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Wednesday, February 01, 2017

La educación en Cuba y el abuso de menores

La educación en Cuba y el abuso de menores
Los aspectos siniestros de la sociedad de la isla que no toca el
congreso Pedagogía 2017
Miércoles, febrero 1, 2017 | Alberto Méndez Castelló

LAS TUNAS, Cuba.- El crimen comenzó a manos de un profesor en un repaso
a destiempo. La llamaremos María, en honor a la Virgen María, madre de
Cristo. Pero esta María no es virgen, sino crucificada: la virginidad la
perdió antes de cumplir doce años.

Un profesor de una asignatura difícil se ofreció para repasar a María
"después del último turno", en la clase de séptimo grado. En el Oriente
cubano después de las seis comienza a anochecer.

Ese día no fue el de la violación que conduciría a las relaciones
promiscuas. Esa tarde-noche no hubo acceso carnal, sólo algún que otro
roce de las manos del maestro sobre el cuerpo de la alumna.

Pero en los días siguientes la tentación masculina fue desatándose,
imponiéndose sobre la moral de quien debió ser educador y terminó siendo
violador, haciendo de la niña mujer antes de tiempo.

María ahora tiene un hijo veinteañero, es abogada y se ha casado cinco
veces. Cinco padrastros ha tenido su hijo. Su historia es la de decenas
de cubanas que ahora frisan los 50 sin conseguir relaciones íntimas
estables. "Y todo comenzó por un abuso lascivo", dice.

Según el Código Penal cubano, concurre delito de abusos lascivos cuando,
sin ánimo de acceso carnal, se abusa lascivamente de una persona de uno
u otro sexo. Las circunstancias concurrentes son las mismas que en el
delito de violación, sólo que en la lascivia el delincuente no consuma
la penetración.

"Es el clásico manoseo, la palpación que no es sino el llamamiento al
acto sexual, que casi siempre concluye en violación cuando se trata de
menores de doce años de edad", dice María, desde su posición de jurista
y a la vez de víctima.

"Pero no siempre el delito de abuso lascivo es cometido sobre mujeres o
niñas, he tratado casos de niños abusados por pederastas, y estas
personas del sexo masculino no han sido extraños en las familias de sus
víctimas, sino que han jugado roles de tipo afectivo, unas veces por
lazos de familia, otras por amistad; y sí, no están exentos los abusos
que se dan por vínculos instructivos o pedagógicos", declaró a este
corresponsal un profesional de la salud, solicitando anonimato.

Según declaró la semana pasada a Radio Libertad Rosa Hernández,
especialista en derecho penal del Tribunal de Puerto Padre, alertando a
las familias y a la sociedad toda sobre el incremento del delito de
abusos lascivos, si hace algún tiempo quienes delinquían generalmente
eran personas de mayor edad y con bajo nivel cultural, ahora ha cambiado
tanto la edad como la calificación educacional de quienes cometen estos
delitos.

La jurista dijo a la emisora local que ahora se están cometiendo delitos
de abusos lascivos por personas jóvenes, con calificación profesional,
incluso profesores, y que se comenten abusos sobre niños de ambos sexos.

Si bien es cierto el incremento del delito de abusos lascivos en la
sociedad cubana, un criminalista dijo que esta situación no es nueva:
"Siempre ha estado ahí. ¿Qué ocurre? Que en ocasiones esos hechos no se
denuncian, o no se detectan, y entonces en determinado período
erróneamente se cree que existe un alza o una disminución de la
criminalidad, cuando en realidad lo que existe es una pobre detección,
un nivel bajo de esclarecimiento, porque cuando se hace un adecuado
estudio de la situación operativa, el delito está ahí. ¿Dónde? En las
causas y condiciones que generan delitos y en las personas con potencial
para cometer hechos delictivos, y de estos tres factores: causas,
condiciones y personas con potencial para delinquir, estamos rodeados",
aseguró el especialista.

