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Tuesday, January 01, 2008

ENGAÑADOS Y OLVIDADOS

ENGAÑADOS Y OLVIDADOS
2007-12-29.
Roberto de Jesús Guerra Pérez, Periodista y Director Centro de
Información de la Corriente Martiana

Ilusa Caridad Guerra Guerra se entusiasmó en el año 2000, cuando en el
municipio Madruga, en la provincia La Habana, un inspector se presentó
en su destartalada casa y le indicó que debía ir al día siguiente a la
Dirección Municipal de la Vivienda puesto que su caso había sido
analizado junto al de ocho casos críticos de damnificados, para
construir con sus propios manos la vivienda que tanto le urgía.

En una reunión en la Dirección de la Vivienda, le comunicaron a los
casos críticos que les suministrarían los materiales requeridos, pero
que la fuerza de trabajo debían ponerla ellos. Les dijeron que tenían
que arreglar sus terrenos y que las casas se fabricarían entre tres y
cuatro meses.

Hasta aquí todo marchaba a pedir de boca… expresó la engañada. Sólo
faltaba la orden para comenzar a construir. Pasaron los días, los meses…
Les dijeron primero que la arquitecta, que era la encargada de hacer los
planos, estaba de certificado médico por un mes. Luego, que los planos
habían quedado muy mal y los estaban haciendo nuevos. Y después, que los
materiales habían sido asignados a damnificados de un huracán que hizo
su paso por las provincias del Oriente del país.

De este modo, me quedé hasta el 2005 (¡sic!), que fue cuando comencé de
nuevo las gestiones. Fue entonces, cuando me dieron la orden de
construcción, refiere Caridad Guerra, quien agrega que en junio del
2005, el ciclón Isidore arrasó con lo que le quedaba de su destartalado
domicilio. Con lo que le dejó el ciclón, logró hacer un pequeño cuarto
con la ayuda de algunos vecinos, luego comenzó el proyecto de vivienda y
le correspondió un módulo.

Caridad inició entonces los trámites. Se hizo el proyecto. Le entregaron
el plano de la casa y un documento que contiene los materiales
requeridos, y las cantidades correspondientes que le darían. En fin,
todo aparentemente perfecto, subraya la damnificada.

A la semana siguiente fue a Vivienda a entregar un documento, y le
indicaron que dos semanas más tarde fuera para recibir las instrucciones
sobre el transporte y recoger la autorización para ir a buscar los
materiales, que por cierto, le ratificaron que habían.

A las dos semanas fue y comenzó la agonía: no la podían atender porque
no estaba el responsable, porque no estaba la abogada, porque el
inmueble estaba en reparación… Volvió a los 20 días, y lo mismo. Así,
transcurrieron 7 meses, y fue entonces que le comunicaron que ya todos
sus documentos habían sido trasladados para el depósito de materiales, y
los trámites que faltaban eran en este sitio.

Fue Caridad al rastro, y no la atendieron porque este estaba bajo
inspección. Retornó a los quince días y entonces le sugirieron que
volviera en otra ocasión, porque no estaban distribuyendo los materiales
todavía. Cuando ella volvió, entonces la excusa era que no se habían
ajustado los precios; en la visita siguiente, que el encargado estaba
fuera del municipio.

Después de tantas gestiones baldías, le dijeron que no se preocupara,
porque los materiales de cada módulo estaban allí. Y así, llegó el mes
de diciembre del 2006. Y entonces, era que no se entregarían más
materiales hasta el nuevo año.

Y en marzo del 2007, Caridad se presentó allí, y así sencillamente, sin
darle explicación ni excusa le comunicaron que ya no se van a entregar
más materiales para los módulos a damnificados de vivienda, porque el
nuevo proyecto de este año incluía solamente la reparación de edificios
y algunos módulos de vivienda de los asignados mediante el Partido
Comunista de Cuba (PCC).

Y como Caridad no estaba afiliada a este Partido, no se lo dieron. Pero
Caridad descubrió lo peor: una abogada de vivienda se le acercó y le
dijo: no des más carrera que lo que están haciendo contigo es
peloteándote, te dieron la orden de construcción para que estuvieras
tranquila, pero los materiales de construcción no te los van a dar
porque tú tienes un hermano que es preso político, y lo tienen en la
provincia como un Contrarrevolucionario, y tú sábes que aquí hay que
estar con la revolución porque el que esté en contra de ella, nada le toca.

Asegura Caridad que después se enteró que desde el 2005, en la Dirección
Municipal de la Vivienda y en el Rastro, todos tenían la información de
que a ella no se le podía dar el módulo, por familiares suyos, estar
en contra del proceso revolucionario. ¡Me mintieron! ¿Por qué si sabían
esto, no me sentaron y me lo dijeron? Para ser revolucionario, hay que
ser humanitario, yo sabría comprenderlo. A los que estaban siendo
utilizados por los de arriba, se cuestiona Caridad

Y uno se pregunta por qué, en asuntos tan sensibles como la esperanza de
una vivienda, se puede prometer y luego incumplir, abandonando a su
surte a una familia, que por sus ideas, siguen siendo engañada y olvidada.

http://www.miscelaneasdecuba.net/web/article.asp?artID=13363

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