Reinaldo Escobar
FRASE: Disfruto el infinito placer de compartir mi vida con Yoani. Somos 
una pareja desde julio de 1993, cuando ella todavía no había matriculado 
en el Instituto Pedagógico ni soñaba con cambiarse de escuela para 
terminar siendo filóloga. Tenemos un hijo de 13 años, una pecera con 
goldfishes y una perra sin raza.
LA HABANA, Cuba, enero (www.cubanet.org) - Aunque fue en abril de 2007 
cuando Yoani Sánchez inició su blog Generación Y, el momento en que su 
nombre pasó del anonimato a la popularidad fue el año 2008. Quizás todo 
comenzó un poco antes, cuando en octubre de 2007 el corresponsal de la 
agencia Reuters lanzó un despacho que luego se publicó en varios 
periódicos del mundo. Eso llamó la atención de The Wall Street Journal, 
que el 22 de diciembre dedicó una página completa con un llamado en 
primera plana sobre esta insignificante ciudadana. Le siguió el 
periódico español El País el 3 de enero de este año con una de esas 
entrevistas colocadas en la contraportada titulada con una frase de la 
entrevistada: La vida no está en otra parte, está en otra Cuba.
Durante los días 23 y 24 de febrero, cuando se realizaba en Cuba el 
proceso para elegir al nuevo Presidente de los Consejos de Estado y de 
Ministros, La Habana se llenó de reporteros de los más importantes 
medios de prensa del mundo. Como si se tratara de una meca caribeña, la 
mayoría de ellos peregrinó hasta el piso 14 del edificio donde vive la 
bloggera. Literalmente, hubo que hacer cola para entrevistarla. The New 
York Times, The Zeit, Newsweek, Washington Post, Reporteros sin 
Fronteras, la televisión alemana, la española, Aljazira y muchos otros 
quisieron hacerle saber a sus diferentes públicos en qué consistía este 
nuevo fenómeno.
En el mes de marzo, el portal desdecuba.com, donde se aloja junto a 
otros el blog Generación Y, fue bloqueado por las autoridades cubanas y 
desde entonces no es posible acceder a él desde Cuba. Gracias a muy 
buenos amigos que viven fuera de la isla, es posible actualizar la 
bitácora y en la actualidad, gracias a otros amigos, es posible leerla 
en 12 lenguas.
En abril, Yoani supo que había ganado el premio Ortega y Gasset de 
Periodismo Digital y en mayo la revista Time la ubicó entre las 100 
personas más influyentes del mundo en la categoría "Héroes y pioneros". 
El gobierno cubano le negó entonces el permiso para salir del país a 
recoger en España el premio que había recibido. En la ceremonia, la 
cubana brilló por su ausencia y otro cubano, también blogger, Ernesto 
Hernández Bustos, recogió en su nombre el diploma. La solidaridad que 
despertó la prohibición fue tan gratificante como el viaje frustrado.
Yoany y Macho
Un mes después, vio la luz un libro sobre Bolivia. El prologuista era 
Fidel Castro y, sin mencionar directamente su nombre, hizo alusión a 
esta joven que recibía "uno de los tantos premios que propicia el 
imperialismo para mover las aguas de su molino". Yoani decidió no 
contestarle, entre otras cosas porque desde que empezó su trabajo eligió 
la política de no responder ataques. Entonces, me pidió que fuera yo 
quien ripostara. Hubo quienes no entendieron su broma de invocar el 
principio machista de que "cuando un hombre ofende a una mujer debe ser 
el marido quien saque la cara"; son personas que quizás debieran pasar 
por el Centro Nacional del Humor a recibir una terapia o simplemente a 
que les expliquen el chiste.
A finales de agosto, Gorki Águila, líder de una banda de rock, fue 
detenido por la policía. Sobre él pesaba una acusación que podía 
costarle cuatro años de cárcel. Yoani, junto a otros amigos fue a la 
llamada Tribuna Antiimperialista José Martí (donde el famoso cantautor 
Pablo Milanés daba un mega concierto) para pedir, pancarta en mano, la 
libertad del roquero. El pequeño grupo fue disuelto a golpes, pero al 
otro día, frente al tribunal donde se celebraba el juicio, todos 
estuvieron presentes y coreando el nombre de Gorki cuando lo vieron 
salir libre, apenas con una multa.
El 4 de septiembre Yoani cumplió 33 años, pero el regalo no le llegaría 
hasta veinte días más tarde cuando, por segunda vez, el gobierno le 
negara el permiso para salir de la isla, esta vez a cumplir una 
invitación a un festival de periodismo en Ferrara, Italia.
En noviembre, Yoani ganó el premio del jurado en el concurso español 
Bitácoras.com y apenas una semana después conoció que en el concurso The 
BOBs, que incluye a más de 12 mil participantes de todo el mundo, había 
recibido también el premio en la categoría Mejor Weblog.
