Enviado por ei en Enero 17, 2010 – 8:35 am
Emilio Morales Dopico
En días recientes hemos leído las declaraciones del ministro de economía
Marino Alberto Murillo relacionadas con las dificultades que enfrentaran
los cubanos en este año que comienza por la falta de liquidez de su
economía. La culpa según el ministro, la tiene la crisis financiera
internacional.
Por supuesto, Murillo acude al viejo ardid de tapar el problema cubano
con las crisis que acontecen más allá de las costas cubanas. Ya no
importa si son producto de los efectos de la globalización, del embargo
o de los fenómenos naturales. La solución es mágica y rápida, como el
célebre enjuague de manos de Poncio Pilatos. El nuevo ministro se
estrena con la soga al cuello y trata de poner el parche, no antes de
que se abra el hueco, sino antes de que se hunda el bote.
En realidad Murillo no puede hacer nada, él es el ministro de economía,
pero como los anteriores, no tiene voz de mando. Esta sigue llegando
desde el punto cero, esta vez apagada y sin rumbo.
El origen de la falta de liquidez de la economía cubana tiene un
trasfondo de 50 años, de una economía que ha sido totalmente
improductiva y cien por ciento dependiente de la ayuda exterior. Primero
del gigantismo soviético y el bloque socialista. Después de las remesas
y el ALBA.
El pequeño espacio que se abrió a la economía de mercado, cuando se hizo
la apertura al turismo y a la despenalización de la tenencia de dólares
en los primeros años de la década de los 90', fue un tímido ensayo claro
de que el país tenía todas las condiciones para recuperarse
económicamente en un corto tiempo. ¿Pero que detuvo esta pequeña
apertura? No es difícil de explicar. Apenas un año después de
implementadas las medidas el país era otro, casi un cuarto de millón de
cubanos incursionaron en el trabajo privado. Una nueva clase media
comenzaba a surgir con cierto poder económico, variable que los Castro
habían eliminado en los primeros cinco años de la revolución. De pronto
comprendieron que el ensayo era solo para salir de la crisis y mantener
el poder, no para desarrollar la economía.
Mucho ayudó el ALBA. Hugo Chávez con su petróleo barato se erigía como
el pulmón izquierdo de la economía cubana, las remesas y el turismo
hacían de pulmón derecho. Las bonanzas del ALBA terminaron por
despilfarrar recursos en una innumerable cantidad de proyectos sociales,
ninguno con la ventaja de tener un capital de retorno que lo
convirtiera al menos en proyectos sustentables. A eso le sumamos el
disparatado plan de ahorro energético que se le ocurrió al gran
dictador, el cual incluía la compra de un millón de televisores chinos,
tres millones de ollas arroceras y hornillas eléctricas y cuanto cosas
se le ocurrió en su quijotesca batalla por reducir los gastos de
energía. El resultado como siempre, fue un verdadero desastre: los
televisores terminaron por ser regalados a Venezuela, Bolivia, Ecuador y
demás países de ALBA, como parte del contingente de profesionales de la
salud y la educación que cumplían misiones en esos países. Las hornillas
eléctricas descansan en los almacenes de reposición por roturas y
desperfectos.
Mientras tanto, el renglón exportable de mayor peso, el níquel –pues el
azúcar dejo de serlo hace ya unos cuantos años-, bajaba sus ingresos de
forma brutal, de 52,000 USD la tonelada a 10,000 USD, lo que provocó
que la economía disminuyera su frágil capacidad de maniobra para poder
desarrollar otros sectores estratégicos.
Hoy el ALBA es un proyecto medio muerto, el gobierno de Chávez enfrenta
una crisis energética profunda y en esas condiciones es difícil poder
mantener los niveles de subsidios establecidos en los compromisos con
los países del ALBA y con otros de Centroamérica y el Caribe, entre
ellos los compromisos con Cuba. Por lo que el pulmón izquierdo de la
economía de la isla ya comienza a fallar y en unos pocos meses el
pulmón derecho será el que saque la cara a duras penas, para mantener la
economía en el umbral del límite mínimo posible.
Es por ello, que están dirigiendo todos sus esfuerzos en las inversiones
en el área de las telecomunicaciones, en apenas dos años de pronto
aparecieron más de 700,000 celulares, los cuales han disparado los
envíos de remesas a la isla. Así entonces, no nos asombremos si mañana
liberan la venta de autos y de casas, dos pilares bien deprimidos y
necesitados que estimularían el envío de remesas al doble de lo que hoy
la población cubana recibe de su diáspora. Sin embargo, eso no sacaría
de la crisis al país.
Pero lo que si sabe Murillo y los demás ministros y generales es que el
único remedio para eliminar la falta de liquidez es una verdadera
liberación de las fuerzas productivas, que permitan un desarrollo
productivo y sostenible de la economía, donde todos los ciudadanos
tengan el derecho a ganar por lo que producen, a ser dueños de la
riqueza que generan.
El 2010 se presenta como un año muy complejo, por una parte la crisis
social es grande, por otro, los jóvenes cada vez más se muestran más
desafiantes, el pueblo se comienza a despertar del letargo, los más
viejos ansían la solución biológica, incluido muchos de los generales
que están en el poder. Al gobierno de Raúl Castro no le quedan muchas
alternativas para responder a la crisis, esperemos este año algún desenlace.
-FOTO: Emilio Morales: Autor de Cuba: ¿Tránsito silencioso al capitalismo?
Falta de liquidez: responsabilidad total del gobierno de Cuba | Emilio
Ichikawa (17 January 2010)
http://eichikawa.com/2010/01/falta-de-liquidez-responsabilidad-total-del-gobierno-de-cuba.html
No comments:
Post a Comment