No hay nada que celebrar
Hasta Karl Marx se sorprendería del único desfile de trabajadores esclavos
jueves, mayo 1, 2014 | Miriam Celaya
LA HABANA, Cuba — Desde todos los medios de prensa oficiales arrecia la 
fanfarria convocando a la "gran movilización del pueblo unido que 
acontecerá en plazas y avenidas" este 1ro de Mayo. Címbalos y trompetas 
se congratulan con los clamorosos beneficios alcanzados por la clase 
trabajadora cubana.
Entre las actividades colaterales que se anticipan a "la fiesta" se 
realizó una deslucida celebración del 144 aniversario del natalicio de 
Lenin, en la colina que lleva su nombre en el municipio capitalino de 
Regla, mientras a lo largo de la semana han llovido los actos de entrega 
de condecoraciones y certificados a dirigentes sindicales. Este año 
habrá "un desfile superior", debido a que durante el acto de clausura 
del XX Congreso de la Central de Trabajadores de Cuba (CTC), el 
General-Presidente convocó a "hacer temblar la tierra".
¡Y en verdad es impresionante la cantidad de peso que aguanta esta 
tierra! La realidad cubana es cada vez más incoherente. Solo en Cuba es 
posible celebrar un congreso sindical sin que existan sindicatos o 
premiar a los dirigentes de una organización cuyos aportes más 
destacados en los últimos tiempos consisten en haber anunciado y apoyado 
–como si de un avance se tratara– el plan gubernamental de despidos para 
sacar de sus puestos al 25% de la fuerza laboral del país; aprobar 
impávidos y sin sonrojos un Código Laboral propuesto por el máximo 
explotador de la clase trabajadora el pasado 20 de diciembre, aún no 
publicado; y convocar a una marcha de trabajadores para apoyar al mismo 
sistema político que los despoja de derechos tan elementales como la 
participación libre en las transformaciones económicas que se están 
fraguando desde las oficinas de la cúpula verde olivo, es decir, a 
espaldas de esos trabajadores.
Pero el señor Luis Manuel Castañedo, secretario general de la CTC, 
anunció esta semana en la capital que éste será "un desfile combativo, 
masivo, disciplinado y compacto" para "respaldar el socialismo, la 
unidad en torno a la dirección histórica de la revolución, la 
implementación de los Lineamientos y el apoyo a la liberación de los 
Héroes antiterroristas que permanecen injustamente encarcelados en 
Estados Unidos".
Así, con todo mezclado como en un ajiaco, recitó de un tirón su puñado 
de frases manidas y huecas, carentes absolutamente del menor significado 
para la mayoría de los que marcharán, y probablemente para él mismo.
Así, por el breve tiempo en que dure el paso por la Plaza Cívica, los 
cubanos marchantes pospondrán todas las actividades ilícitas como robo 
al Estado, contrabando, receptación, corrupción administrativa, etc., 
para pasar tan obedientes como simuladores ante el monumento de "la 
raspadura", justo ante la estatua de ese cubano mayor que nunca estuvo 
sindicalizado y que, por demás, rechazaba el socialismo por considerarlo 
"la esclavitud futura". No es posible concebir mayor dislate e hipocresía.
Por las dudas, y habida cuenta que los despidos, las "deserciones" y la 
emigración constante han diezmado las filas de los siempre heroicos 
trabajadores cubanos, la CTC se asegurará de que también asistan los 
CDR, la FMC, la Asociación de Combatientes, los estudiantes y la UJC. 
Hace falta rellenar en lo posible los evidentes claros que se han estado 
abriendo últimamente en las filas de los fieles durante las procesiones.
Cuando, finalmente, el próximo jueves se consume la pantomima 
tumultuaria, nadie estará muy seguro de qué estará celebrando en 
realidad "la clase trabajadora": el cierre de tantas industrias y plazas 
laborales, el aumento de los impuestos, la insuficiencia de los 
salarios, los incumplimientos de la zafra azucarera y de los planes 
agropecuarios, los aumentos de los precios en los mercados, la negación 
del derecho de libre contratación, u otro de tantos similares logros que 
han llegado de la mano de los Lineamientos, fruto cimero del 
tardo-castrismo. Da igual, de lo que se trata es de una cuestión de pura 
forma y no de contenido; no necesariamente de ser, sino de aparentar. No 
señalarse.
Si no fuera tan triste sería risible. Lo más probable es que hasta el 
mismísimo Karl Marx se sorprendería si pudiera ser testigo del único 
desfile de trabajadores realizado en condiciones de esclavitud. Y conste 
que sin necesidad de latigazos ni mayorales. Dicen algunos granujas, de 
esos que siempre andan de guasa, que el General-Presidente tiene una 
carta escondida para garantizar la asistencia: al que complete el 
circuito del desfile se le estimulará con un vaso de leche. ¡Acabáramos!
Source: No hay nada que celebrar | Cubanet - 
http://www.cubanet.org/destacados/no-hay-nada-que-celebrar/
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