Los cubanos y su historia
Tania Díaz Castro
LA HABANA, Cuba - Febrero (www.cubanet.org) - Dentro de uno o dos siglos
no será un misterio para nadie el hecho de que por estos tiempos
turbulentos de dictaduras totalitarias, una parte del pueblo cubano -más
de dos millones de habitantes- se haya dispersado por muchos países del
mundo -familias sin territorio propio, pero convencidos de su identidad
común- a consecuencia de un régimen que expulsó primeramente a la
burguesía y los comerciantes y luego originó sin ningún asombro una
larga secuencia de éxodos surgidos en el seno de su proletariado.
Los hombres del futuro habrán alcanzado la libertad y las dictaduras
dejarán de ser una costumbre del pasado.
Los cubanos, que han emigrado a lo largo de 48 años, lo han hecho por
muchas razones, pero la más importante de todas es precisamente la falta
de libertad.
Un cubano de Nueva York, Madrid, Francfort o Moscú, es igual a uno de
Argentina, Miami o Francia. A todos los une el mismo dramático y trágico
destino: salir adelante a partir de cero, de un modo azaroso, fuera de
su tierra natal.
Los cubanos son oriundos de una isla con una historia que se ha repetido
más de una vez. Aquellos que emigraron durante la colonia pudieron
regresar de su exilio, así como esos otros que durante la primera mitad
del siglo pasado prefirieron salir del país antes de afrontar
persecuciones políticas.
Los dos millones de cubanos que viven en decenas de países actualmente
no han dejado de poseer el mismo optimismo que ayer tuvieron los
patriotas independentistas: recuperar el suelo materno cuando todo
finalice, quedarse o marcharse de nuevo sin impedimenta alguna.
Estamos ante una población marcada colectivamente, tanto los que han
marchado del país, como los que se han quedado. Familias deshechas de un
pueblo partido en dos por primera vez en su historia, pero con una aguda
conciencia de la injusticia que se ha vivido.
La acogida que han recibido los cubanos que visitan la Isla en calidad
de turistas, con los días contados como si se tratara de extranjeros,
será la misma que reciban aquellos que el gobierno castrista llama
mafiosos, contrarrevolucionarios y traidores, porque el poder de la
sangre es mucho más fuerte que toda la propaganda que se hace
diariamente contra los que tuvieron luz larga para escapar hacia la
democracia.
El exilio no es derrota. Si acaso, tránsito y espera. Los cubanos,
aunque separados, forman una sola familia. La familia de un reino
poderoso de hermanos, donde la poesía hará su mejor crónica cuando la
libertad desempeñe un papel protagónico en la Isla, cuando el período de
la edad oscura haya terminado.
Sólo entonces podremos abrazarnos todos.
No comments:
Post a Comment