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Monday, September 03, 2007

Los turistas son del diablo

SOCIEDAD
Los turistas son del diablo

Oscar Mario González

LA HABANA, Cuba - Septiembre ( www.cubanet.or) – Durante muchos años las
relaciones con extranjeros, y particularmente con los turistas, eran
privilegio de los miembros de la alta jerarquía política o de los
elegidos por éstos por considerarlos inmunes al contagio capitalista.
Era necesario aislar al hombre nuevo con la única coraza protectora y
eficaz: el distanciamiento, la incomunicación.

Pero cuando el campo socialista y su tutoría soviética se auto
desintegraron o "auto desconchinflaron", el turismo, junto a las remesas
familiares de los cubanos residentes en el exterior, pasaron a ser los
pilares económicos de la deficiente y maltrecha economía cubana. La
ojeriza gubernamental tuvo que ceder a la permisividad. La revolución
tuvo que cerrar los ojos y hacer de tripas corazón.

Hoy, el relacionarse con un turista no tiene mayor implicación, siempre
y cuando se tome como un hobby. Como un pasatiempo y no como una forma
de vida. Y es que algunos, resulta entretenido e instructivo el
intercambio de ideas con personas diferentes a uno; más aún si provienen
de latitudes bien distintas al entorno propio. El interés es mayor si el
forastero habla otra lengua o las características corporales difieren de
las nuestras.

Pero, ¡los turistas son del diablo! ¡Se les ocurren cada cosas y hacen
cada preguntas!

Por ejemplo, un noruego, vegetariano acérrimo, me aseguró que lo mejor
de Cuba (mejor que sus mulatas de fuego, su cha cha cha y su Havana
Club) era la ausencia total de carne de res de la libreta de
racionamiento. El conceptuar su presencia en el congelador como
reminiscencia pequeño-burguesa y traición a la causa revolucionaria.

Otro, que decía ser del norte de Italia, me confesó su anhelo de vivir
cuatro meses en la Isla, dependiendo únicamente de la libreta de
racionamiento para adelgazar un poco. Le aconsejé asegurarse con Anita
Snow, de la Associated Press, la que jura haber bajado nueve libras en
tan sólo un mes de dependencia exclusiva de la libreta.

Uno que procedía de Austria me preguntó el por qué Fidel siempre andaba
de botas y uniforme. También inquiría sobre las veces que yo había visto
a Fidel. En cuanto a esto último le contesté que personalmente nunca,
pero que en la televisión todos los días y a todas horas.

El último turista con quien conversé en días recientes era de Sierra
Leona, y me consultaba sobre la posible veracidad de los rumores que
hablaban acerca de la muerte de Fidel Castro. Le dije que para dilucidar
tan celoso secreto de estado debía viajar a Venezuela y preguntarle a
Hugo Chávez.

¡No cabe duda de que los turistas son del diablo!

http://www.cubanet.org/CNews/y07/sep07/03a6.htm

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