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Tuesday, December 18, 2007

El largo final de una dictadura

18 de dciiembre de 2007

El largo final de una dictadura

Jorge Olivera Castillo, Sindical Press.

LA HABANA, Cuba, diciembre (www.cubanet.org) - La leve y lejana
cobertura hacia el campo de la democracia en Cuba tiene, por el momento,
los días contados. El portazo es algo a anunciar sin equivocaciones en
un escenario que de aperturas apenas puede brindar sentencias y
alusiones de indudable valor semántico, pero nada de realidades tangibles.

Altos dirigentes proyectan discursos donde la espesa ideologización ha
cedido a modestas visiones reformistas, grupos de académicos promueven
un pensamiento adscrito a una lógica muy cercana al pragmatismo en
franca oposición a las políticas actuales o con matices que ofrecen una
perspectiva menos ortodoxa a las del partido comunista, el debate y la
crítica en algunos sectores de la intelectualidad persiste a merced de
tácticas acomodaticias, treguas pactadas y viejos miedos de muchos de
sus integrantes.

Lo que se imagina como un amanecer a cielo limpio, podría ser no más que
una pausa para recibir los aires de otras tormentas.

No es un alarmismo gratuito, es que Fidel Castro vuelve a la lista de
nominados a las "elecciones" a la Asamblea Nacional a efectuarse el
próximo 20 de enero.

A más de 16 meses de convalecencia y sin que ofrezca señales creíbles de
un retorno a los múltiples cargos que ostenta, ahora se postula
ensanchando los márgenes de la incertidumbre. ¿Recobrará la vitalidad de
antaño? , ¿Podrá desde una precaria ancianidad proyectarse como el líder
imbatible y resuelto que embelesó a multitudes durante un mandato aún
por concluir?

Con esta nominación no es de dudar que en marzo de 2008 sea ratificado
como el Presidente de la República, según el procedimiento electivo que
marca el proceso que sus promotores califican como uno de los más
democráticos del mundo.

Tal posibilidad insta a atenuar el margen de esperanzas en relación con
un proceso de apertura no ya hacia una democracia con todos o la mayoría
de sus atributos, sino a un socialismo menos idealista y más cercano a
una funcionalidad concreta.

Hay dudas en la cúpula, no saben el rumbo a tomar ante la ausencia del
hombre que diseñó una nación a su imagen y semejanza. Fidel Castro no
puede escapar de su mortalidad, aunque su séquito persista en maniobras
con vistas a alargar los capítulos de una novela que se acerca a los
primeros párrafos del epílogo.

El problema es que los finales en este tipo de género suelen ser densos
y sinuosos, pero finalmente tendremos que voltear la última página y
empezar a buscar otras lecturas, nuevas historias útiles para borrar un
pasado de tragedias e insomnios.

¿Habrá otra Era para Cuba en 2008? Es azaroso aventurarse en una
respuesta afirmativa. Va y en el primer semestre todavía Fidel gobierna
desde la cama de su hospital o consigue insuflarle un mínimo de
vitalidad a sus 81 años para volver a vestir de verde olivo y salir,
previos acondicionamientos, presidiendo un acto revolucionario.

Cualquier cosa es posible en esta dramaturgia por conservar el liderazgo
de Fidel, aunque sea como un símbolo de notable relevancia para lograr
la cohesión de los herederos y la relativa estabilidad institucional.

Finalmente todo se acaba, pero los meses venideros seguiremos con la
mirada sesgada a través de las rendijas. En lontananza se divisa la
transición, el país sin torniquetes, la libertad plena. Siento decir que
hay aires de tormenta y la presunción de un portazo. La democratización
de Cuba no está lo suficientemente cerca para ver su textura y sus
colores, además es muy poca la cobertura y demasiada la ventolera.

http://www.cubanet.org/CNews/y07/dic07/18a10.htm

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