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Sunday, February 01, 2009

Carta abierta de Roberto Ampuero a la Presidenta Bachelet

Viernes 30 de enero de 2009
Carta abierta de Roberto Ampuero a la Presidenta

Escritor porteño habla sobre viaje a Cuba.

Antes que aborde el avión con destino a Cuba, permítame decirle que
celebro la honestidad y calidad humana con que Ud. gobierna. No siempre
concuerdo con sus decisiones pero, como muchos chilenos, me siento
orgulloso de su figura. La razón es sencilla: Usted es la primera mujer
que llega a la presidencia, sufrió la represión, luchó por la
recuperación de la democracia, y desde La Moneda se afana por promover
la prosperidad y unidad nacional.

A partir del respeto que me merecen su imagen y la de sus padres es que
le manifiesto mi desencanto por su decisión de soslayar, en su próxima
visita a la isla, el carácter represivo del régimen castrista, de
ignorar a los disidentes y de inaugurar la Feria del Libro de La Habana.
Es a mi juicio éticamente censurable, Presidenta, escudarse en el
protocolo para ceder ante un tirano que detenta el poder desde 1959, ha
sido condenado por violación a los derechos humanos en Naciones Unidas e
impide elecciones libres. Alguien que sufrió prisión política, exigió
solidaridad mundial y democracia para los chilenos no puede aterrizar en
la isla y eludir a quienes se oponen pacíficamente al régimen que jamás
ha tolerado agrupación opositora ni voto discordante en el parlamento, y
mantiene presos políticos. Quien conoció el exilio no puede aplaudir a
quien exilia y vitupera a los cubanos en la diáspora, gente que para
entrar a su patria necesita visa gubernamental, tal como los chilenos
que portaban la ignominiosa L en el pasaporte. Los cubanos de hoy son el
espejo de nuestro pasado, Presidenta. Lo que demandaban los chilenos
bajo Pinochet -plebiscito, derecho de asociación, prensa libre, derechos
humanos, fin al exilio y la policía política- es lo mismo que hoy
anhelan los cubanos. ¿O Ud. cree que tras medio siglo de castrismo,
ellos lo refrendarían en elecciones pluralistas? Si para los chilenos 17
años sin libertad fue demasiado, ¿por qué para los cubanos 50 años sin
ellas es insuficiente?

Tampoco se entiende, Presidenta, que Ud. inaugure la feria del libro en
un país donde reina la censura y centenares de intelectuales –sean
Vargas Llosa o Semprún, Zoé Valdés o Daína Chaviano, Arenas o Cabrera
Infante, Padilla o Paquito D' Rivera-, están prohibidos. Allá hay además
por lo menos tres libros de chilenos censurados: Confieso que he vivido,
de Pablo Neruda; Persona non grata, de Jorge Edwards, y Nuestros años
verde olivo, de quien le escribe. Como chileno me duele que mi
presidenta legitime la política cultural de una dictadura que censura a
chilenos. Tampoco resulta congruente que la líder de un gobierno
integrado por socialdemócratas, democratacristianos y liberales, se
desentienda de la represión de los Castro contra personas de convicción
socialdemócrata, liberal y democratacristiana. Desembarcar en La Habana
y hacer como si se llegara a San José de Costa Rica constituye el
sepelio de la superioridad moral de la Concertación en materia de
derechos humanos, despierta odiosas divisiones en Chile y mina la
consistencia de los principios democráticos de su sector, que ha tornado
la defensa de los derechos humanos en leitmotiv. No se puede condenar a
Pinochet y celebrar al mismo tiempo a Castro. Que no la acompañen a la
Feria del Libro novelistas chilenos de trascendencia debiera hacerla
reflexionar sobre el tema. Hay datos innegables: Medio siglo de
totalitarismo, represión brutal contra opositores, prensa controlada,
presos políticos, 8.000 muertes documentadas, exilio, isla en ruinas.
Que nadie diga después: "¡si lo hubiésemos sabido!".

Hace 2.500 años el gran Tales de Mileto preguntaba: "¿Qué cosas vemos
raras veces?" Respondía: "Un tirano viejo". Usted aspira a ver ahora al
más viejo del mundo. Lo que Tales no aclaró fue que, aunque viejo y
enfermo, el abrazo del tirano con un demócrata siempre mancha el poncho
-o la guayabera- de este último. ¿Sabe, Presidenta? Aún anhelo que Ud.
exprese en La Habana lo que supongo anida en su alma de luchadora por la
democracia: La convicción de que la defensa de los derechos humanos es
indivisible y que éstos deben exigirse para todos. También para los cubanos.

Respetuosamente,


Roberto Ampuero

http://www.mercuriovalpo.cl/prontus4_noticias/site/artic/20090130/pags/20090130191136.html

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