Friday, March 4, 2011 | Por Víctor Manuel Domínguez
LA HABANA, Cuba, marzo (www.cubanet.org) – La recurrencia del tema
racial en los salones de la intelectualidad cubana, no logra concretar
avances, ni a la sombra del poder. En Cuba lo negro no tiene fijador si
no es aferrado a una tumbadora, la tarima de un agro mercado estatal, o
a un terreno de béisbol. Las desventajas por el color de la piel se
mantienen en todos los estratos de la sociedad, aunque ya en los inicios
de la revolución se dieron por terminados oficialmente los prejuicios
raciales en el país.
Desde la prohibición del documental PM (1961) por presentar "sólo negros
bailando", al decir de un censor, el tema de la "gente de color" en la
cultura cubana se convirtió en tabú. Los 36 libros de todos los géneros
escritos y publicados entre 1960-1965 por intelectuales negros en la
editorial El Puente, también fueron eliminados del acervo cultural de la
nación.
El cierre de la editorial y las represalias contra sus integrantes,
acusados de propagar la homosexualidad, el Black Power, de publicar a
exiliados y tener relaciones con extranjeros, demostró la desigualdad de
oportunidades entre blancos y negros en el país.
Las causas de su clausura, afirma el ensayista Roberto Zurbano, integran
"ese capítulo perdido de la historia de la literatura cubana en el
período revolucionario que nuestros grandes textos críticos e
historiográficos, silencian con la mayor tranquilidad".
Pero no sólo El Puente fue objeto de una demolición racial. Los temas
relacionados con las religiones y cultos de origen africano, también
quedaron excluidos por muchos años del arte y la literatura nacionales.
En la actualidad, para la gran mayoría el tema racial sólo se mueve en
los foros mediáticos hacia el exterior, las revistas especializadas y
los encuentros para hablar sobre lo mismo en el interior.
El proyecto cultural Color Cubano, creado por la Unión de Escritores y
Artistas de Cuba (UNEAC) para dar seguimiento a los actos
discriminatorios en el sector, no cumplió sus propósitos en diez años de
gestión. Igual resultado se le augura a la recién creada Comisión cubana
contra la discriminación racial.
Por otra parte, el documental Razas, realizado por Iván Corbalán para el
Instituto Superior de Arte (ISA), si bien demuestra que existe la
discriminación, se queda en la sala oscura de la UNEAC.
Las opiniones sobre el tema expresadas en el documental por etnólogos,
africanistas, artistas, escritores y funcionarios, se apagaron al
unísono con el proyector. De poco sirve que hace unos días, en Casa de
las Américas, se presentara el libro La problemática racial en Cuba, de
Esteban Morales, si no se pone al alcance de los marginados por el color
de su piel.
Tampoco contrarresta la discriminación que se continúe paseando por la
Ruta del Esclavo en los mapas y jardines de la casona del Vedado donde
radica la Fundación Fernando Ortiz. Si 2011 fue declarado por la ONU Año
Internacional para las Personas de Ascendencia Africana, es hora de que
los debates sobre la discriminación racial crucen la frontera del color.
Ya es tiempo de que en Cuba se sienten a la mesa de la integración las
sombras de los dos abuelos, aquellos del poema de Nicolás Guillén, el
blanco y el negro, fundidos a partes iguales en el rostro de la
identidad nacional.
http://www.cubanet.org/articulos/los-negros-en-la-cultura-cubana/
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