Cuba sí puede y debe cambiar
El tiempo pasa, la vida es corta y única. El mundo cambia y Cuba sigue 
igual... o peor.
Dagoberto Valdés
febrero 25, 2016
Para un número significativo de cubanos ha comenzado el año 2016 con una 
mezcla de desesperanza, incertidumbre y deseos de marcharse de aquí. Es 
lógico, es normal. El tiempo pasa, la vida es corta y única. El mundo 
cambia y Cuba sigue igual... o peor.
El costo de la vida sube sin parar. La escasez y el desabastecimiento 
deterioran la calidad de vida de la mayoría. La violencia crece fruto de 
la frustración reprimida, de la desarticulación de la familia y del 
fracaso educativo. La salud se resiente y el sistema asistencial es 
deficiente. Cunde la vulgaridad y la cochambre existencial, se 
transmiten actitudes barrioteras y se instaura una cultura de la 
confrontación, la intolerancia y la violencia verbal, ideológica y 
divisionista en el discurso público, en las escuelas y en las actitudes 
fomentadas por las autoridades. Y más profundamente que la galopante 
crisis económica, política y social, están el daño antropológico y el 
analfabetismo ético y cívico. Estos son males contra natura, contra 
cultura y contra el espíritu. Desgraciadamente, pueden revertirse un día 
contra quienes lo consienten. Eso hay que pararlo ya y comenzar a 
fomentar, en el alma de Cuba, la reconstrucción de la persona humana y 
la misma convivencia civilizada que se dice fomentar en las relaciones 
entre países de diversas formas de pensar y con profundas diferencias.
No es una visión pesimista. Es la constatación de una realidad. Vivida y 
ya expresada, sin miedo, por muchos cubanos. Unos lo expresamos 
verbalmente, otros escribiendo y otros con sus gestos, con sus 
decisiones y hasta con sus pies. La inconformidad es creciente y 
sórdida. El éxodo es masivo e imparable.
Las noticias que da el gobierno no alientan, ni contribuyen, a resolver 
nuestra existencia cotidiana. Y lo que es aún peor, impiden, bloquean y 
reprimen la capacidad, la iniciativa y los derechos de los cubanos para 
escoger su propio proyecto de vida, desarrollar sus potencialidades y 
ser protagonistas de su desarrollo y progreso personal, familiar y 
nacional. El inmovilismo, en lo esencial, convierte a las tardías y 
periféricas reformas en un entretenimiento que ignora, insensiblemente, 
las más perentorias necesidades básicas de los cubanos. Así no se puede 
vivir, así no se debe seguir, así, el poder no es para servir.
Aprender de los errores y de los logros de todos
El primer paso para el cambio y la reconstrucción del país es reconocer 
la crisis y las dimensiones de la crisis. Pero no hay que dejarse vencer 
por la inercia, el desánimo o la tentación de escapar. El segundo paso 
es asumir o reafirmar nuestra convicción de que creemos y confiamos en 
las capacidades, en los talentos y en el carácter emprendedor de los 
cubanos y cubanas.
Confiamos, a pesar de todo, en que Cuba tiene hijos e hijas, aquí y en 
la Diáspora, que son tan capaces, nobles, talentosos y virtuosos, como 
los mejores hijos de cualquier otro país. Rechazamos un criterio que, 
lamentablemente, se va abriendo espacio en Cuba y fuera de ella y que 
considera que la situación de Cuba no acaba de encontrar salidas éticas, 
eficaces y ágiles precisamente porque "somos cubanos". Porque la tierra 
sea infértil y el clima sea adverso, no vamos a condenar a la semilla.
Consideramos que este criterio, racista y autodiscriminatorio, que 
evidencia una especie de nacionalismo invertido, es otro fruto del 
fracaso antropológico del sistema ideológico impuesto por más de cinco 
décadas y uno de los principales mecanismos que contribuyen a la 
postración de muchos cubanos, a la minusvaloración foránea de nuestra 
capacidad como pueblo y al mantenimiento del estado de cosas en Cuba.
Confiamos en que los cubanos sabremos aprender de las lecciones de la 
historia pasada: como la salida de Pinochet en Chile, la eliminación del 
apartheid en Sudáfrica, las transiciones en Europa Central y del Este, 
entre otros muchos procesos de diferentes signos políticos y puntos de 
la cultura y la geografía. Confiamos en que sacaremos, con humildad y 
honestidad, también "las moralejas" del más reciente acontecer en 
Europa, Medio Oriente, África y América Latina.
