La otra cara del comunismo
Reinaldo Cosano Alén, Sindical Press
LA HABANA, Cuba, septiembre (www.cubanet.org) - "¿Conoces a esta 
persona? -me dijeron Ramiro Valdés y Osmani Cienfuegos en tono cordial.
Miré de nuevo. En verdad no sabía de quién se trataba. Encontré en el 
retrato un parecido con un cantante argentino que pasó por La Habana. El 
comandante Ramiro Valdés me dijo, sonriendo:
-Sí, es un argentino, pero no canta. ¡Es el Ché!
-Debía viajar a África y enmascarar a Ché para sacarlo de Tanzania."
Lo narrado es una de las muchas experiencias que cuenta Luis C. García 
Gutiérrez (Fisín, La Habana, 1918), viejo militante comunista, sobre su 
labor de enmascaramiento y falsificación de documentos, en su libro La 
otra cara del combate, publicado por la editorial Ciencias Sociales, La 
Habana, 2004.
De paso, García Gutiérrez describe el trabajo de los comunistas cubanos 
desde las primeras décadas del siglo pasado para alcanzar el poder, lo 
que se materializa con Fidel Castro en 1959.
"Fisín" recibió del primer Partido Comunista de Cuba, según cuenta en el 
prólogo de la obra Raúl Valdés Vivó, la encomienda de cambiar los 
rostros de algunos combatientes de la clandestinidad, a los que el 
enemigo no debía reconocer. Para cumplir con su tarea Fisín empleó su 
maestría como dentista, y su conocimiento de la psicología humana.
"Fisín" trabajó secretamente desde 1948 en la falsificación de 
documentos, especialmente pasaportes con visas, en la Sección de 
Habilitación adscrita a la Comisión Militar del Partido Comunista, 
dirigida por Ramón Nicolau González.
"Nicolau desarrolló una útil labor de inteligencia dentro de las Fuerzas 
Armadas: ejercito, marina, aviación, policía, al reclutar a aquellos que 
sentían simpatías por el Partido" -refiere "Fisín", y añade que tenía 
colaboradores secretos en los barcos de guerra Cuba, Yara y Baire. 
También se encontraban en instalaciones del ejército en Casablanca, La 
Cabaña, Columbia, y en puestos militares a lo largo y ancho de la Isla.
"Un compañero de apellido Arbezú, quien trabajaba en un barco, traía 
información para la Comisión Militar desde los Estados Unidos" -afirma 
"Fisín".
La Sección de Habilitación era la encargada de preparar la salida y 
entrada a Cuba y otros países de militantes y agentes secretos del 
Partido, mantener la correspondencia falsa con exacta fidelidad, jamás 
descubierta, aunque eran personas muy conocidas de la policía.
"Fisín" enmascaró antes y después de 1959 a Blas Roca, Fabio Grobart, 
Carlos Rafael Rodríguez, César Escalante, Alfredo Guevara, Raúl Valdés 
Vivó, Isidoro Malmierca, Ramón Calcines, Flavio Bravo, Jorge Risquet, 
Lionel Soto, el guerrillero guatemalteco Luis Augusto Turcios Lima y 
Ernesto Ché Guevara.
"Hubo ocasiones en que en un solo día tuvimos que sacar por el 
aeropuerto de La Habana a once compañeros, uno detrás del otro, casi en 
fila india, con la policía a la vista. La Sección de Habilitación debía 
comprobar in situ que la salida se había producido con éxito".
Sobre cualquier otra especulación, el libro testimonial de García 
Gutiérrez permite entrever el meollo de la cuestión: un hilo conductual 
único y continuo, que arranca en 1925, cuando se fundó el Partido 
Comunista de Cuba, y que llega hasta el presente.
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