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Sunday, October 07, 2007

El país de las colas largas

El país de las colas largas (I)

Roberto Santana Rodríguez

3 de octubre de 2007

La Habana – En cualquier país del mundo civilizado la gente hace colas o
filas en el supermercado, en el aeropuerto, en los hospitales, las que,
¿deben ser?, organizadas, racionales, sin incidentes ni personajes que
las hagan especiales.

Precisamente lo que pasa en Cuba, el país de las colas largas, ¿uno
detrás del otro? En Cuba las "colas" están formadas por un número
indeterminado de personas formalmente organizadas o no que intentan a
como de lugar "resolver" lo que les resulta imprescindible.

En Cuba usted se para en cualquier lugar por espacio de algunos minutos,
y comprueba con asombro tal vez que tras suyo se han ubicado varios
semejantes que preguntan entre otras cosas: "¿Compañero, Socio, Asere,
Loco, Mi herma, qué sacaron aquí?, ¿quién es el último?"

Después de largos y exhaustivos estudios me atrevo a esbozar
humildemente una clasificación de las colas y a caracterizar sus
personajes principales, aunque debo aclarar que a veces las colas se
entremezclan de tal forma que resulta imposible establecer una
clasificación exacta.

En cortas o de larga duración, violentas, ¿pacíficas?, informativas,
estresantes y felices, entre otras, se clasifican las colas en Cuba.

Estas colas se desarrollan por ejemplo en la bodega, ¡los mandados del
mes!, del pan, de la leche, en la carnicería, los huevos, ¿la carne?,
cuando venía o la traían, del pollo, del pescado, en la parada de la
guagua o el camello, en la piquera de los almendrones, en la "Shopping",
para el que tenga chavitos, etc.

Colas cortas, muy difícil encontrarlas, están en franco proceso de
desaparición. La mayoría son de larga duración, pueden extenderse por
horas; se recuerdan años atrás aquellas que duraban días o semanas en
las que la gente acampaba en los portales de los establecimientos.

La cola violenta, lo dice la palabra, termina como la "fiesta del
guatao", la pacífica también está llamada a desaparecer porque los
ánimos señores están algo "caldeados". Para corroborarlo sólo hay que
estar en una parada o terminal de camellos cuando no hay inspectores.

Las colas se convierten en verdaderos centros de información popular en
los que la gente habla de todo, desde servicios que se ofertan,
permutas, cuitas amorosas, lo que se comió el día anterior en la casa de
Cachita, hasta noticias de la actualidad, nacional e internacional.

Hacer una cola en Cuba estresa, muchos factores pueden influir en ello:
el calor, el empuje-empuje de la gente, el tiempo que no pasa, y el más
importante, cuyo efecto demoledor puede estresar al corazón más
desentendido, es que al llegar al mostrador la dependienta le diga
sonriente al cliente que la persona que iba delante suyo se llevó el
último… que quedaba.

Colas felices, basta recordar aquellos tres días de julio en los que
acudíamos junto a nuestros padres a las tiendas luego de realizar la
correspondiente cola para comprar los juguetes, básico, no básico y
dirigido que nos "tocaban" en nuestra calidad de infantes.

La suerte desempeñaba un decisivo papel en aquellas colas porque los
niños a los que les tocaba el tercer día compraban no lo que querían
sino lo que sus émulos le habían dejado, las pelotas y los camiones de
volteo.

Prueba de la mezcla entre los tipos de colas de la que hablaba es el
siguiente ejemplo, a propósito le invito a clasificarla:

Lugar: Establecimiento donde ¿arreglan? los efectos electrodomésticos o
tarecos que dan como parte de la "Revolución Energética".

Desde horas bien tempranas han comenzado a llegar personas, en su
mayoría mujeres, que traen bajo sus brazos ollas arroceras, hornillas
eléctricas, calentadores…

El interior del consolidado es pequeño por lo que la mayoría de los
forzados clientes deben permanecer afuera. La mañana avanza, el sol
calienta cada vez más, las personas se aferran al pedacito de acera
donde hay aún sombra, los ánimos se caldean a la par.

Los comentarios de los presentes se escuchan cada vez con mayor nitidez:
"Esta m… no me duró ni una semana, ¡Que barbaridad!", "Que lento
trabajan esos mecánicos, si tuviera dinero para ir al particular", "¿A
qué hora voy a salir de aquí?, el almuerzo, los muchachos, la comida"…

Antecedido por expresiones fatídicas como: "¡Ahora sí!", "¡¡Alabaooo!!",
aparece en el umbral del establecimiento el administrador con cara de
menos amigos de los que tiene normalmente y dice a los presentes:
"Compañeros, lo sentimos, se fue la luz, no podemos hacer nada"…

http://www.bitacoracubana.com/desdecuba/portada2.php?id=5552

"El país de las colas largas" (II)

Roberto Santana Rodríguez

4 de octubre de 2007

La Habana - - Los principales personajes que intervienen en una cola
cubana son los coleros, listeros, marcadores, coleros luchadores, plan
jaba y colados.