Aprendamos de unos, de otros, de todos, aprendamos lo mejor y saquemos 
lecciones de lo peor. El mundo y nuestra región cambian 
vertiginosamente. Pongamos solo algunos ejemplos, aunque no sean ni los 
únicos, ni quizá los mejores, pero marcan por dónde caminan nuestros 
pueblos:
- Hoy en América las soluciones se buscan por el diálogo, la negociación 
y el consenso, no por la confrontación y las barricadas. CELAC, UNASUR, 
OEA cambian y buscan incluir, no excluir. La inclusión de Cuba hasta en 
la Cumbre de las Américas es solo un ejemplo.
- Hoy la vía pacífica triunfa en este continente. Se sientan a la mesa 
tanto autoridades legítimas, como guerrillas vinculadas a narcos y 
corruptos. Otro ejemplo son Los Diálogos de Paz de Colombia, que 
sepultarán, Dios mediante, la era de las guerrillas y la violencia como 
soluciones demostradamente fracasadas.
- Hoy, los modelos de sociedad más contradictorios, y los gobiernos que 
durante décadas han mantenido por ambas partes una actitud de guerra, 
bloqueo-embargo, y lejanías de sus propios pueblos, se abren, se 
acercan, negocian, establecen mecanismos de diálogo, quizá demasiado 
lento y asimétrico, pero canal al fin. El caso de Cuba y los Estados 
Unidos, el caso de Centroamérica, especialmente de Costa Rica, con los 
migrantes cubanos, son dos ejemplos.
- Hoy, la vía constitucional, pacífica, legal y electoral, ha marcado 
procesos en que los pueblos y sus autoridades están dando muestras 
fehacientes de que es posible un cambio por esa vía. Los ejemplos de 
España, Grecia, Argentina y Venezuela, lo confirman. ¿Seremos los 
cubanos menos que los españoles y los griegos, que los argentinos o los 
venezolanos? Claro que no. Tenemos los mismos defectos y las mismas 
virtudes de esos pueblos hermanos. Y si ellos pudieron, Cuba puede y 
podrá. Lo ha demostrado aquí y en todos los países a donde ha escapado 
en busca de libertad y progreso.
- Hoy, la unidad para el cambio pacífico se ha logrado en la más variada 
diversidad. El ejemplo más reciente en Venezuela lo ha demostrado. El 
chavismo, por su parte, se tornó diverso ante la crisis económica, 
política y social, y muchos ciudadanos chavistas honestos pusieron la 
solución de las necesidades de su pueblo por encima y primero que los 
grupos políticos y las ideologías sectarias. El ejército, la policía y 
los sectores más prudentes del gobierno de Venezuela han garantizado que 
este cambio transcurra en paz. Esa es una actitud digna y aconsejable 
para todos, Cuba incluida. La oposición, ahora reconocida como 
incuestionable mayoría, era considerada por el gobierno, hasta antes de 
las elecciones del 6 de diciembre, como una minoría, unos grupúsculos 
sin base social y hasta unos violentos. Sin embargo, esas minorías se 
unieron en la Mesa de Unidad Democrática (MUD) que fue el mecanismo de 
concertación que encontraron por encima de sus históricas diferencias y 
liderazgos.
- Hoy, la MUD no es un bloque monolítico, ni siquiera un partido o 
frente ideológico. Es lo mínimo para dar voz a las necesidades de los 
venezolanos. Por ejemplo, Leopoldo López y Henrique Capriles no 
coinciden en todo, pero pusieron a Venezuela por encima de sus métodos, 
y no se descalificaron mutuamente. Ramón Guillermo Aveledo y Jesús 
Torrealba han sido, fundadores unos y continuadores otros, sin reclamar 
para sí la paternidad de la MUD porque pusieron a Venezuela por encima 
de sus protagonismos, y no se descalificaron mutuamente. Henry Ramos y 
Julio Borges tienen partidos e ideologías diferentes, incluso este 
último pertenece al partido que más escaños sacó el 6 de diciembre, y 
pusieron a un lado sus liderazgos personales y no se descalificaron 
entre sí. Aprendamos bien de esto los cubanos.
