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Wednesday, May 03, 2006

Triste panorama el de los trabajadores cubanos

Triste panorama el de los trabajadores cubanos
Por Oscar Sánchez Madan

Bitácora Cubana, 1 de mayo de 2006 - Matanzas

– Pese a las concentraciones, las gastadas consignas y los discursos
retóricos de este primero de mayo, los trabajadores cubanos se
desenvuelven en un sombrío panorama en el que sus derechos básicos
consagrados en la Declaración Universal de los Derechos Humanos de la
organización de Naciones Unidas, y en otros pactos internacionales, son
groseramente pisoteados. Basta hacer un breve análisis sobre la
permanencia del castrismo en poder para percatarse de ello.

Luego de que en 1959 Fidel Castro y sus partidarios asumieron la
jefatura de la nación y barrieron con todo lo que oliera a sociedad
civil democrática, incluyendo los sindicatos libres, genuinos
representantes de los trabajadores, la situación de los obreros,
campesinos, intelectuales y empleados del sector público cubanos empeoró
mucho más que en los años de la cruel dictadura de Fulgencio Batista,
quien se mantuvo en el poder, gracias a un golpe de estado, desde el 10
de marzo de 1952 hasta el 31 de diciembre de 1958.

A pesar del esfuerzo del pueblo cubano por no dejarse arrebatar las
importantes reivindicaciones reconocidas de la constitución democrática
de 1940, las libertades sindicales y laborales fueron abolidas en los
años 60 por los comunistas, quienes se apoyaron en una “sacrosanta”
militarización del país, utilizando el pretexto de una supuestamente
posible invasión de tropas estadounidenses contra la isla.

Con el apoyo de la entonces Unión Soviética, Castro convirtió la nación
en un verdadero campo de batalla. La persecución oficial obligó a los
principales líderes sindicales a marchar al exilio. Muchos de ellos
fueron a parar a la cárcel.

Con el surgimiento en las décadas del 80 y del 90 de las organizaciones
pro derechos humanos y los sindicatos independientes, cuyo trabajo se ha
desarrollado hasta estos días sobre la base de la no violencia, pero
asumiendo el meritorio e importante legado de quienes enfrentaron al
régimen castrista por otras vías, y gracias al apoyo y la solidaridad
del mundo democrático y de los compatriotas del exilio, la opinión
pública internacional poco a poco ha ido conociendo el triste panorama
que rodea a los trabajadores cubanos.

Como lo han denunciado en los últimos años las organizaciones de la
oposición interna y externa cubanas, el actual gobierno de la isla
continúa impidiendo cualquier intento de los trabajadores a formar
sindicatos independientes que los represente verdaderamente.

El Estado sólo reconoce a una central sindical, la cual es controlada
por el partido comunista y el gobierno. Asimismo, a los trabajadores se
les niega el derecho a la huelga, derecho que aunque no está vedado por
la ley, su ejercicio es obstaculizado por los eficientes órganos de
represión del oficialismo, sobre todo por la policía política.

El estado controla a su antojo el mercado del empleo y decide a la vez
las condiciones de trabajo en el sector público, además controla los
salarios.

La ley de inversión extranjera de 1995, obliga a quienes invierten en el
país a contratar la mano de obra nacional a través de agencias estatales
de colocación, y mientras los inversores pagan a dichas agencias en
moneda libremente convertible, ésta les paga a los trabajadores la cifra
equivalente en devaluados pesos cubanos, apropiándose de más del 90 por
ciento de su salarios.

Por otra parte, y esto es algo inconcebible, los trabajadores tienen que
someterse a una exhaustiva investigación política del Estado antes de
poder ser contratados, a pesar de que, como afirma el gobierno, los
enemigos de la revolución no son ellos, sino los imperialistas.

Quienes trabajan están ajenos a las decisiones empresariales, no se les
consulta ni se les tiene en cuenta para nada, los mismos son víctimas
con bastante frecuencia del abuso de poder de los dirigentes
administrativos estatales y debido a los bajos salarios que perciben y a
la deficiente atención que se les presta, se ven obligados a robarle los
recursos al Estado y comercializarlos en el mercado informal para poder
subsistir.

De tal manera, y pasando por alto muchos otros desmanes, que bien
pudieran mencionarse, podemos llegar a la conclusión de que los derechos
laborales y sindicales de los trabajadores cubanos son flagrantemente
violados, algo que deberá cambiar cuanto antes.

http://www.bitacoracubana.com/desdecuba/portada2.php?id=1941

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