La censura del copiar y pegar
Si yo fuera cubano sentiría una gran frustración, más si fuera de ese 
tipo de persona inconformista que quiere conocer los diferentes puntos 
de vista sobre los más diversos temas.
Joan Antoni Guerrero Vall
junio 27, 2013
Un bloguero cubano acaba de hacer un estudio en una de las nuevas salas 
de internet del régimen cubano, Nauta, en el que concluye que, entre 
algunas de las desventajas de las computadoras oficiales, está la 
imposibilidad de copiar y pegar los textos de la web, con lo cual 
tampoco es posible llevárselos a casa, consumir menos conexión y ahorrar.
Se puede especular sobre la adopción de esta mezquina medida por parte 
de las autoridades cubanas, pero parece claro que es una decisión tomada 
con intenciones claramente profilácticas y con el objetivo de evitar la 
propagación de textos y contenidos que resulten comprometedores para el 
estado de opinión que le conviene mantener al régimen en la Isla.
No hay que olvidar que, a pesar de la existencia de imprentas, la 
edición sigue bajo control estatal, y que además la prensa de partido, 
la única permitida, es una característica fundamental del régimen 
establecido, y aspecto vital para el sostenimiento del poder, que es de 
lo que trata por todos los medios la élite que permanece mal dirigiendo 
el país.
La necesidad del régimen por mantener el control sobre las ideas 
esparcidas entre sus vasallos no es novedad en la historia de la 
Humanidad, solo hace falta que recordemos el capítulo de la Edad 
Medieval y la necesidad de algunas instituciones de entonces de mantener 
bajo control la imprenta y la edición con el propósito de que ninguna 
oveja del rebaño se les descarriara.
En el siglo XVI la Iglesia en la Europa Occidental era la que decidía 
qué libros debían publicarse y cuáles no, a la vez que no se permitía la 
edición de libros religiosos con autor anónimo, todo debía ser 
debidamente aprobado por las autoridades con el fin de que las Sagradas 
Escrituras se interpretaran de forma unívoca hacia un solo sentido.
En los tiempos de Felipe II se estableció la Ley de Sangre mediante la 
cual se establecía que solo podían circular los libros marcados por la 
iglesia como no prohibidos, y en caso de saltarse esta norma los 
infractores podían pagar muy caro el delito, incluso con sus propias 
vidas, pues eran condenados a muerte.
De alguna manera todas estas leyes y formas de controlar la información 
perviven en el mundo actual en países como Cuba donde imperan sistemas 
políticos que necesitan limitar la difusión de información y vetar el 
acceso de sus ciudadanos a informaciones alternativas, es por esto que 
en los cibercafés cubanos no se puede copiar y pegar textos.
Una contradicción más de este sistema, que se autodenomina Revolución, 
aunque en realidad todas sus políticas caminan hacia una dirección 
contraria a lo revolucionario, todo se maquina con el fin de que los 
cubanos sigan viviendo, mentalmente, en una especie de Edad Medieval en 
pleno siglo XXI.
Así pues el sistema cubano no solo ha conseguido un empobrecimiento 
material de los cubanos, también es evidente que con este contexto se 
habrá conseguido un crónico empobrecimiento cultural, al poner tantos 
obstáculos a la circulación de información y al conocimiento de visiones 
del mundo alternativas.
No resulta muy agradable saber que tu gobierno decide por ti lo que 
puedes leer o no y tampoco parece ser muy ilusionante conocer que las 
autoridades que se encargan de gestionar los asuntos públicos en tu país 
buscan que desconozcas otras realidades más allá de las que puedes 
conocer dentro de tus fronteras.
Si yo fuera cubano sentiría una gran frustración, más si fuera de ese 
tipo de persona inconformista que quiere conocer los diferentes puntos 
de vista sobre los más diversos temas y hacerse su propia opinión a 
partir de la lectura de criterios distintos y generalmente opuestos, que 
es lo que ocurre normalmente en cualquier tema.
El científico Carl Sagan hizo en una ocasión algunas recomendaciones 
para detectar cuentos engañosos, entre éstas una consideraba que es 
necesario que siempre que sea posible exista una confirmación 
independiente de los "hechos". Me pregunto, en el caso cubano, de qué 
manera el pueblo va a ser consciente de estos cuentos si no tiene 
posibilidad de una confirmación independiente de lo que el régimen le 
presenta como lo correcto.
Source: "La censura del copiar y pegar" - 
http://www.martinoticias.com/content/article/23880.html
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