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Sunday, July 06, 2008

Nuevo sistema de pago

Nuevo sistema de pago

Oscar Espinosa Chepe

LA HABANA, Cuba, julio (www.cubanet.org) - Recientemente en la prensa
cubana han aparecido entrevistas al Sr. Carlos Mateu Pereira,
viceministro de Trabajo y Seguridad Social, sobre la Resolución No.9
adoptada el 2 de febrero por ese ministerio para centrar los pagos a los
trabajadores y empleados en función de los resultados laborales
obtenidos. Un principio que durante muchos años fue rechazado con vigor
por altos niveles del gobierno, a tal punto que personas que lo
defendieron a fines de los años sesenta, fueron castigadas a realizar
trabajos forzados, acusadas de supuestas desviaciones ideológicas.

Esta nueva legislación podría juzgarse como un paso correcto para la
incorporación de Cuba a una posición más actual y socialmente justa de
la retribución al trabajo. La Resolución tiene por objetivo que quien
más aporte sea el mejor remunerado, lo cual pone término a los sistemas
de pagos vigentes, en su mayoría vinculados a indicadores generales
(ventas, utilidades, ingresos, entre otros). Ahora se busca implantar
en la mayor medida posible el pago a destajo u otras fórmulas que
relacionen el ingreso de los trabajadores con los resultados laborales.

Así, se piensa que deberá producirse un incremento notable de la
productividad y la eficiencia, con una sensible reducción de los costos
de producción y servicios. Como se conoce, los niveles de productividad
en Cuba son sumamente bajos. Entre los años 2000-2007, la productividad
creció en un 39,5%, lo cual no es totalmente confiable por calcularse
sobre la base del crecimiento de un Producto Interno Bruto (PIB) sin
crédito alguno. Al mismo tiempo, en ese período el salario medio
mensual aumentó en un 71,0%, para establecer una proporción
absolutamente desfavorable, que debió afectar extraordinariamente los
costos de las producciones y los servicios en sentido general.

En este contexto, los propósitos que persigue la Resolución No.9 pueden
calificarse como positivos, independientemente de que algunos de sus
aspectos, como los mecanismos reguladores de la estimulación de los
dirigentes y otro personal indirecto podrían no estar a la altura de
aquellas personas que están directamente vinculadas a la producción, a
las que se les pretende pagar por todo lo realizado, sin limitación alguna.

No obstante, los preceptos contenidos en la Resolución son de difícil
aplicación en empresas sin la suficiente autonomía, sujetas a un modelo
de gestión exageradamente centralizado, obsoleto y disfuncional; regidas
en muchas oportunidades por decisiones "políticas", apartadas de la
racionalidad económica. Todo parece indicar que pudiera tratarse de una
medida parcial a implantarse en un contexto cargado de contradicciones y
absurdos. Un escenario que deberá reformarse radicalmente para que este
sistema de pagos pueda alcanzar los propósitos deseados.

En primer término existe el obstáculo de la doble moneda. La abrumadora
mayoría de los trabajadores cobra en el depreciado peso cubano, que el
propio Estado rechaza en casi todas sus tiendas, por lo cual será muy
difícil que con esta moneda puedan surgir estímulos reales. Al mismo
tiempo, se conoce que la mayor proporción de las empresas cubanas carece
de contabilidad confiable, y consecuentemente será también muy
complicado el establecimiento de normas confiables y realistas para
medir el trabajo y, en especial, para controlar el complejo entramado a
implantar.

A estos factores se suma que las empresas no tienen control sobre el
aseguramiento de los insumos necesarios para trabajar, pues reciben los
recursos de otras organizaciones y no resulta novedosa la falta de
suministros para cumplir las tareas. A esto se añade el estado
desastroso de los medios de producción, realidad que imposibilita
garantizar una producción continuada. No es un descubrimiento que la
organización y la disciplina del trabajo en los centros laborales son
altamente ineficientes. Por lo regular las plantillas de trabajadores
están infladas en proporciones muy elevadas, lo cual impide una adecuada
organización. Esto también es un enorme obstáculo, difícil de vencer
sin transformaciones integrales del conjunto de la economía.

Por otra parte, el problema no radica sólo en elevar la producción, sino
en producir artículos de calidad o brindar servicios necesarios, o sea,
no se trata de producir por producir, sino para satisfacer un consumo
con los requerimientos exigidos por el mercado.

La solución no es hacer masivamente techos que se filtren, paredes mal
repelladas y pintadas, cortar marabú para que pasados unos días rebrote
con más fuerza y otras chapucerías, como ocurre usualmente. Incluso, si
no hubiera el control necesario, estos problemas podrían incrementarse
con el nuevo sistema, unidos a otros, como incidir en el aumento del ya
elevado nivel de circulante financiero, sin una contraparte real en la
oferta de bienes y servicios, generándose así nocivos efectos
inflacionarios.

La Resolución No. 9 del Ministerio del Trabajo y la Seguridad Social
podría ser una buena idea, basada en loables propósitos, pero en la
práctica con poca connotación para el incremento de la productividad y
la eficiencia, si no se acompaña de otras reformas que con urgencia
requiere la economía cubana.

http://www.cubanet.org/CNews/y08/julio08/02cronica4.html

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