Un pedagogo jubilado, a condición de anonimato, coincidiendo con el
criminalista dijo: "Mire, a la escuela pedagógica de Las Tunas, a la que
llamábamos Formadora de Maestros, ¿sabe cómo la llamaban en tono de
broma allá por los años 80? Pues la forzadora de maestros. Hay una
realidad y es un sol que no podemos tapar con un dedo: en Cuba hemos
cometido enormes dislates con la educación por su improvisación. Tomamos
un alumno y lo hicimos 'profesor', y entonces este 'profesor' hacía de
la alumna su novia o su amante. Sí, sí, una resolución del Ministro de
Educación prohibía eso, ¿pero cuántas veces se aplicó? ¿Y cuántas niñas
fueron desfloradas en las escuelas? Hay una realidad: el Estado suplantó
a la familia, y ahora de esa familia disfuncional, queremos hijos
moralmente correctos, pero eso es como pedirle peras al olmo, ¿no?"

No parecen desencaminados el criminalista ni el pedagogo. Si María fue
abusada por la lascivia de un maestro, más tarde su violador, haciendo
de ella una mujer promiscua, ¿cómo conseguir del hijo de María, ahora
convertido en padre putativo, que mire con buenos ojos al hijastro luego
de él mismo haber pasado noches junto a cinco padres ajenos?

La lascivia, esto es, la propensión a la lujuria, al deleitamiento
carnal, deja de ser juego erótico convirtiéndose en crimen cuando en
lugar de placer, producimos daño a otro. En Cuba el abuso lascivo está
conceptuado entre los delitos contra el normal desarrollo de las
relaciones sexuales y contra la familia, la infancia y la juventud.

Pero de poco sirve conceptuar una acción u omisión en el catálogo de
delitos si son las propias relaciones socioeconómicas del país las
propiciadoras de esos crímenes. En Cuba el monopolio estatal sobre la
sociedad no sólo ha fomentado la promiscuidad a partir de la escuela; el
hacinamiento en los hogares, donde conviven varias generaciones y la
inestabilidad de las parejas son sucesos corrientes, han hecho
proliferar los más disimiles abusos, no pocos constitutivos de crímenes.

Testimonios como los de María, la mujer de esta historia, son reiterados
en Cuba. Muchos casos van a los tribunales, otros no. Pero es que no
basta con sancionar a los delincuentes. Son las causas, las condiciones
imperantes en determinadas sociedades, las que hacen potencialmente
peligrosos a los seres humanos. Y el peligro se hace más grave cuando,
pretendiendo una sociedad moral que no lo es, los hechos denigrantes se
ocultan.

Esta semana comenzó en La Habana el XV Congreso Internacional Pedagogía
2017. Hay más de 2 000 profesionales de 40 países reunidos en el teatro
Karl Marx. "Nuestra invitación es a compartir la alegría de reunirnos a
pensar juntos, con la lógica diversidad de criterios que puede y debe
caracterizar a todo colectivo humano", dijo en la apertura la doctora
Ena Elsa Velázquez, ministra de Educación.

¿Diversidad de criterios en Cuba? Un médico preso por expresar lo que
piensa, el doctor Eduardo Cardet, mujeres llevadas a los calabozos todos
los domingos por manifestarse pacíficamente y hombres golpeados sin
motivo alguno, víctimas de brutalidad policial a la hora de arrestos
arbitrarios, muestran más que la falsedad en las palabras de la ministra
de Educación de Cuba, la inmoralidad en una sociedad disfuncional, y
sobre todo la amoralidad de quienes con motivos "pedagógicos" o
"sociológicos", vienen a Cuba a hacer turismo y activismo político
enmascarados en causas "nobles".

En Cuba tendremos menos abusadores de mujeres, niñas y niños, cuando
tengamos menos unidades militares y más fábricas y campos de cultivo.
Valga decir, cuando la sociedad cubana deje de ser conducida para
transformarse en conductora.

Para conseguir esa categoría humana, tendremos que cambiar de
anfitriones y dejar de recibir como invitados en La Habana a
profesionales de la manipulación política disfrazados de académicos,
como hoy tenemos a muchos congregados en el teatro Karl Marx; porque
hasta el nombre del teatro entraña todo lo opuesto al nombre de María,
la Purísima Concepción, en Cuba tantas veces desflorada antes de
concebir de forma pura.

Source: La educación en Cuba y el abuso de menores | Cubanet -
https://www.cubanet.org/actualidad-destacados/la-educacion-en-cuba-y-el-abuso-de-menores/

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