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Sunday, October 07, 2007

Durarán?

¿Durarán?
Roberto Santana Rodríguez
5 de octubre de 2007

La Habana – En varias terminales municipales de la capital se han
incorporado ómnibus nuevos de factura china que según las autoridades
contribuirán a reanimar el deprimido sistema de transporte en Ciudad de
La Habana.

Estos ómnibus nuevos, que aún no han llegado a terminales periféricas
como Santiago de las Vegas y el Cotorro, son llamados "peceras" por el
pueblo, debido a su forma rectangular.

Tenían instalado (pasado pretérito) aire acondicionado, se los quitaron
argumentando, según comentarios vertidos por un miembro de sus
tripulaciones: "por la corta distancia entre las paradas que deben hacer
en sus recorridos".

¿Aguantarán el tren de pelea?, ¿durarán o no durarán? Cualquiera puede
hacerse estas preguntas al ver la entrada triunfal de los nuevos carros.

A todas luces la cosa empieza mal porque sólo tienen pequeñas
ventanillas en la parte superior de sus laterales, dificultad que según
los comentarios del ya antes mencionado conductor "ya están en vías de
solucionarse", pero, ¿a la hora de adquirirlos no pudo ser previsto tal
hándicap sabidas por todos las altas temperaturas que imperan en Cuba la
mayor parte del año?

Volvamos a las interrogantes del inicio, ¿aguantan o no la candela del
día a día las nuevas guaguas como las llamamos en Cuba? Lo dudo.

Pienso que como sus predecesoras, las inglesas Leyland, las españolas
Pegaso, las checas Karosa, las yugoeslavas Ikarus, verdaderos centrales
azucareros rodantes, y más recientemente las ya desvencijadas Mercedes
Benz, germano-brasileñas, ensambladas en Guanajay, Cuba, los nuevos
autobuses están condenadas de forma irremisible a terminar, más temprano
que tarde, en un cementerio de chatarra.

¿Por qué? Muy sencillo. Las causas de los problemas en el transporte, no
sólo en La Habana sino en toda Cuba, son mayormente "subjetivas",
dependen de las actitudes que asumen los hombres, negativas por demás,
nadie cuida, más bien destruyen rápidamente.

Los empleados de transporte por ómnibus parecen estar muy ocupados en su
"lucha diaria". El chofer por manejar sin importarle baches ni nada,
frenazos indebidos como si llevara ganado a bordo de su vehículo, exceso
de velocidad, etc., el conductor en sus "olvidos" de entrega de
boletines y carente casi siempre de cambio y el mecánico "resolviendo"
combustible, piezas y otros, etc., es una cadena larga.

No queda mucho tiempo para exigir el cuidado de los ómnibus a su cargo,
se hacen "de la vista gorda" cuando pasajeros "alterados" cometen algún
acto de vandalismo a bordo de los autobuses.

Por su parte los pasajeros rompen ventanillas a golpes, rayan los
asientos, entre otros actos vandálicos. Otros irresponsables en conducta
claramente antisocial lanzan piedras, huevos y otros proyectiles en
contra de los ómnibus que les pasan por el lado.

¿Y por que estos comportamientos?

Porque no existe sentido de pertenencia real, nadie se siente verdadero
dueño de los ómnibus, no existe conciencia en la necesidad de cuidar
estos bienes que a la postre están ahí para aliviar y mejorar la vida de
todos los integrantes de la sociedad.

Estas anomalías contribuyen decisivamente a acortar la vida útil de los
ómnibus, que como todo en este país comienzan muy bien, para luego
sufrir un rápido deterioro que provoca la insuficiencia en los servicios
que requiere la población.

Interesante es la propuesta del opositor Moisés Leonardo Rodríguez
Valdés, promotor inicial de la Corriente Martiana, de restaurar en la
Isla una Empresa parecida a lo que en los años cincuenta del siglo XX
fue la Cooperativa de Ómnibus Aliados.

Implementar medidas como esta y otras que pueden, y deben, tomarse
harían que los cubanos se sientan dueños reales de los medios de
producción y los cuidaran con celo, porque de su funcionamiento correcto
y eficiente definitivamente dependen sus frijoles.

Esto no se logra a base de "conciencia a pulso", en taparrabos o sin
ellos incluso hacer y hacer, como se ha pretendido siempre. El hombre
tiene que disfrutar de las necesidades básicas garantizadas para luego
pedirle que haga por sus semejantes.

No entiendo, ¿por que no pueden coexistir el transporte privado con el
estatal?, el segundo debe aprender mucho del primero. Un ejemplo
fehaciente de esto es la permanencia en las carreteras cubanas por casi
cincuenta años de los camiones de factura norteamericana, que
actualmente, entre funciones, trasladan personal en distintas
localidades de la capital.

Si las cosas siguen como están en cuanto a diseño en el área del
transporte no le auguro mucho tiempo de vida a los nuevos ómnibus
chinos. Hay muchas cosas que cambiar para que puedan realmente ser
eficientes y aguantar el tren de pelea, la candela del día a día.

¿Durarán?

http://www.bitacoracubana.com/desdecuba/portada2.php?id=5566

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