- La MUD, aún después del triunfo electoral, no pudo sacar un candidato 
por consenso, pero no se paralizó por esto, sino que con agilidad buscó 
una salida electoral en su interior, con una elecciones primarias como 
cualquier partido del mundo. Y cada cual acató, sin separarse, la 
voluntad de esas elecciones internas y sin descalificarse. Todo lo 
contrario, Borges elogió a Ramos y este le concedió la primera palabra 
parlamentaria para que presentara el programa legislativo de toda la 
MUD. Estos seis venezolanos dignos, junto a todos los que desde el 
oficialismo han actuado con paz y civismo sin descalificar, han puesto, 
todos juntos, muy en alto el nombre de Venezuela y la confianza de los 
venezolanos en sí mismos. ¿No podremos los cubanos? ¿Somos tan 
diferentes del resto del mundo? o ¿Nos han introyectado un complejo de 
subalternidad e incapacidad cívica y política que nos hace creer que 
nosotros no podemos?
Creemos y confiamos en los cubanos y cubanas
Nosotros creemos que los cubanos y cubanas somos y seremos capaces de 
cambiar. Seremos capaces de escuchar las necesidades crecientes de 
nuestro pueblo, aquí y en cualquier lugar del mundo, y sabremos ponernos 
a su servicio. Los hechos lo dirán.
Nosotros creemos que la unidad en la diversidad es posible y que este 
proceso ya está en camino en Cuba, en Espacio Abierto de la Sociedad 
Civil Cubana, en la Mesa de Unidad de Acción Democrática (MUAD) y en 
otros proyectos cívicos y políticos incluyentes que van creciendo y 
madurando. El futuro lo dirá.
Nosotros creemos que van a ir desapareciendo los caudillismos, los 
sectarismos, y sobre todo, las descalificaciones, y esa inmadurez 
infantil de llevar las simpatías o antipatías personales al sagrado 
campo del servicio a la Nación.
Nosotros somos de los que creemos que, con el empeño de todos los 
cubanos de buena voluntad, se abrirán los caminos para la política como 
servicio al bien común y se irán cerrando las puertas, de parte y parte, 
a los intereses espurios, las manipulaciones foráneas, el "vivir de la 
política". Estamos seguros de que, como nación, iremos madurando y 
capacitándonos para no caer en esas tentaciones, con más formación 
ética, cívica y política, pero esa obra ingente requiere de un proceso 
de aprendizaje, maduración y altura de miras.
Nosotros creemos que los cubanos sabremos encontrar nuestros propios 
caminos, sin copiar ninguno, pero estudiando y aprendiendo de todos los 
demás. Ya lo estamos haciendo.
"Los partidos fuera, la Patria dentro"
No dejamos de recordar, también en estos momentos trascendentales para 
nuestra América y para Cuba, en este año 2016 en que sobrevendrán 
importantes acontecimientos nacionales e internacionales, aquella 
programática frase del delegado de Pinar del Río y Presidente de la 
Asamblea Constituyente de 1940, José Manuel Cortina García, 
refiriéndose, no a la exclusión o al desprecio del rol de los partidos, 
sino al supremo valor de que estos pusieran los intereses de la Nación 
por encima de los programas partidarios. Al comenzar los trabajos para 
redactar la incomparable Constitución de la República de Cuba de 1940, 
expresó:
"Aquí debemos apagar pasiones egoístas y estar hermanados en este 
sagrado propósito de trascendente creación social; y para ello es 
imperiosa la solidaridad nacional. ¡LOS PARTIDOS, FUERA! ¡LA PATRIA, 
DENTRO! Llamo la atención, señores, que esta es una Constituyente; que 
una Constituyente es como un altar de creación, es un templo, y en los 
templos cada uno está obligado a reprimir sus pasiones. Todos tenemos 
pasiones en el corazón; todos tenemos fanatismos pero, señores, en 
momentos peligrosos como estos, no es el fanatismo ni la pasión lo que 
salva al país; a la Patria solo la salva la comprensión".
Con este espíritu, y estimulados por el ejemplo de nuestros hermanos en 
todo el continente y en otras partes del mundo, tenemos la serena 
convicción de que hay cubanas y cubanos caminando por nuestras calles y 
campos, que tienen la virtud, la entereza ética, el espíritu de entrega 
y sacrificio, la formación cívica y política, la experiencia y la 
juventud, la serenidad, el empuje necesario y la firme decisión de 
permanecer aquí, para que Cuba cambie, y cambie hacia una convivencia 
pacífica, civilista, emprendedora, próspera y abierta al mundo.
Pinar del Río, 28 de enero de 2016
163° aniversario del nacimiento de José Martí,
Apóstol de la unidad en la diversidad.
[Este editorial fue publicado originalmente en la revista Convivencia]
Source: Cuba sí puede y debe cambiar - 
http://www.martinoticias.com/content/cuba-si-puede-y-debe-cambiar/116093.html
No comments:
Post a Comment