MISTERIO / ¿POR QUÉ HAN LLAMADO A UN ESPAÑOL?
EL CUSTODIO DEL SECRETO DE CASTRO
ÉL SABE si Fidel se está muriendo. Ha negado que padezca cáncer, pero es 
especialista en cirugía oncológica. El resto de médicos que atiende a 
Castro está aislado incluso de sus familias. En este madrileño, parece, 
tienen más confianza
ANIBAL MALVAR
El martes 19 de diciembre sonó el teléfono móvil del ex presidente 
español Felipe González. Alguien cercano a Raúl Castro le confirmaba, 
confidencialmente, que las horas de Fidel estaban contadas. La noticia 
es citada sin especificar fuentes por numerosos diarios anticastristas. 
Pocas horas después, The Washington Post también publicaba unas 
declaraciones del director de la CIA, John Negroponte, en el mismo 
sentido. ¿Tienen credibilidad? Diarios como La Nueva Cuba y superespías 
como el otrora progresista Negroponte llevan años diciendo más o menos 
lo mismo.
Por los pasillos del Hospital Gregorio Marañón de Madrid pasea en bata 
blanca un hombre a quien se lo podrían preguntar. Pero no va a decir 
nada. El gabinete de prensa del centro médico está colapsado. Desde que 
trascendió la visita que el cirujano José Luis García Sabrido hizo a 
Fidel Castro el fin de semana pasado más de 200 medios de todo el mundo 
han pedido entrevistarse con él. Ni siquiera facilita su currículum para 
disipar cualquier esperanza.
José Luis García Sabrido nació en 1945 en Madrid y es una eminencia 
mundial en investigación de alternativas quirúrgicas para el cáncer de 
páncreas. En julio, el líder cubano había sido operado a causa de una 
hemorragia intestinal, a veces relacionada con procesos cancerígenos. 
¿Qué tiene Fidel? Se aceptan apuestas.
Diez congresistas norteamericanos desplazados a Cuba a principios de mes 
intentaron averiguarlo. Uno de ellos, Jerry Moran, aseguró de regreso a 
su país que había sido imposible contactar con ellos. Que el Régimen 
mantiene a todo el personal médico que atiende a Fidel aislado, incluso, 
de sus familias.
García Sabrido, sin embargo, pasea su secreto por el hospital sin 
barbudos de gafas oscuras que puedan impedirle hablar con quien le dé la 
gana. Está acostumbrado a eludir el protagonismo. Odia hablar de su 
trabajo en primera persona: nosotros, el equipo... Y Raúl Castro lo 
conoce lo suficientemente como para saber -parece- que se puede fiar de 
su discreción.
La visita relámpago de García Sabrido -un avión del Gobierno cubano lo 
recogió el 21 y lo devolvió a Madrid el 22- se fraguó la primera semana 
de noviembre. Entre los días 7 y 10 el cirujano español participó, 
invitado por la Sociedad Cubana de Cirugía, en el noveno congreso 
habanero de esta diciplina. Algunos medios del exilio cubano aventuran 
que ya entonces visitó a Fidel. No es imposible. La relación entre 
García Sabrido, Cuba y, concretamente, los hermanos Castro, no es nueva. 
Él mismo confirmó su estrecha relación con la familia en la rueda de 
prensa que se vio obligado a conceder cuando trascendió su viaje: «La 
familia Castro me permite acceder con facilidad a su amistad». Y 
calificó de «viejos conocidos» a los miembros del equipo médico 
permanente de Fidel.
El doctor Sabrido conoció a los Castro -particularmente a Raúl- a 
principios de los 90 a través de uno de sus grandes amigos, el bailarín 
Antonio Gades, a quien el líder cubano impuso el 6 de junio de 2004, 
seis semanas antes del fallecimiento del coreógrafo, la Orden José 
Martí. Gades ordenó tras su muerte que sus cenizas fueran entregadas a 
Raúl Castro para que hiciera con ellas lo que considerase apropiado.
García Sabrido, uno de sus grandes amigos, se crió entre Madrid y 
Talavera de la Reina (Toledo). Estudió en la Complutense y completó su 
formación en diversas universidades británicas y canadienses. En la 
actualidad es jefe del servicio de Cirugía del Gregorio Marañón. Y, 
desde hace años, suele aprovechar las vacaciones para desplazarse junto 
a su familia -tiene tres hijos- a la isla caribeña.
Se autodefine como «Tauro y duro» y se mantiene en forma a sus 61 años a 
base de correr maratones y practicar la equitación y el buceo. También 
es amigo de introducirse en investigaciones algo atípicas. Con motivo 
del Año Internacional de la Física que se celebró en 2005 haciéndolo 
coincidir con el cincuentenario de la muerte de Albert Einstein -a quien 
considera «la segunda mente más importante de la ciencia después de 
Newton»-, Sabrido escribió un extenso artículo de carácter más 
biográfico que médico sobre el aneurisma que acabó con la vida del padre 
de la Teoría de la Relatividad. Einstein y Castro no son los únicos 
pacientes ilustres -aunque el primero sea póstumo- que han pasado por 
las manos de Sabrido: al líder del PP, Mariano Rajoy, le operó de una 
hernia inguinal. El presidente popular, quizá por eso, no se quiso 
adherir a las palabras de Esperanza Aguirre contra la asistencia «al 
dictador» y justificó la ayuda médica española. Una ayuda que no sólo 
consiste en el envío por encargo personal de especialistas para atender 
a sus líderes. Matías Jove, de la Asociación Española Cuba en 
Transición, no puede hacer un cálculo de la cantidad de medicamentos que 
anualmente hacen llegar a Cuba. El Gobierno cubano, dada la escasez de 
fármacos, permite a los turistas, aparte de valijas de 20 kilos de peso, 
introducir libremente 10 kilos adicionales de equipaje por persona si se 
trata de medicamentos. Aunque también aprovechan para contrabandear 
libros filibusteros: Raúl Rivero, Cabrera Infante...
En todo caso, en Cuba hay un médico por cada 170 habitantes (en España 
es cada 215), algo que quizá tiene que ver con la alta esperanza de vida 
-77 años, la más alta de América Latina- de la que goza su población. 
Hay 447.023 empleados en sanidad pública, 284 hospitales, 436 
policlínicos, 166 clínicas estomatológicas y 3.000 farmacias 
comunitarias subvencionadas al 80%; aunque en ellas apenas hay 
medicamentos. Un sistema sanitario que Sabrido admira sin mojarse 
políticamente: «Mi conocimiento de Cuba me lleva a la admiración de 
muchos logros de la sociedad cubana, pero me reservo mi opinión sobre 
otro tipo de cuestiones políticas». Reservado (ya se ha dicho). Pero no 
dudó al asegurar que Fidel Castro no tiene cáncer.
Con información de Angel Tomás González (La Habana).
http://www.elmundo.es/suplementos/cronica/2007/583/1167519603.html
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