El colero es el tronco universal del que derivan los demás. Es aquel que
participa en colas de cualquier tipo, la inmensa mayoría de los cubanos.

El listero es un tipo influyente, privilegiado pudiera decirse, porque
es el encargado de confeccionar la relación de los coleros. ¿Está
facultado?, para pasar lista en cualquier momento, a veces avisa, a
veces no lo hace, el que no esté presente, se jod…, perdió su turno y pa
'tras.

El marcador es quien se "rebela" en contra de la distribución de algunos
productos en este país. Por ejemplo si en una tienda dicen, "Caballero,
es una palangana por persona.

El marcador, como necesita más de un adminículo de este tipo marca una y
otra vez, las que hagan falta, en la cola hasta ver satisfechos sus deseos.

También en esta clasificación es menester mencionar al marcador múltiple
que ¿tiene la facultad? de marcar en varias colas al mismo tiempo en
aras de ahorrar tiempo y esfuerzos pero arriesgándose me parece a perder
al final güiro, calabaza y miel porque al no poder partirse en varios
pedazos puede perder el turno en dos o más de ellas.

Los coleros luchadores son los que compran para revender, a veces son
coleros luchadores acaparadores, por ejemplo los ancianitos que compran
periódicos a 20 centavos para después revenderlos a un peso, los
primeros y los vendedores de gomas y cámaras de bicicleta.

Clásico es el llamado "plan jaba" que divide en las bodegas, carnicerías
y puestos de vianda estatales a los consumidores en "de la calle",
retirados y no trabajadores, y "los plan jaba", "mujeres federadas
trabajadoras".

Le zumba, me ha pasado no sé cuantas veces, que usted esté en la
carnicería para coger la libra de pollo que toca mensualmente y le
parezca que no llega nunca al mostrador porque cada vez que parece va a
avanzar llega un… plan jaba…

El colado es el caradura que no le gusta hacer colas, el apurado, "el
bárbaro" que no está "pa' eso" y de diversas maneras al llegar a una
cola intenta "colarse", comprar en el lugar que no le corresponde.

Las artes de las que se vale para lograr sus propósitos van desde que
por casualidad conozca a un "socio" colero hasta meterse deliberadamente
en la fila haciendo caso omiso de las protestas de sus semejantes.

¿Ejercitamos la mente con la identificación de los coleros en plena faena?

Estamos en la misma cola del establecimiento donde se reparan los
efectos electrodomésticos que presentan alguna dificultad otorgados en
la "Revolución Energética", por supuesto antes de que se fuera la luz.

Las personas están aglomeradas en la acera al frente del consolidado,
llevan bajo sus brazos ollas arroceras, calentadores, jarras
eléctricas…, el sol hace de las suyas, el tiempo parece no transcurrir,
por cada persona que sale del establecimiento llegan dos o tres armadas
de ollas o calentadores… y otras con radios, televisores, planchas,
ventiladores y todo tipo de artefacto electrodoméstico.

Joseito es un muchachón de 17 años, milagrosamente su madre ha
conseguido que le lleve la olla y de paso el radio Selena para ver si
tiene arreglo.

Al llegar a la cola el adolescente dice para sus adentros, "¡Que
embarque!, como hay gente, la pura acabó conmigo".

Su rostro cambia de repente, pasa de la arruga a la esperanza al ver en
la cola a su vecina Domitila, se acerca a la mujer y le susurra:

"Domi tírame un cabo, mira como está esto y yo tengo que ir a la escuela
por la tarde", ¡que estudioso!, "Ponte ahí y que sea lo que sea, pero
hay dos colas, tienes que marcar en la otra para el radio", responde
solicita Domitila.

Joseito marca en la otra cola. Minutos más tarde un hombre que no puede
contenerse más dice lo suficientemente alto para que Domitila le oiga:

"Colada y sigue colando", la mujer de mal talante se vira hacia él y le
espeta: "Oye papito, ponte pa' esto, yo marqué y le marqué al él hace
rato, ¿dónde tu estabas comem…, "Eso es mentira, delante de mi ni mi
madre pa' que lo sepa, el chama y usted pa tras"…

La sangre no llega al río, en ese preciso momento es cuando el
administrador remata su información del corte de electricidad que impide
continuar las labores en el taller de la siguiente forma: "Compañeros es
una rotura, dicen los de la Empresa Eléctrica que la luz viene a las 4
de la tarde"…

Cuba es el país de las colas largas.

http://www.bitacoracubana.com/desdecuba/portada2.php?id=5558

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