposición. El régimen se ha mantenido en el poder aplicando al
máximo la divisa cesariana "divide y vencerás", y en esta ocasión el
símbolo divisivo lo asume Serpa Maceira.
Por décadas, el castrismo ha intentado sembrar inseguridad en la
oposición, sin importar la ribera en que esta cumpla sus objetivos de
luchar por la democracia. En ocasiones lo ha logrado, en otras sólo ha
cosechado fracasos.
El totalitarismo siempre ha tratado de impedir que un sector del pueblo
se organice y conforme la dirección de un núcleo articulado y decidido a
enfrentarlo. Esto le causa la imperiosa necesidad de matar, encarcelar,
reprimir; pero también usar la refinada práctica del envilecimiento
individual y colectivo, la destrucción moral de sus opositores y por
supuesto la descomposición de un amplio sector de la sociedad.
Serpa Maceira es otro ejemplo de la degradación que la dictadura factura
a sus ciudadanos. No todos los hombres tienen precio, pero la mayoría
tiene un límite. ¿Cómo lo llevaron al cero de la dignidad humana? Fue
usando parte de ese infinito de maldad que es capaz de emplear un
gobierno que no respeta el más elemental de los derechos del hombre.
Este destape refleja debilidad, pero también encierra un mensaje de
mayor represión. Los ejemplos de pueblos aletargados que están
despertando son una realidad que inquieta a la dictadura. No es prudente
descartar otra edición de la Primavera Negra y que en esta ocasión la
juventud ciber espacial sea el objetivo.
Junta de Directores
Instituto de la Memoria Histórica Cubana contra el Totalitarismo.
http://www.miscelaneasdecuba.net/web/article.asp?artID=31469
No comments:
Post a Comment