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Thursday, September 20, 2007

TESTAMENTO CASTRÓLOCO

TESTAMENTO CASTRÓLOCO
2007-09-20.
Héctor Peraza Linares

Memento, homo, quia pulvis est et in pulverem reverteris.
Recuerda, hombre, que eres polvo y polvo volverás a ser.
Génesis 3, 19.

Escriba usted, compañero notario: Muero en la indigencia. No poseo nada
material, excepto una Isla de ciento once mil kilómetros cuadrados. Sólo
soy propietario de las tierras, fábricas, playas, hoteles, restaurantes,
medios de comunicación y de producción, transportes, yates, comercios
por dólares, armamentos y de los cinco millones de trabajadores que hay
en este país.

No tengo ni un céntimo, salvo la totalidad del oro existente en las
arcas del Banco Nacional de Cuba, y algunos miles de millones de euros
en la banca europea. Las masas son las únicas verdaderas propietarias de
nuestra nación. Ya lo dije una vez: "¿Pan sin terror? ¡No y mil veces
no! Para mi querido pueblo: ¡Terror sin pan!".

Termino mis días habiendo vivido como vivió San Francisco de Asís. La
única diferencia entre el santo y yo, es que él usó como cinturón un
cordón del que siempre colgaba una cruz; en tanto que yo he usado, como
cinturón, un zambrán del que siempre ha colgado una pistola.

¡¿Cuánto no dieran los camaradas europeos por tener, en sus países, una
cartilla de racionamiento como la que, desde hace más de cuarenta años,
garantiza mensualmente a cada cubano treinta granos de lenteja con
gorgojo, un cuarto de moco de pavo, la foto de un filete en el noticiero
de televisión, y diez toneladas de promesas de un próspero futuro?! ¡Tal
herencia la pueden y la deben hacer suya, viniendo a vivir a Cuba, los
camaradas de cualquier rincón del mundo que sean fanáticos defensores de
mis ideas!

A Diógenes, le dio la locura por acaparar cosas. Las personas que llevan
para sus casas cuanto objeto encuentran en la basura se dice que padecen
del Síndrome de Diógenes. Yo he acaparado infinidad de cargos. A quienes
me imiten en dicho acaparamiento se dirá que tienen el Síndrome de
Castro. ¡Con esto no quiero decir que mis cargos hayan sido basuras ni
que las basuras hayan sido mis cargos! Mi síndrome se lo dejo en
herencia a los millones de dirigentes del Partido, funcionarios del
Gobierno, y altos oficiales de las Fuerzas Armadas Revolucionarias.
Ellos se sienten orgullosos de vivir en un país donde por cada indio hay
diez caciques. A eso la mafia de Miami lo llama burocracia. En honor a
mi memoria debe llamarse: castrocracia.

Stalin testó los Gulags; Hitler, los campos de exterminio. ¿Qué lego yo?
¿Los miles de cubanos que ordené fusilar porque se alzaron contra mí?
¿Los miles que llevé a morir en guerras en África y América Latina? ¿Los
miles que han desaparecido comidos por los tiburones intentando llegar a
Estados Unidos? ¿Los miles que han muerto en el exilio sin que les haya
permitido retornar de visita a este país? ¿O acaso los millones de
padres y madres, hijos e hijas, abuelos y abuelas, nietos y nietas,
hermanos y hermanas, tíos y tías, primos y primas, padrinos y madrinas,
cuñados y cuñadas, suegros y suegras, yernos y nueras, concuños y
concuñas, amigos y amigas, vecinos y vecinas, novios y novias, y
cónyuges que han muerto en la isla sin haber vuelto a ver a sus
familiares, cónyuges, amistades y vecinos exiliados en los Estados
Unidos o en cualquier país del mundo? ¡Nada de eso! ¡Por supuesto que
no! Lo que traspaso a este pueblo en herencia es: ¡La perfecta división
geográfica e ideológica del ciento por ciento de las familias cubanas!

Al morir el Papa Juan Pablo II colocaron sobre su féretro una Biblia, y
el viento movió sus hojas. Dicen que fue "el aire del Espíritu Santo"...
Un gran enigma que nadie ha podido aclarar... Cuando muera pondrán sobre
mi ataúd El Capital de Carlos Marx, y le situarán cerca la hélice de una
avioneta Cessna 310, con el motor encendido, similar a aquella en la que
viajaba Camilo Cienfuegos cuando desapareció. Dicen que "sin dejar
rastro alguno"... Un gran enigma que nadie ha podido aclarar...

Leonardo da Vinci dejó plasmada en el rostro de Mona Lisa la sonrisa más
enigmática y equívoca de la historia de la humanidad conocida como
sonrisa leonardesca; yo dejo plasmado, en el rostro de los casi doce
millones de cubanos que viven en la isla, el avejentamiento más
prematuro e inequívoco de la historia del Hombre conocido como
avejentamiento castresco. Algún gran pintor plasmará, en un óleo, a la
primera en perfecta simbiosis con el segundo. Tal cuadro se llamará:
"Mona Lisa, sin sonrisa, busca una Visa".

Hay plena identidad testamentaria entre Walt Disney y yo. Él, logra,
con su magia como dibujante, que el cómico llanto de un muñeco animado
haga reír a niños, jóvenes y mayores en los cuatro puntos cardinales del
globo terráqueo. Yo, logro, con mi magia como comandante, que la triste
risa de niños, jóvenes y mayores en los cuatro puntos cardinales cubanos
haga llorar al Pato Donald, al ratón Mickey, a Blanca Nieves y los siete
enanitos y a cualquier muñeco nacido del ingenio del célebre creador.

He logrado que a Cuba la hayan dejado de llamar 'la azucarera del
mundo'. Ahora, gracias a mi legado, la llaman "la salación del mundo".

Al concluir mi testamento político le reprocho al difunto Nikita
Jruschov que, en 1961 durante la Crisis de los Misiles, no haya iniciado
la guerra nuclear contra Estados Unidos de Norteamérica. Si el
pusilánime Primer Secretario del Partido Comunista de la Unión Soviética
me hubiere hecho caso, la humanidad habría desaparecido, ¡pero el mérito
de tan colosal suceso histórico hubiera sido exclusivamente mío!

El notario le pregunta:

-¿El mundo que hizo Dios usted lo hubiese destruido?

-¡¡Ése habría sido mi testamento!

http://www.miscelaneasdecuba.net/web/article.asp?artID=11708

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