A principios de diciembre, un grupo de bloger junto a los colectivos de 
la revista Convivencia y del portal Desde Cuba organizaron un encuentro 
para intercambiar conocimientos. La policía política, conociendo que 
Yoani ha trabajado como nadie en el propósito de extender la blogósfera 
cubana, la citó para decirle que la actividad no podría realizarse. 
Cuando se negaron a confirmarlo por escrito, ella les dijo que  no se 
atrevían a hacerlo porque eran unos cobardes.
La revista semanal del periódico El País publicó en su edición del 30 de 
noviembre la selección que hizo ese diario de los 100 hispanoamericanos 
más notables del año; la revista Foreign Policy eligió en diciembre los 
10 intelectuales más importantes del año y otro tanto hizo la 
prestigiosa revista mexicana Gato Pardo. Yoani Sánchez aparece en todas 
esas enumeraciones y es la única persona que se repite en más de una lista.
Todos estos sucesos sólo han servido para llamar más aún la atención 
sobre el blog Generación Y, que mensualmente promedia una decena de 
millones de hits y cuyos post reciben cada uno entre 3 y 7 mil 
comentarios. De hecho, esto ha convertido este espacio en una auténtica 
plaza pública virtual donde miles de personas acuden a debatir los 
textos que Yoani escribe y los comentarios que colocan los visitantes.
Hay una regla no escrita que postula que la popularidad atrae enemigos. 
A lo largo de estos meses las hostilidades han venido desde dos 
extremos: el primero y el más lógico, aquellos fundamentalistas que no 
aceptan ni la más mínima crítica al gobierno. Ellos la llaman asalariada 
del imperio, agente de la CIA o, en los casos más benignos, una persona 
confundida que no sabe lo malo que anda el mundo por allá afuera; el 
segundo extremo son los otros fundamentalistas, aquellos que creen que 
todo aquel que puede poner sus dedos sobre el teclado de una computadora 
tiene que ser necesariamente un agente de la Seguridad del Estado. Entre 
ellos se encuentran algunos que obtuvieron un asilo argumentando una 
persecución que nunca sufrieron y que ahora dicen no entender cómo es 
posible que la bloggera no esté en la cárcel ni abandona la isla. Hay 
muchos que no aceptan que a ella le den premios y reconocimientos en 
lugar de dárselos a otros periodistas independientes que han sufrido 
golpizas o que cumplen largas condenas.
Puedo asegurar que ninguno de los galardones recibidos, incluyendo la 
mención del referido prologuista, ha sido gestionado por Yoani.
Por suerte sobran los amigos. A diferencia de quienes la denigran, ellos 
sí muestran la cara y dicen sus nombres. Son muchos –y de eso soy 
testigo privilegiado – que la paran en la calle para decirle que la leen 
y la apoyan. Entre ellos pueden encontrarse algunas figuras públicas, 
cubanos que viven en el exterior, gente de aquí adentro que la conoce a 
través de las antenas parabólicas o de discos que circulan 
gratuitamente, jóvenes y viejos, hombres y mujeres que no saben que esta 
mujer es una de las personas más tímidas del mundo, al extremo que entre 
sus íntimos se ha dicho siempre que posee el don de la invisibilidad, 
por lo mucho que evade ser el centro de atención de los demás.
Disfruto el infinito placer de compartir mi vida con Yoani. Somos una 
pareja desde julio de 1993, cuando ella todavía no había matriculado en 
el Instituto Pedagógico ni soñaba con cambiarse de escuela para terminar 
siendo filóloga. Tenemos un hijo de 13 años, una pecera con goldfishes y 
una perra sin raza.
Tengo derecho a decir que nadie la conoce como yo. Sus peores defectos 
personales constituyen un secreto para sus más encarnizados enemigos y 
sus mejores virtudes aún no han sido descubiertas por sus más fervientes 
admiradores.
Debido a mi profesión, el periodismo, no ha faltado quien diga que soy 
yo quien escribe sus textos. Basta con dar una vuelta por mi blog (¡que 
casi nadie visita!) para comprobar la diferencia de estilos. Eso sí, no 
renuncio a la parte de mérito que me corresponde, porque si yo, con mi 
emblemático delantal de florecitas, no fregara los platos, limpiara la 
casa y le echara agua a las plantas de la terraza, Yoani no tendría 
tiempo para su blog. Ella es tan generosa que me permite leer sus 
trabajos antes de publicarlos para que yo me haga la ilusión de que los 
reviso.
Sin dudas, 2008 ha sido el año de Yoani. Lo que no sabe nadie es que su 
número de la suerte es el 9.
Tomado del blog Desde Aquí (http://www.desdecuba.com/reinaldoescobar/)
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