¿Y la cuna del bebé?
Reinaldo Cosano Alén, Sindical Press
LA HABANA, Cuba - Enero (www.cubanet.org) - Semana tras semana le crece
el vientre a la futura madre. Y le crece la preocupación obsesiva por la
cuna del bebé. No la venden en ninguna parte. Ocasionalmente en las
tiendas dolarizadas, a precios de infarto.
El vía crucis para conseguir una cuna involucra no sólo a la gestante.
Familiares, vecinos y amigos se lanzan a la búsqueda. Todos pueden
ayudar. El rumor se extiende por el barrio, la ciudad, llega a las
provincias donde residen algunos parientes: ¿Quién vende una cuna?
La respuesta precisa y preciosa puede llegar de cualquier lugar. El
cubano es siempre solidario. La niña (o el niño) tendrá su cuna.
Es difícil de encontrar en un almacén. La cuna se considera un mueble
precioso. Quizás esté escondida en un rincón, con una pata coja, atacada
por el comején luego de soportar los orines de varias generaciones de
bebés. La cuna jamás recibirá el calificativo de trasto.
Otra posibilidad es acudir al carpintero. Pero, ¿dónde encontrar uno? La
carpintería, como otros tantos oficios liberales, está prácticamente
desaparecida. Si aparece el carpintero dispuesto a construir la cuna,
habrá que averiguar si posee licencia comercial. La ilegalidad encarece
el precio por el riesgo de multa, decomiso y hasta la confiscación del
oculto y precario taller.
Cliente y artífice tendrán que acordar quién encuentra o pone la madera,
clavos, tornillos, pintura y barniz, siempre presionados para terminar
la cuna antes del alumbramiento. Habrá que "reciclar" madera de puertas,
ventanas, marcos, vigas de techo, o de la tala furtiva. El estado
controla toda la madera del país y la importada y no la vende a
particulares.
Años atrás se autorizó la venta de muebles nuevos fabricados por
carpinteros particulares: juegos de sala, comedor, cunas y camas. Pronto
se suprimió la licencia. Se alegó la procedencia ilícita de la madera,
con insuficiente secado y el consiguiente deterioro del mueble a corto
plazo.
Los carpinteros evaden la persecución produciendo muebles por encargo,
sin exhibición, de lo que generalmente se ocupan comisionistas
apertrechados de muestrarios fotográficos.
Hay quienes piensan que la baja natalidad en Cuba se debe a que no hay
cunas, y si alguna aparece no hay espacio donde colocarla, y mucho menos
manera de alimentar mejor al recién nacido.
Otros creen que la culpa por los problemas con las camas y las cunas la
tiene el conquistador español que las introdujo en Cuba, menospreciando
la útil, cómoda y barata hamaca de los indígenas cubanos.
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